La influencia de la nutrición en la salud bucal es inequívoca en humanos y animales. En primer lugar, las deficiencias nutricionales se han asociado con el desarrollo de cambios en la cavidad bucal, como gingivitis, placa, cálculos y resorción y pérdida de hueso alveolar.
En segundo lugar, se sabe que el tamaño y la textura del alimento en sí puede tener un efecto preventivo en la aparición de trastornos dentales y periodontales, ya que disminuye la acumulación de placa y cálculo. Finalmente, la acción antioxidante, antiinflamatoria y antimicrobiana de ciertos productos incluidos en la dieta o administrados como suplementos pueden desempeñar un papel importante en la prevención y el tratamiento de trastornos bucales comunes, como la enfermedad periodontal (EP).
Se han publicado revisiones sistemáticas y metaanálisis recientes sobre el impacto terapéutico de la administración de ácidos grasos omega-3 (Ω3) en humanos con EP y todos ellos han demostrado su efecto positivo. Sin embargo, actualmente falta el mismo grado de evidencia en medicina veterinaria, particularmente en especies domésticas, como perros y gatos.
Mientras que en pacientes caninos existe algún estudio que haya evaluado esta asociación, en gatos la información disponible es aún más escasa. Sin embargo, se ha planteado la hipótesis del efecto beneficioso de la suplementación con ácidos grasos Ω3 en el tratamiento de la enfermedad periodontal en la especie felina doméstica.
Por tanto, a la luz del limitado conocimiento en gatos, el objetivo de una revisión realizada por investigadores de Portugal y Países Bajos ha sido proporcionar información actualizada sobre la EP felina, destacando, en particular, la potencial influencia clínica del ácido eicosapentaenoico (EPA, por sus siglas en inglés) y el ácido docosahexaenoico (DHA) en su prevención y tratamiento.
UNA ENFERMEDAD MUY COMÚN
La enfermedad periodontal representa el problema de salud más común diagnosticado en pacientes felinos, y el 70 % de los gatos ya padece alguna forma de esta afección a los 2 años de edad. Esta resulta de una reacción inflamatoria local secundaria a la placa bacteriana y tiene dos etapas principales: gingivitis y periodontitis.
La gingivitis se refiere a la inflamación de la encía, pero es una condición reversible si se implementan medidas de tratamiento y control. Por otro lado, la periodontitis es una afección dental irreversible, de evolución gradual y progresiva, afectando también al ligamento periodontal y al hueso alveolar, lo que puede conducir a recesión gingival, formación de bolsas periodontales e incluso pérdida de inserción dental.
La EP, concretamente, es un proceso oral complejo que involucra la acumulación de placa dental y la consiguiente respuesta inmune del huésped debido a la presencia local de patógenos microbianos.
Además, algunas características adicionales relacionadas con la morfofisiología de la cavidad bucal y el tipo de dieta parecen predisponer al desarrollo y progresión de esta enfermedad. Por ejemplo, se ha sugerido que las razas braquicéfalas están más predispuestas debido a la alta prevalencia de anomalías orales y dentales, como maloclusión.
Asimismo, la correlación entre el tipo de alimentación y la enfermedad periodontal felina ha sido investigada en los últimos años, lo que ha dado lugar a resultados diferentes.
Sin embargo, aunque la dieta pueda tener alguna influencia en el desarrollo de la EP, probablemente no sea el factor predominante, ya que “los gatos salvajes que comen una dieta abrasiva compuesta de pequeños mamíferos, aves, reptiles e insectos no parecen estar menos predispuestos a la enfermedad periodontal en comparación con gatos domésticos alimentados con comida comercial”, comentan los autores.
Finalmente, la falta de higiene bucal mediante el cepillado de dientes y/o golosinas dentales, “es otro factor predisponente, que aumenta la probabilidad de sufrir un problema de salud bucal”.
SUPLEMENTACIÓN DE ÁCIDOS GRASOS
La tasa de suplementación dietética en gatos se ha considerado más baja que la informada en humanos y perros. Una de las principales razones puede ser la mayor dificultad en la administración oral de pastillas y cápsulas a gatos, lo que compromete el cumplimiento por parte del propietario.
Otra posible explicación es el hecho de que hay menos estudios realizados en gatos sobre el efecto de la suplementación, lo que lleva a que haya menos evidencia publicada sobre su impacto positivo.
El efecto beneficioso de los ácidos grasos ha sido cada vez más reconocido en las enfermedades inflamatorias de los animales de compañía. Respecto al efecto de los ácidos grasos en odontología felina, “las investigaciones realizadas hasta la fecha son escasas”, lamentan. Sin embargo, dadas las propiedades metabólicas asociadas a los ácidos grasos, los investigadores consideran posible plantear la hipótesis de su papel preventivo y terapéutico en el curso de este trastorno felino.
Además de sus efectos inflamatorios e inmunomoduladores, el EPA y el DHA “contribuyen con actividades antioxidantes y antimicrobianas en la cavidad bucal”. Asimismo, EPA y DHA se han asociado con actividad antibacteriana, ya que inhiben el crecimiento de patógenos orales como P. gingivalis y P. intermedia, explican.
Por otro lado, los autores se hacen eco de otro estudio que demostraba que “los ácidos grasos protegían de la pérdida de hueso alveolar inducida por inflamación y del daño tisular en conejos con periodontitis inducida experimentalmente”.
ES NECESARIA MAYOR INVESTIGACIÓN
En resumen, en la revisión “hemos mostrado los posibles efectos antiinflamatorios, inmunomoduladores, antioxidantes y antimicrobianos que tiene la suplementación con EPA y DHA en la cavidad bucal, abordando su posible beneficio en gatos diagnosticados con enfermedad periodontal”.
Aunque “concluimos que existe poca evidencia del impacto de estos ácidos grasos Ω3 en esta enfermedad felina, el uso de esta terapia adyuvante tiene base científica suficiente para ser al menos considerado en estos pacientes, a la luz de las investigaciones realizadas en otras especies”.
Por lo tanto, esperan que esta revisión “fomente una mayor investigación, especialmente en gatos con EP en etapa temprana y usando dosis más altas de EPA y DHA, ya que probablemente sean las condiciones más adecuadas para alcanzar una respuesta terapéutica apreciable”.