Las veterinarias tienen dificultades para que la maternidad no frene su carrera investigadora

El pasado 11 de febrero se conmemoró el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Esta fecha, propuesta por la Asamblea General de las Naciones Unidas, tiene el objetivo de reconocer la labor desempeñada por las mujeres en la comunidad científica y tecnológica.

En este marco, la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) ha querido visibilizar la “situación general de la precariedad de la ciencia en España con salarios mileuristas, contratos temporales, emigración de talentos al extranjero y una inversión pública muy por debajo de la media europea”. Asimismo, recalcan que a esto se une “la posición ya de por sí en desventaja de las mujeres”.

Según el estudio Ten simple rules for a mom-friendly Academia, liderado por profesoras de la Universidad de Alicante, “son ellas quienes sufren de forma mayoritaria el abandono de la carrera académica e investigadora tras la maternidad”. Por esta razón, CSIF reclama medidas para que la maternidad no frene la carrera académica e investigadora de las mujeres, como la apuesta por la flexibilidad, el teletrabajo y la eliminación del requisito de movilidad geográfica.

Por su parte, Crue Universidades Españolas señala que “es imprescindible que la universidad y todas las instituciones educativas se comprometan seriamente con la activación de políticas que favorezcan el acceso de las mujeres y las niñas a la ciencia y la investigación, procurando becas y recursos de mayor relevancia, promoviendo su participación en la inteligencia artificial y en los campos de ingeniería, informática y computación, así como desarrollando programas que las empoderen, las visibilicen y les doten de mejores y efectivas medidas de conciliación”.

En el caso de la Veterinaria, y concretamente en España, las mujeres representan más del 65 % del total de profesionales de este sector. Y, según datos de la Organización Colegial Veterinaria (OCV), esta cifra es superior al 70 % entre los colegiados menores de 35 años. Por esta razón, este organismo destaca “el imprescindible papel que desempeña la mujer dentro de esta profesión, un sector que, si tenemos en cuenta a nuestros veterinarios más jóvenes, está cada vez más feminizado”.

Sin embargo, aunque el número de mujeres que se gradúan en las facultades de Veterinaria ha aumentado, esto no se ha traducido en una reducción del sesgo de género y la inequidad.

Recientemente, Flavie Vial y Alejandra Capozzo, de la Agencia de Sanidad Animal y Vegetal del Reino Unido, y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina, respectivamente, publicaron un artículo repasando el papel de las mujeres en la veterinaria a nivel global. En el texto, explicaban que, tras la graduación, “existen pruebas claras de que las diferencias de género persisten en la remuneración y el logro de puestos de responsabilidad y liderazgo”.

SITUACIÓN ACADÉMICA

A pesar de que la mayoría de las estudiantes de Veterinaria son mujeres, en proporción hay más representación académica masculina en el profesorado. En este sentido, Consuelo Serres, decana de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense, comentaba que “las mujeres académicas representan el 53 % del total de profesores, cuando, sin embargo, llevamos unos 30 años con el 70 % o más de estudiantes que son mujeres”.

Y es que, aún con el claro proceso de feminización que está experimentando la Veterinaria, el personal docente e investigador de las áreas de conocimiento propias de esta carrera universitaria no termina de alinearse con esta tendencia.

Por su parte, la catedrática de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona y presidenta de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT), María Teresa Paramio, señalaba que esta desproporción ocurre en todas las ramas de las Ciencias de la Salud y en casi todas las profesiones, donde “los grandes cargos de dirección siguen estando en manos de los hombres”. Ella advierte que se trata de “un tema cultural incrustado en nuestra sociedad” por el que solo se posibilita “la vía masculina”, y que "entorpece la carrera profesional de las mujeres".

En la misma línea, la periodista Victoria Toro, directora de comunicación de la Asociación Española de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas (AMIT), señalaba que “el 52 % de las personas que inician su carrera profesional de investigador en España en el ámbito de la ciencia –incluyendo tecnología y salud– son mujeres, frente a un 48 % de hombres. Las cifras cambian cuando se trata del proceso de posdoctorado, momento en el que se comienzan a igualar, el 50 % mujeres y el 50 % hombres. Así, el siguiente paso al que los profesionales se enfrentan, el contrato como titular, supone ya un punto álgido en la brecha de género: la cifra de mujeres desciende hasta el 44 % y la de los hombres se sitúa en el 56 %”.

Asimismo, Toro afirmaba que esta desigualdad de género se hace ya más palpable en el último escalón. “Cuando se trata de catedráticos y profesores de investigación, los hombres pasan a ocupar un 76 % de los puestos y la mujer queda relevada al 24 %”, subrayaba.

Volviendo a la Veterinaria, Flavie Vial y Alejandra Capozzo explican que el avance y la posición de las mujeres en la medicina veterinaria académica pueden estar influenciados, en parte, “por diferencias pronunciadas de género en la autoría de artículos de investigación veterinaria”. Las mujeres, comentan, tienen menos probabilidades de ser autoras principales de un artículo de investigación y están significativamente subrepresentadas en algunos campos, como la investigación quirúrgica y con animales de producción.

PUESTOS ALTOS CON MENOR PRESENCIA DE MUJERES

Según apunta la última Encuesta de la Profesión Veterinaria de la Federación de Veterinarios de Europa (FVE), las veterinarias dominan todos los sectores laborales en comparación con los varones. Si bien el estudio aclara que "los veterinarios son más propensos a ser propietarios o socios que sus homólogas femeninas (29 % frente a 20 %)".

Como ya se ha evidenciado, en las nuevas generaciones de veterinarios hay más mujeres que hombres, pero los puestos de dirección y presidencias de instituciones veterinarias continúan ocupados en su mayoría por hombres. Sabela Atencia, veterinaria y Diplomada Europea en Medicina Interna de pequeños animales, cree que esto se debe a una cuestión de cambio generacional y señala que “los que ocupan esos puestos pertenecen a unas promociones en las que casi todo eran hombres. Seguro que en los próximos 5-10 años ya se empiezan a ver más mujeres en estos cargos”.

En otro sentido, Flavie Vial y Alejandra Capozzo se hacían eco de un trabajo que menciona la perspectiva de las mujeres sobre el equilibrio de género en el sector de producción animal y la profesión veterinaria y comentaban que, si bien "las mujeres se encuentran entre las más involucradas en las organizaciones cooperativas agrícolas, también son las que menos probabilidades tienen de ocupar puestos de alto rango y de toma de decisiones".

DESIGUALDAD EN LOS SALARIOS

Asimismo, según la encuesta de la FVE, las diferencias salariales también son evidentes entre géneros hablando de tiempo completo. “El salario medio para un veterinario hombre es de 55.360 € y de 46.400 € para una mujer. El 35 % de los veterinarios ganan más de 70.000 €, frente al 22 % de las veterinarias. Del mismo modo, hay más mujeres que ganan 40.000 euros o menos que los varones: 41 % frente a 34 %”, indicaban en este análisis de la situación veterinaria en Europa.

Otro punto interesante está relacionado con la diferencia salarial entre hombres y mujeres en el ámbito educativo y público. En la “universidad nos diferencia el no poder seguir a la misma velocidad la progresión académica o investigadora” por motivos como las bajas maternales, ejemplificaba Consuelo Serres. Con esto, la decana se refería a que las mujeres llegan más tarde a conseguir los complementos de los sexenios.

CONCILIACIÓN FAMILIAR

Con respecto a este último tema, parece que la dificultad de conciliar la vida familiar y la laboral es una de las razones de la desigualdad en la profesión. La catedrática de Genética de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza y del Instituto Agroalimentario de Aragón IA2, Inma Martín Burriel, declaraba que hay una brecha importante en el periodo postdoctoral. "Estás cerca de los 30 años y tienes que dejar familia o pareja para continuar tu carrera investigadora. He visto investigadores hombres que han pasado etapas llevando consigo a sus parejas (investigadoras o no), pero no conozco el caso de ninguna mujer, aunque espero que las haya. Se están haciendo avances teniendo en cuenta los periodos de baja maternal o excedencia para que no sean contabilizados en la producción científica, pero la maternidad es mucho más que eso. Se necesita una igualdad total en hombres y mujeres, tanto en lo profesional como en lo familiar, para que podamos romper el famoso techo de cristal”.

A su vez, Marta Boleda, veterinaria clínica rural en el pirineo de Lleida, comentaba a este medio que “la conciliación es posible, pero sacando horas de donde no las tienes”. Esta veterinaria tiene dos hijos, de 12 y 14 años, y reconoce que ha tenido que hacer “auténticas filigranas para llegar a todo en muchas ocasiones”. Los niños “también han tenido que pasar muchas horas en el coche, ir a hacer visitas conmigo y perderse fiestas de cumpleaños porque no me daba el tiempo para todo”. Por esa razón “ahora me dicen que no quieren ser veterinarios. Es comprensible”, reconoce.

Asimismo, Sabela Atencia considera que “la conciliación familiar es difícil, especialmente para las mujeres, ya que en general se espera que sigamos teniendo una carrera profesional y a la vez ser madres diez”.

Finalmente, Júlia Vergara-Alert, quien hace un año recibió el Premio Nacional de Investigación al Talento Joven de Cataluña, opina que la pieza clave para equiparar la situación de la mujer y el hombre es la “conciliación familiar”. Si tienes hijos, comentaba para Diario Veterinario, “vas a tener un parón o al menos tu carrera se va a ver más o menos afectada en el sentido de que llevas desventaja”.