El histoplasma, el hongo que causa la histoplasmosis, existe principalmente en el polvo y el suelo más comúnmente contaminados por heces de pájaros o murciélagos. La inhalación de esporas de hongos puede causar enfermedad pulmonar o potencialmente causar enfermedad en cualquier órgano del cuerpo. En los humanos, cualquier actividad que conduzca a la aerosolización del polvo, como trabajos de excavación, construcción y demolición, entre otros, puede aumentar la probabilidad de infección. Se desconocen los factores de riesgo de comportamiento en los perros, pero la exposición a las aves de corral y las dependencias son factores de riesgo para los gatos que viven al aire libre.
Curiosamente, aproximadamente del tercio de los gatos diagnosticados con histoplasmosis en los EEUU viven en interiores, lo que significa que nunca salen de la casa. Esto sugiere que el histoplasma se encuentra en el hogar. Investigaciones recientes del Centro de Ciencias de la Salud Veterinaria de la Universidad Estatal de Oklahoma muestran que la composición genética del histoplasma que infecta a los perros y gatos es idéntica al histoplasma que infecta a los humanos. No se sabe con qué frecuencia los humanos se infectan en sus hogares. Se necesita investigación adicional sobre este peligro potencial para la salud.
SIGNOS CLÍNICOS MÁS COMUNES
Los signos clínicos de histoplasmosis en perros y gatos varían mucho y dependen de los órganos infectados. Los signos clínicos más comunes en los gatos incluyen fiebre, disminución de la energía, pérdida de peso, disminución del apetito y aumento de la frecuencia respiratoria.
Por otra parte, los signos clínicos más comunes en perros incluyen fiebre, diarrea, pérdida de peso, disminución de energía y disminución del apetito. Si no se diagnostica temprano y se trata adecuadamente, la histoplasmosis a menudo resulta mortal. Lamentablemente, lo más frecuente es realizar un diagnóstico erróneo de una infección bacteriana más común u otras enfermedades con signos clínicos similares en perros y gatos, lo que retrasa el tratamiento correcto.
Generalmente, el diagnóstico de histoplasmosis ha requerido encontrar el hongo en muestras de tejidos o fluidos corporales, pero se ha desarrollado una prueba más reciente que requiere solo una muestra de orina y es un medio de diagnóstico confiable y no invasivo en perros y gatos.
Una vez diagnosticado, se requiere un tratamiento a largo plazo (al menos seis meses) con un medicamento antimicótico. El tratamiento con antibióticos no es efectivo. El tratamiento continúa hasta que se resuelven los signos clínicos y otros indicadores de enfermedad. La infección puede ser difícil de eliminar y se informan recaídas después de suspender el medicamento antimicótico en hasta el 40% de los perros y gatos. Cuando se produce una recaída, nuevamente se requiere un tratamiento a largo plazo con un medicamento antimicótico. Desafortunadamente, incluso cuando se trata adecuadamente, solo alrededor del 70% de los perros y gatos sobreviven hasta seis meses después del diagnóstico, incluso si son sanos y jóvenes o de mediana edad.
Ninguna vacuna puede prevenir la histoplasmosis en perros y gatos. Así, recomiendan minimizar la exposición al polvo y suelo contaminado con heces de pájaros o murciélagos. La prevención de la exposición del gato al aire libre a las aves de corral y las dependencias podría ayudar a minimizar la posibilidad de infección. Cuando a un perro o gato se le diagnostica histoplasmosis, se deben analizar otras mascotas en el hogar. Debido a las exposiciones ambientales comunes, no es raro diagnosticar múltiples perros o gatos en el mismo hogar con histoplasmosis.
Por último, hacen hincapié en que se consulte al veterinario cuando el perro o gato no se sienta bien, para garantizar un diagnóstico preciso y un tratamiento oportuno de la histoplasmosis.