Fue el 25 de octubre cuando el huracán Otis, de categoría 5, tocó tierra en la Costa del Pacífico de México, arrasando con un gran porcentaje de su infraestructura en menos de 24 horas. Las autoridades emitieron una declaración de desastre en 47 municipios de Guerrero, entre los que destacan Acapulco y Coyuca de Benítez.
Tras dos semanas del suceso, los trabajos para restablecer servicios como los de agua y luz continúan en el destino, pero también los que están enfocados en dar atención y protección a los animales damnificados.
"Lo que hicimos los primeros días que llegamos fue trabajar en coordinación con la Secretaría de Medio Ambiente, en específico con la Coordinación de Bienestar Animal, Protección Civil y Policía Ecológica para hacer un diagnóstico de la dimensión animal en el desastre", explica la veterinaria Claudia Edwards, directora de Programa y Atención a Desastres en América Latina para Humane Society Internacional (HSI), en declaraciones para Diario Veterinario.
De acuerdo con la profesora de Bioética y Zootecnia de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), los animales más afectados son los de compañía, "porque estuvimos en la costera y en las colonias más cercanas, la más lejana fue Pie de la Cuesta", señala. Sin embargo, además, observó ganado perjudicado sobre la avenida y sobre todo gatos.
"No se ven animales en la calle hasta que uno entra a las colonias y más arriba del cerro, ahí, generalmente, se alcanza a ver a algunos perros y gatos".
"El agua es lo más complicado, darle agua potable a los animales es un problema, es lo que más falta", destaca la médica veterinaria. "No hay árboles y las palmeras que quedaron no tienen hojas, entonces no hay un solo lugar donde haya sombra y la temperatura va a aumentar".
"Acapulco había tenido otros huracanes anteriormente, pero generalmente su caracterización eran inundaciones y este con los vientos se llevó los balcones; no solamente rompió los vidrios, también ladrillos, edificios quedaron hacia los lados. La afectación parece como terremoto con inundación", describe.
Afortunadamente, Edwards cuenta que empresas de alimentos, medicamentos e incluso de feromonas están haciendo donaciones. "La FMVZ hizo un acopio y se entregó por otras vías; también hay algunos veterinarios que están yendo a hacer campaña", añadió.
"Inclusive en esta fase de diagnóstico se proveyó de donativos y se acudió a los albergues temporales donde están personas, algunas viviendo con sus animales y otras van a recibir alimento pero sabemos que tienen a sus animales en sus casas".
UNA SEGUNDA FASE DE AYUDA
Para la segunda fase de esta labor, la directora detalló que se va a trabajar con veterinarios voluntarios, entre ellos médicos provenientes de otros países de Latinoamérica. Para llevar un mapeo controlado, los colegas que van llegando a Acapulco se ponen en contacto con la comandante de Incidentes para informar sobre su ubicación y el tipo de intervención.
Para finalizar, Claudia Edwards considera que siempre es importante que los veterinarios trabajen coordinados entre ellos y con las autoridades. "Entre más trabajo en equipo, más justos podremos ser en las entregas de los insumos de la ayuda veterinaria".
Asimismo, cabe destacar que para evitar intoxicaciones en los animales por recibir, como ejemplo, doble desparasitación debido a que no se sabía si ya habían sido atendidos, se está proponiendo que se les marque la oreja con violeta de genciana para que se sepa que ya han sido tratados y no haya una sobredosificación.