La encefalitis equina del Oeste (EEO), es una enfermedad causada por el virus del mismo nombre, que pertenece al género Alphavirus de la familia Togaviridae. Al igual que la encefalitis equina del Este (EEE) y la encefalitis equina Venezolana (EEV), la EEO forma parte del grupo de encefalitis causadas por arbovirus. Aunque la evidencia científica y los datos para la vigilancia del evento actualmente son limitados, los brotes recientes y la información disponible en los sistemas de vigilancia de las arbovirosis, han permitido caracterizar de manera parcial el comportamiento clínico-epidemiológico, algunas variables socio demográficas asociadas con el riesgo individual, así como la estimación de su magnitud y gravedad general.
Los brotes de EEO en el ser humano se manifiestan generalmente como casos aislados con cuadro clínico moderado, siendo la mayoría de las infecciones asintomáticas. En casos más severos y raros, las manifestaciones neurológicas incluyen meningitis, encefalitis, o mielitis, siendo que los síntomas específicos varían según el tipo de virus y el síndrome clínico.
Las meningitis se caracterizan típicamente por un cuadro de fiebre, dolor de cabeza, rigidez de cuello y otros signos meníngeos. Las encefalitis por su parte pueden presentarse con fiebre, alteración del estado de conciencia, convulsiones, o signos neurológicos focales incluyendo desordenes motores. El periodo de incubación es de 2 a 7 días y se ha documentado que la Tasa de Letalidad en humanos oscila entre 3-4 %. No existe tratamiento antiviral específico o vacuna para prevenir la enfermedad en humanos.
En los últimos días, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado el informe de “Evaluación de riesgo para la salud pública relacionada con el virus de la encefalitis equina del Oeste en la Región de las Américas”, que tiene como objetivo evaluar el riesgo regional actual para la salud pública relacionado con el virus.
AUMENTO SOSTENIDO DEL NÚMERO DE CASOS
Así, indican que yal 19 de diciembre del 2023, se alertó sobre el riesgo para la salud humana asociado a la circulación del virus de la EEO en equinos en Argentina y Uruguay. Hasta la fecha de publicación de este informe, se habían confirmado 921 casos en equinos (920 en Argentina y un caso en Uruguay).
Posteriormente, el 20 de diciembre del 2023, se confirmó un caso de la enfermedad en humanos en Argentina, y el 30 de enero del 2024 se confirmó un caso humano en Uruguay. En Argentina los últimos casos humanos reportados en este país habían ocurrido en 1982/1983 y 1996, mientras que, en Uruguay, el último caso humano reportado de EEO en humano tuvo lugar en 2009.
Desde noviembre de 2023, “se ha observado un aumento sostenido de casos tanto en equinos como en humanos en ambos países”. Además, se detectó un caso de EEO en un equino en Brasil, en el estado de Rio Grande do Sul, que comparte frontera al sur con Uruguay y al oeste con Argentina. De acuerdo con la información disponible en fuentes oficiales, la OMS indica que, hasta el 14 de febrero del 2024, fecha en la que se elaboró la presente evaluación de riesgo, se han reportado 2.464 brotes en animales (1.445 en 16 provincias de Argentina, 1.018 en 16 departamentos de Uruguay y un caso en un estado Brasil) y 73 casos confirmados en humanos (69 en Argentina y cuatro en Uruguay).
La distribución de casos confirmados en humanos en Argentina y Uruguay coincide con áreas que presentan un mayor número de casos sospechosos y confirmados en equinos. En Argentina se han confirmado 7 defunciones en humanos por EEO durante el brote en curso. “Todos los casos fatales asociados al reciente brote en Argentina (n=7), reportaron antecedentes de haber vivido, trabajado o visitado una zona rural o semi rural y el 86 % de estos (n=6), reportaron antecedentes de enfermedad previa o condición de riesgo (diabetes, enfermedad oncológica, hipertensión arterial, entre otras)”. El mayor número de casos de fallecidos afectó a pacientes entre los 60 y los 79 años y uno de los casos tenía 34 años.
FACTORES QUE AUMENTAN EL RIESGO DE INFECCIÓN
El virus de la EEO circula de forma natural en aves y se transmite a caballos y a personas principalmente a través del mosquito vector Culex tarsalis, pero hay múltiples vectores, incluidos el Aedes melanimon, Aedes dorsalis y Aedes campestris, que mantienen la circulación del virus en ciclos enzoóticos silvestres.
Los caballos y humanos infectados con EEO no pueden contagiar a otros animales o personas. Las aves paseriformes son los principales hospedadores reservorios para los virus de la encefalitis equina del Este (EEE) y la EEO; sin embargo, en América del Sur, otros mamíferos, como roedores y murciélagos, pueden desempeñar un papel como reservorios significativos del virus, mientras que los equinos y los seres humanos sirven como hospedadores terminales y no están involucrados en la transmisión adicional del virus
Así, el informe explica como varios factores podrían estar asociados con el creciente riesgo de exposición a los vectores de la EEO. La temporada de verano en los países del hemisferio sur afecta los hábitos alimenticios del vector. Si bien Culex tarsalis es principalmente un vector ornitófilo durante la primavera-verano, “muestra cambios en sus hábitos de alimentación hacia mediados del verano, incrementando su alimentación sobre mamíferos”.
Los brotes recientes de EEO en Argentina y Uruguay coincide con la temporada de verano en estos países, que generalmente abarca desde diciembre hasta marzo. No obstante, la OMS comenta que “no hay datos disponibles que sugieran un aumento en la densidad del vector”.
Otros factores expuestos son el cambio climático, que conduce al incremento de las precipitaciones y el aumento de las temperaturas; la deforestación debido a la expansión de la frontera agrícola; el aumento de la urbanización; entre otras actividades humanas que favorecen la propagación del vector y que “crean un entorno propicio para la interacción vector-huésped, y como consecuencia, la posibilidad del incremento de la trasmisión del EEO”.
En este sentido, con base en los criterios definidos, el informe ha evaluado que el riesgo general a nivel de la Región de las Américas se ha clasificado como “moderado”.