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Estudian en México la dinámica del parto y gestación asociada a las características de la perra
EDICIÓN

Estudian en México la dinámica del parto y gestación asociada a las características de la perra

Las perras más grandes tuvieron un mayor número de cachorros por camada, y las perras primíparas más grandes presentaron los cambios más críticos en los perfiles sanguíneos
Perra cachorros
Las perras se dividieron en cuatro grupos en función del peso.

El nacimiento es un proceso fisiológico en el que el feto es expulsado del útero mediante contracciones uterinas y dilatación cervical. Estas contracciones son causadas por la liberación de varias hormonas, incluida la oxitocina, y por cambios que causan la despolarización y repolarización de las células miometriales.


En perinatología veterinaria, se observa una alta mortalidad prenatal, intraparto y perinatal en algunas especies domésticas. Por lo tanto, para reducir estas altas tasas, es esencial monitorear el desarrollo del feto durante el embarazo y el parto, lo que puede mejorar la atención perinatal y reducir la mortalidad neonatal. Por ejemplo, en perros, se han reportado tasas de mortalidad del 17 al 30 %.


En este caso, la gestación en perras suele durar 63 días ± 1 día. El parto consta de 3 fases: la etapa 1 se caracteriza por contracciones uterinas intermitentes asociadas con dilatación cervical y cambios de comportamiento; La etapa 2 incluye contracciones uterinas intensificadas acompañadas de esfuerzos abdominales y el reflejo de Ferguson, que produce la expulsión fetal; y finalmente, la etapa 3 se caracteriza por la expulsión de la placenta.


La monitorización electrónica fetal y uterina es uno de los principales métodos utilizados para evaluar y determinar clínicamente la vitalidad y el bienestar de los fetos y la dinámica uterina de la madre antes y durante el parto. En este sentido, la monitorización registra los movimientos fetales, la frecuencia cardíaca fetal (en lpm) y las contracciones uterinas (en mmHg).


El segundo componente de un monitor fetal y uterino es el tocodinamómetro. Este dispositivo mide la intensidad, frecuencia y duración de las contracciones uterinas. Es una alternativa comercial práctica y no invasiva a las técnicas Doppler tradicionales que es segura para el feto y la madre.


MONITORIZACIÓN DEL ESTRÉS FETAL


En perras, esta técnica puede detectar distocia, facilitando la predicción de si un parto terminará en cesárea, permitiendo así detectar oportunamente problemas que causan estrés fetal y condiciones patológicas, como hipoxia y acidosis metabólica. Además, es una herramienta que puede ser utilizada en casa (por ejemplo, por un criador) con formación previa. Los perros lo toleran bien ya que no es invasivo, y el uso de esta herramienta puede disminuir considerablemente la ansiedad en torno al parto del responsable del animal.


Los parámetros electrónicos de monitorización fetal y uterina, como la frecuencia cardíaca, la forma de onda y la dinámica del comportamiento fetal, son esenciales para determinar la vida, el desarrollo y la madurez fetal y detectar el estrés fetal o la cardiopatía congénita. El registro se realiza sobre la piel abdominal de la madre con un transductor de ultrasonido, que detecta la frecuencia cardíaca fetal, y un transductor de presión, que evalúa la actividad del útero; ambos dispositivos están conectados a una pantalla donde se pueden observar los datos.


La frecuencia cardíaca fetal (FCF) es uno de los parámetros más críticos utilizados para determinar la salud y el bienestar de un feto. Al monitorear esta variable es posible detectar fallas de oxigenación de manera oportuna, evitando así la hipoxia fetal y posibles daños neurológicos secundarios o incluso la muerte durante el parto. La FCF está influenciada por el sistema nervioso autónomo y el nivel de estas respuestas depende, a su vez, de la cantidad de oxígeno a la que tiene acceso el feto. Por lo tanto, cuando los niveles de oxígeno del feto caen bruscamente, se produce una caída inmediata de la FCF.


Una desaceleración sostenida de la FCF refleja malestar en el feto. Por lo tanto, es fundamental conocer los parámetros normales de la FCF canina y felina al final del embarazo, que son 170-230 latidos/min o al menos cuatro veces la frecuencia cardíaca materna.


4 GRUPOS DE PERRAS DE DISTINTOS TAMAÑOS


A este respecto, un estudio realizado en México, con la colaboración del Reino Unido, tuvo como objetivo evaluar la dinámica uterina de perras con diferentes pesos. Las preguntas realizadas por los autores fueron: ¿Cuál es el efecto del peso de la perra al momento del parto sobre la intensidad, frecuencia y duración de las contracciones en la fase de expulsión del parto? ¿Existen diferencias en la intensidad, duración y frecuencia de las contracciones uterinas entre perras primíparas y multíparas? ¿El peso al nacer y el intervalo de expulsión de las crías son factores esenciales para predecir su supervivencia? Finalmente, ¿el sexo del recién nacido influye en su supervivencia?


El trabajo se llevó a cabo en distintos centros veterinarios de México. Se reclutaron 96 perras preñadas de entre 2 y 6 años de edad, primíparas o multíparas (de 1 a 4 camadas anteriores).


Las 96 madres se dividieron en cuatro grupos experimentales de 24 individuos cada uno (12 primíparas y 12 multíparas), según su peso corporal: G 1 (4 a 8 kg), G 2 (8,1 a 16 kg), G 3 (16,1 a 32 kg) y G 4 (32,1 a 39,6 kg).

Se evaluaron las desaceleraciones de la frecuencia cardíaca fetal, la dinámica uterina y los perfiles sanguíneos de las perras.


Tras analizar los resultados, los autores descubrieron que las perras más grandes tuvieron un mayor número de cachorros por camada: G 1 tuvo un promedio de 3,3 cachorros por camada, G 2 tuvo un promedio de 4,5 cachorros por camada, G 3 tuvo un promedio de 5 cachorros por camada y G 4 Tuvo un promedio de 8,9 cachorros por camada.


Por otro lado, “no hubo diferencias significativas entre madres primíparas y multíparas en la duración de la fase de expulsión”. Sin embargo, “hubo una diferencia significativa entre los grupos de peso”, la duración de la fase de expulsión fue, en promedio, más larga en las perras del G 4 en comparación con las perras de los otros tres grupos.


Además, “el intervalo promedio de expulsión entre cachorros fue significativamente más largo en madres primíparas que en madres multíparas”. Del mismo modo, “la proporción de cachorros nacidos muertos fue mayor en madres primíparas”, y “el peso promedio al nacer fue significativamente mayor en cachorros de madres multíparas”.


ALTERACIONES DEL PERFIL SANGUÍNEO


En cuanto al perfil sanguíneo, en general, las perras primíparas más grandes presentaron los cambios más críticos en los perfiles sanguíneos. Cuanto mayor era el peso de la madre, mayor era la camada, más largo era el parto y mayores eran las tasas de incidencia de inercia uterina y complicaciones del parto.


“Estos resultados están asociados con la mayor duración del parto, lo que perjudica la actividad uterina, y la consiguiente isquemia fisiológica, hipoxia y acidificación observadas, con niveles elevados de lactato y pCO 2 y una disminución de la pO 2 observada en G4”, explican.


Ante estos hallazgos, los autores comentan que “nuestro estudio ha demostrado diferencias significativas entre madres primíparas y multíparas que no solo afectaron su salud, sino que también afectaron el estado general de sus cachorros recién nacidos”.


El peso de la madre, resumen, puede afectar la vitalidad de los recién nacidos y la dinámica uterina, existiendo diferencias en la frecuencia, intensidad y duración de las contracciones miometriales. “El intervalo de expulsión entre cachorros fue mayor en perras primíparas de bajo peso y menor en perras multíparas de alto peso, y los cachorros machos recién nacidos pesaban significativamente más que las hembras recién nacidas”.

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