La esquistosomiasis es una enfermedad aguda y crónica causada por varios gusanos planos trematodos (trematodos sanguíneos) del género Schistosoma. Actualmente, 78 países mantienen la transmisión de la enfermedad, causando una carga global de infección de 230 millones de personas, con hasta 800 millones en riesgo. Más del 90 % de ellos viven en el África subsahariana, en condiciones de pobreza o pobreza extrema. La esquistosomiasis se considera una de las enfermedades parasitarias más devastadoras y una de las enfermedades tropicales desatendidas (ETD).
Los flujos migratorios y los viajes internacionales están provocando un aumento de los casos importados en países no endémicos. Además, los movimientos de población, combinados con los efectos del cambio climático, han provocado la transmisión autóctona de la enfermedad en regiones no tropicales, como Francia y España.
La disponibilidad de pruebas de diagnóstico altamente sensibles es crucial para el diagnóstico de casos sintomáticos de esquistosomiasis, para el cribado masivo de personas en riesgo y para la evaluación de programas de erradicación llevados a cabo en regiones endémicas. Hasta la fecha no existe un diagnóstico de referencia para la esquistosomiasis. La observación microscópica directa de orina, heces o tejidos muestra una baja sensibilidad, particularmente para la esquistosomiasis intestinal en adultos o residentes a largo plazo fuera de áreas endémicas.
Por otra parte, una serie de ensayos serológicos que detectan anticuerpos contra Schistosoma spp. están disponibles comercialmente y están recomendados por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) para la detección de esquistosomiasis.
Sin embargo, la detección de anticuerpos tiene varias limitaciones, incluida la sensibilidad variable, la incapacidad de distinguir infecciones pasadas y activas, falta de utilidad para el seguimiento posterior al tratamiento y rendimiento deficiente en las primeras etapas de las infecciones agudas.
Por otro lado, aunque son muy sensibles y precisos, los métodos complejos basados en PCR para la esquistosomiasis son costosos y requieren personal y equipo especializados y, por lo tanto, no son útiles para el diagnóstico en condiciones de campo y generalmente solo están disponibles en laboratorios de referencia.
PRUEBAS LAMP
En este contexto, las pruebas isotérmicas de amplificación de ácidos nucleicos, en particular la tecnología de amplificación isotérmica mediada por bucle (LAMP), podrían ser una buena alternativa porque tienen varias ventajas relevantes sobre la mayoría de los métodos basados en PCR. LAMP es una potente técnica de amplificación de ácidos nucleicos que combina simplicidad, elevada sensibilidad y especificidad en la detección de ADN. La tecnología LAMP tiene todas las características requeridas de un ensayo de diagnóstico de alta eficiencia junto con una operativa simple para su uso en el diagnóstico clínico de enfermedades infecciosas, incluidas las pruebas en el punto de atención en condiciones de campo en países en desarrollo.
Ya se han desarrollado y utilizado con éxito varios ensayos LAMP para la detección específica de las tres especies principales que causan la esquistosomiasis humana (Schistosoma haematobium, S. mansoni y S. japonicum), pero hasta la fecha aún no se ha utilizado con muestras clínicas.
En este sentido, el objetivo principal de un estudio realizado en España ha sido evaluar el desempeño de la técnica LAMP en muestras de orina de pacientes para el diagnóstico de esquistosomiasis importada en un área no endémica.
Se realizó un estudio observacional prospectivo comparando pruebas diagnósticas para la detección y cribado de la esquistosomiasis en pacientes migrantes subsaharianos que acudieron a la Unidad de Medicina Tropical (UTM) del Hospital Universitario Poniente (El Ejido, Almería) desde enero de 2020 hasta junio. 2021.
La zona de Poniente es un área con una población cercana a los 300.000 habitantes con una proporción de inmigrantes del 21 %, muchos de ellos procedentes de países subsaharianos para trabajar en invernaderos hortícolas. Los pacientes incluidos fueron inmigrantes subsaharianos mayores de 14 años que aceptaron participar en el estudio.
UNA MAYOR SENSIBILIDAD
Para el diagnóstico de esquistosomiasis, se analizaron muestras de suero mediante una prueba inmunocromatográfica (Schistosoma ICT IgG-IgM). Las muestras de heces y orina se examinaron mediante microcopia. Las muestras de orina se evaluaron combinando tres ensayos LAMP para la detección específica de Schistosoma mansoni, S. haematobium y del género Schistosoma.
Los autores evaluaron la precisión diagnóstica, se realizó un análisis de clase latente (ACV). En total se incluyeron 115 pacientes (92,2 % varones; mediana de edad: 28,3 años). De ellos, 21 pacientes (18,3 %) fueron diagnosticados de esquistosomiasis confirmada mediante microscopía, siendo S. haematobium la especie más frecuentemente identificada. El resultado de la prueba Schistosoma ICT IgG-IgM fue 100 % positivo y Schistosoma-LAMP fue 61,9 % positivo, llegando hasta el 72,2 % para S. haematobium. La sensibilidad y especificidad estimadas respectivamente, fueron: 92 % y 76 % para Schistosoma ICT IgG-IgM, 68 % y 44 % para Schistosoma-LAMP, y 46 % y 97 % para microscopía.
En conclusión, ante estos hallazgos, los autores comentan que “la técnica Schistosoma-LAMP presentó una mayor sensibilidad que la microscopía para el diagnóstico de esquistosomiasis urinaria importada”.
El Schistosoma-LAMP colorimétrico, de fácil realización, “podría mejorar el diagnóstico de la esquistosomiasis urogenital activa en los centros de referencia y, en particular, en aquellos centros con experiencia limitada en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades importadas o tropicales”.