Los animales domésticos comparten el mismo ambiente exterior que los humanos y, por tanto, están expuestos a los contaminantes exteriores. A diferencia de los humanos, las mascotas no realizan actividades ocupacionales ni hábitos de vida como fumar o consumir alcohol, lo que podría confundir la interpretación de los hallazgos epidemiológicos.
Los perros son unas de las mascotas más comunes y comparten condiciones ambientales con sus dueños. Estudios epidemiológicos han demostrado que los perros parecen ser buenos animales centinela de la asociación de enfermedades y mortalidades provocadas por la exposición crónica a metales pesados (Cd, Pb).
La exposición ambiental al cadmio podría deberse a la contaminación de metales pesados en los alimentos y el agua. Las emisiones antropogénicas mundiales de cadmio atmosférico provienen principalmente de la fundición de metales no ferrosos, la quema de carbón y la fabricación de minerales no metálicos y han aumentado de 1.679 toneladas a 2.246 toneladas durante el último siglo.
La exposición al plomo tiene dos fuentes principales: la ingesta de alimentos y la combustión de carbón, siendo esta última una fuente importante de exposición al plomo para los niños y los perros domésticos.
Por tanto, el objetivo de un trabajo realizado en Italia ha sido investigar si existe asociación entre la mortalidad de perros y la contaminación ambiental mediante la observación de biomonitores de metales pesados en animales, como por ejemplo los jabalíes, que prevalecen en toda la región estudiada.
Los jabalíes están más expuestos a la contaminación por metales pesados que los animales de granja debido a su dieta y hábitos y, por lo tanto, representan un buen indicador ambiental.
Los autores analizaron los casos de defunción y la población registrada en el Registro Canino Nacional de Italia de 2020 a 2022, involucrando una población de perros de 582.564 y 17.507 defunciones. La tasa de mortalidad en perros machos y de raza no pura es mayor que en perros hembras y de raza pura, respectivamente.
Los casos de mortalidad se cruzaron con los datos de contaminación ambiental relacionados con la concentración de Cd y Pb detectados, entre 2012 y 2022, en los distintos municipios de la región de Liguria. Luego calcularon la TME (tasa de mortalidad estandarizada) en toda la región y descubrieron que la mortalidad aumenta desde la costa oriental a la occidental de dicha región.
MAYOR RIESGO DE CÁNCER DE PIEL, TESTÍCULOS Y MAMA
Analizando los datos, observaron que que las áreas más contaminadas presentan las TME más altas. Teniendo en cuenta las edades de los perros, encontraron que la mortalidad en perros jóvenes no se ve afectada por la contaminación, mientras que la mortalidad en perros viejos (de 10 a 20 años) se ve muy afectada por ella.
Los municipios con mayores tasas de mortalidad “presentan niveles significativamente más altos de cadmio, mientras que no se encontró correlación entre la concentración de plomo y la mortalidad”. Al pasar de una zona poco contaminada a una zona muy contaminada, explican, el riesgo de mortalidad “aumenta un 37 %, mientras que la contaminación por plomo no presenta un factor de riesgo”.
En este sentido, al cruzar los tipos de cáncer con la concentración de cadmio, la prueba estadística muestra que en las zonas más contaminadas, “los perros tienen un 68 % más probabilidades de desarrollar cánceres en los tejidos de la piel, un 96,4 % en pene y testículos, y 86 % en glándulas mamarias”.
En conclusión, este estudio “destaca la importancia de realizar investigaciones sanitarias en mascotas y utilizarlas como centinelas de la salud humana”. Los hallazgos preliminares tienen “implicaciones sustanciales no sólo para la salud y el bienestar de los perros sino también para la salud humana, proporcionando una base para futuros estudios que involucren tanto la salud animal como la humana”.