Especialistas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet) dieron un paso importante hacia el desarrollo de técnicas aplicadas a muestras de orina y de sangre para diagnosticar de forma rápida la histoplasmosis diseminada progresiva, una de las infecciones fúngicas oportunistas más comunes entre pacientes con inmunosupresión causada por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH); un reciente trasplante o una enfermedad oncohematológica.
Tal y como publica Conicet, los especialistas comprobaron tras analizar muestras que “su kit en desarrollo para orina es más sensible y específico que dos kits comerciales que se importan y que no son de fácil acceso por sus costos elevados. Paralelamente, constataron que el análisis de sangre también tenía un buen desempeño.”
La histoplasmosis diseminada progresiva, causada por el hongo Histoplasma capsulatum, representa una causa importante de mortalidad en pacientes inmunosuprimidos por VIH, pero si se la diagnostica a tiempo, hay tratamientos para curarla. “Estamos en la etapa de desarrollar un estudio multicéntrico para validar nuestros desarrollos con mayor número de muestras y que alguna empresa se interese para llevar esta tecnología al mercado”, indica María Lujan Cuestas, líder del proyecto e investigadora del Conicet.
La organización señala que, como en pacientes con VIH la histoplasmosis diseminada progresiva es de difícil diagnóstico debido a la inespecificidad de los síntomas de otras enfermedades infecciosas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la detección del antígeno de esa infección en muestras de orina debido a su alta sensibilidad y rápido tiempo de respuesta del diagnóstico.
“En Argentina, actualmente se comercializan dos kits de diagnóstico de ese tipo, pero se tienen que importar y son caros. Según nuestras pruebas, nuestro test en desarrollo para analizar orina resultó ser más sensible y específico que los kits comerciales. Además, estamos elaborando otro kit, como el autotest del COVID-19 o el test de embarazo, que detecta la infección en sangre”, señala Alejandro Nusblat, también líder del proyecto e investigador de la organización.
ESTUDIO CON MUESTRAS DIFERENTES
Los especialistas de este estudio desarrollaron una técnica que permite detectar en sangre anticuerpos con alta sensibilidad y especificidad contra una proteína del hongo conocida como Hcp100, y por otro lado elaboraron una técnica para detectar directamente Hcp100 en orina.
“A partir de nuestros estudios determinamos que Hcp100 funciona bien como nuevo biomarcador en sangre y orina. Los kits comerciales para orina, que se importan, detectan un biomarcador diferente al definido por nuestro equipo de investigación”, afirma Cuestas.
En un siguiente paso, los equipos de investigación que lideran este proyecto, y personal de distintos hospitales del país, analizaron muestras de orina y de sangre de 23 personas con HIV y con histoplasmosis diseminada progresiva, 13 pacientes con otras enfermedades infecciosas y 20 individuos sanos.
“El desempeño de nuestra técnica para análisis de orina fue superior al comercial. La detección de Hcp-100 urinario por nuestro kit demostró ser una herramienta sensible y específica mostrando una mayor sensibilidad (89,3% vs 82,1%) y especificidad (97,0% vs 90,9%) que el kit comercial”, destaca Cuestas. Y agrega que "la técnica para análisis de sangre también demostró una alta sensibilidad”.
UN AVANCE QUE TAMBIÉN SE PUEDE APLICAR EN LA VETERINARIA
Desde Conicet, explican que en los hospitales de Argentina o de la región en donde no se dispone de un kit para detectar antígeno urinario, se realizan otras pruebas para alcanzar el diagnóstico de la histoplasmosis diseminada progresiva. Una de estas pruebas es el cultivo del hongo que puede demorar de cuatro a ocho semanas en desarrollarse y además requiere de laboratorios con nivel 3 de bioseguridad y personal altamente entrenado.
“En este punto, cabe destacar que el diagnóstico definitivo de la histoplasmosis diseminada progresiva se obtiene por el aislamiento del hongo en medios de cultivo específicos o por histopatología usando tinciones especiales para hongos. Sin embargo, estos procedimientos tienen una sensibilidad limitada, es decir, no siempre se puede aislar al hongo o ver su presencia al microscopio óptico y se pueden requerir procedimientos médicos invasivos para obtener las muestras”, puntualiza la investigadora de este estudio.
Los métodos moleculares constituyen alternativas para el diagnóstico de la histoplasmosis diseminada progresiva, pero no han sido suficientemente validados, los costos son elevados y no hay disponibles equipos comerciales. “Por estas razones, desarrollamos técnicas que permiten diagnosticar la infección en muestras de orina y de sangre. Los resultados hasta ahora son alentadores e indican que nuestro desarrollo podría aportar soluciones en un contexto en que la histoplasmosis (y otras micosis emergentes) continuará siendo una micosis de gran interés médico y social en los próximos años, particularmente vinculada al incremento de la población de individuos inmunosuprimidos como pacientes con VIH/SIDA, individuos trasplantados y personas con enfermedades autoinmunes que reciben tratamiento inmunosupresor”, argumenta.
“Nuestro desarrollo no solo sirve para medicina humana, sino también en veterinaria, dado que otros mamíferos pueden padecer histoplasmosis. Perros y gatos suelen padecer formas diseminadas graves de la enfermedad”, señala Cuestas. Y concluye: “Empezamos con el diagnóstico de la histoplasmosis, pero la idea es desarrollar kits de diagnóstico para otras micosis de importancia médica, de los cuales no existen directamente ningún kit para diagnosticarlas”.
Por su parte, Nusblat afirma que “estamos muy contentos de haber llegado a este punto, ya pensando en realizar un estudio multicéntrico para validar nuestros resultados y tener la posibilidad de que a corto o mediano plazo, profesionales de la salud y sobre todo pacientes de hospitales y centros asistenciales, se beneficien con esta herramienta de diagnóstico. Lo importante es continuar y seguir aportando valor a la sociedad”.
Conviene destacar que en este trabajo también participan Carolina Rodríguez Laboccetta, María Agustina Toscanini y Víctor Fernández Briceño, del IMPaM y de Nanobiotec; Agustín Videla Garrido y Alejandro Etchecopaz del IMPaM; Gladys Posse, del Laboratorio de Micología del Hospital Nacional Profesor Alejandro Posadas; y Ruth M. Valdez y Yone A. Chacón, del Laboratorio de Micología del Hospital Señor del Milagro de Salta.