Las líneas de investigación de María Ángeles Risalde Moya, directora de la Unidad de Investigación ENZOEM (Zoonosis y Enfermedades Emergentes) de la Universidad de Córdoba y miembro del Grupo de Investigación GISAZ (Sanidad Animal y Zoonosis), se centran en el estudio de la prevención, lucha y control de las zoonosis y enfermedades emergentes, siempre desde una perspectiva One Health.
Su vocación por la investigación la descubrió en segundo de Veterinaria, cuando entendió que “encontrar el porqué de las cosas puede enganchar”. Además, aclara la académica, la investigación puede ser muy enriquecedora, ya que “es una profesión al servicio de la sociedad”, en la que se busca “generar y transferir conocimiento sobre problemas actuales”.
Para Risalde Moya, la investigación juega un papel fundamental, razón por la cual "se está haciendo una gran labor en potenciar la interacción entre los alumnos y los científicos" en las facultades de Veterinaria. “Los estudiantes y la sociedad cada vez valoran más esta profesión, especialmente después de los logros conseguidos por los científicos en la pandemia de la COVID-19”. No obstante, aunque "los investigadores van mejorando sus condiciones laborales", la académica insiste en que "queda mucho camino por recorrer y eso puede tener un efecto disuasorio como ejercicio profesional".
LA IMPORTANCIA DE LA INVESTIGACIÓN DE LAS ZOONOSIS
Recientemente dio una ponencia en la celebración del II Congreso Internacional de Sanidad y Bienestar Animal, celebrado en Córdoba, en la que habló sobre patógenos que afectan a diferentes especies.
A finales de 2022, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reunió a más de 300 científicos para evaluar la evidencia sobre la "enfermedad X", es decir, la enfermedad causada por un patógeno desconocido con capacidad de desencadenar una grave epidemia internacional. “Esta lista incluye la COVID-19, la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, el ébola, la enfermedad por el virus de Marburgo, la fiebre de Lassa, el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), el síndrome respiratorio agudo severo (SARS), la enfermedad por el virus de Nipah, las infecciones por henipavirus, la fiebre del Valle del Rift y el zika. Todas estas enfermedades son originadas por virus zoonósicos”, explica Risalde Moya en declaraciones a Diario Veterinario.
La investigadora insiste en que es muy difícil prever próximas epidemias y pandemias de origen zoonósico, pues las causas son de origen multifactorial y se asocian, entre otros, “a cambios climáticos, cambios en el uso del suelo, cambios en la gestión y en el hábitat de los reservorios implicados, así como cambios en el propio agente patógeno”.
Por esta razón, incide en que es importante estar preparados para responder de forma rápida y eficaz. Concretamente, especifica que se debe realizar una adecuada monitorización de los patógenos y familias de patógenos de referencia con el fin de “desarrollar medidas para disminuir el impacto de la enfermedad, mejorar las pruebas diagnósticas, los fármacos o las vacunas necesarias”.
LOS RETOS DE LA INVESTIGACIÓN EN ESPAÑA
La académica recuerda que España aún cuenta con algunos puntos débiles en cuanto a investigación. “La mayoría de la investigación que se realiza en España con respecto a agentes zoonósicos implicados en epidemias y pandemias normalmente está focalizada en la lucha frente a patógenos transmisibles, cuya presencia ya se está notificando en nuestro país y que está recogida en la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII)”.
De esta forma, algunos de los más estudiados son el SARS-CoV2, los virus de la Fiebre de Crimea-Congo y del Nilo occidental, o el virus influenza H1N1, entre otros. “La pandemia de la COVID-19 nos ha mostrado de la forma más dura posible la importancia de conocer y estudiar este tipo de patógenos emergentes”, comenta la experta.
La investigadora ha señalado también que, en general, las facultades de Veterinaria suelen estar muy concienciadas con transmitir este conocimiento, ya que unas de las principales funciones del oficio es la de proteger y preservar la salud pública. Sin embargo, aclara que “nunca es suficiente” y que “sería necesario incidir más en la concienciación sobre la posibilidad de aparición de nuevas pandemias y del papel crucial que los veterinarios debemos tener en la lucha frente a ellas”.
PESTE PORCINA AFRICANA EN ESPAÑA
En su ponencia del Congreso de Sanidad Animal, la docente comentó que la llegada de la peste porcina africana (PPA) a China pudo influir en la expansión de la COVID-19. “Este supuesto está basado en un estudio publicado en Science por científicos de la Universidad de Glasgow y de la Universidad de Guangzhou, donde se especula con la posibilidad de que el SARS-CoV-2 surgió en China tras la peste porcina africana (PPA) de 2019”, explica.
Tras la aparición de esta enfermedad, se sacrificaron unos 150 millones de cerdos en China, lo que produjo un grave desabastecimiento de productos porcinos en la población. Por esta razón, los investigadores consideran que los consumidores y productores de alimentos podrían haber recurrido a carnes alternativas. “Esto podría haber llevado a los chinos a un contacto más frecuente con productos cárnicos y animales infectados con patógenos zoonósicos, como los virus SARS-CoV”.
Para la académica, en España la investigación en PPA se realiza desde hace décadas, por lo que existen estrategias preparadas para anticipar la detección de posibles casos y disponer de una vacuna eficaz.
De hecho, recalca, en el CISA-INIA (Centro de Investigación en Sanidad Animal del Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias) se encuentra el laboratorio de referencia de la Unión Europea (EURL) y de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) para la PPA.
“En España, los grupos de investigación multidisciplinares están trabajando en los ámbitos de la epidemiología, la biología molecular, la patología, la virología y la inmunología, lo que permite abordar una investigación puntera y reconocida a nivel mundial en el campo de la PPA”, manifiesta.
La docente hace un llamamiento sobre la importancia de investigar con un enfoque One Health, “con una aplicación real en la vigilancia y la respuesta ante una emergencia sanitaria, lo que implica una mayor inversión en este tipo de investigación y evidencia el papel esencial de los veterinarios en la toma de decisiones para salvaguardar la salud pública”.