“La pandemia nos ha hecho pensar en la complejidad de las infecciones que afectan animales, humanos y plantas, y una sola disciplina no puede atender todos estos temas, necesitamos integraciones y varios enfoques para trabajar con las enfermedades infecciosas”, expuso Gerardo Suzán Azpiri, investigador de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al impartir la conferencia "Herramientas multidisciplinarias para enfrentar y predecir futuras pandemias".
Recordó que los seres humanos se han dispersando por todo el mundo y los cambios globales provocados por sus actividades favorecen los brotes infecciosos. “Actualmente estamos en una crisis relacionada con el manejo de recursos, con modelos económicos que aceleran el deterioro y que llevan al cambio climático, al calentamiento global, a la invasión de especies, la sobrexplotación, la contaminación, el cambio de uso de suelo y la pérdida de biodiversidad. Lo anterior ha llevado a la extinción de megafauna”.
Suzán Azpiri enfatizó que los humanos "ya sobrepasamos seis de los nueve límites planetarios que se tienen categorizados y que tienen distintos indicadores relacionados con contaminantes, cuestiones de diversidad genética y cambios de uso de suelo".
“Estamos en un colapso que no precisamente va a llevar a la extinción, sino que estamos cambiando los patrones, los ecosistemas y las dinámicas de interacción entre especies. La pandemia de influenza precisamente se dio por malas prácticas productivas. Hemos cambiado el planeta y la superficie forestal. En los últimos años, la deforestación está asociada a ocurrencias de nuevas infecciones”.
El experto en monitoreo de enfermedades transmitidas de animales a humanos explicó que la deforestación provoca el cambio de los ensambles de las especies, de los hospederos, de los humanos, de los vertebrados, las plantas, animales y microbiomas. En otras palabras, se simplifican los ecosistemas y se cambia su función ecosistémica, su estructura, su composición genética y su diversidad de poblaciones, lo que genera una menor capacidad de reaccionar. “El problema es que cada una de estas rutas se pueden asociar a diferentes enfermedades emergentes”.
De acuerdo con el especialista, uno de los principales problemas está relacionado con las pocas estrategias sustentables que tiene la sociedad en la producción de alimentos. “Hacemos una producción poco eficiente que deteriora los ecosistemas y favorece infecciones. Se estima que los mamíferos tienen una presencia de alrededor de 1.7 millones de virus que no se han descubierto y hay entre 500 y 850 mil virus que pueden infectar a los humanos, esto porque compartimos virus y bacterias con muchas especies”.
Agregó que la producción mal hecha de alimentos genera clones de plantas o animales, en los que existen recombinaciones, adaptaciones, tasas de contacto y un ambiente deteriorado en el que dominan especies puente, consideradas así porque transmiten infecciones de animales silvestres a animales domésticos y, por consiguiente, a seres humanos. “Al reducir el hábitat, se aumentan las tasas de contacto y existen los colapsos del microbioma de los sistemas inmunes”.
ACTIVIDADES INFECCIOSAS CON ORIGEN EN LA VIDA SILVESTRE
“Estamos compartiendo virus con animales domésticos, carnívoros, roedores, primates y aves, y es muy común que la mayor parte de las actividades infecciosas de los seres humanos tengan su origen en algún animal silvestre, como la hepatitis, el VIH, el ébola, el SARS-CoV-2”. En palabras del investigador, algunos virus se convierten en patógenos que generan problemas en los controles poblacionales. Existe también lo que se conoce como la disbiosis, generada por los cambios en microbiomas y se refiere al favorecimiento de las combinaciones de bacterias o virus para que emerjan o no patógenos. “La disbiosis permite que ciertos patógenos sean oportunistas y está relacionada con el microbioma”.
Suzán Azpiri comentó que existe una complejidad interesante en la que la zoonosis no sólo se refiere a que los animales transmiten infecciones y los humanos la reciben, sino que se refiere al universo con el que los humanos comparten lazos evolutivos y ecológicos, que han favorecido el sistema inmune. “La zoonosis ya no sólo es un elemento para saber cómo curar o conocer la estrategia de producción de infecciones y así erradicarlas, también es entenderlas, desde un punto de vista integral, el cambio de los contextos ecosistémicos provocado por la sociedad”.
“A diferencia de la epidemiología, con la ecología de enfermedades, estamos identificando esos patrones que emergen de las diferentes escalas y cómo podemos entenderlos para diseñar estrategias más eficientes. El llamado a los colegas que trabajan con el sector de salud humana, animal, plantas y ecosistemas es comenzar a trabajar con estos modelos de integración de datos”, subrayó.
EFECTO DE LA PÉRDIDA DE LA BIODIVERSIDAD
Aseguró que una escala conocida con la que se puede generar estrategias de prevención de pandemias es la llamada escala de metapoblaciones, que indica cómo se mueven las infecciones dependiendo de las estructuras de las poblaciones, describe su distribución en el espacio y su tasa de migración de un lado a otro de individuos y contempla los tipos de infecciones que transmiten.
“Tenemos que comenzar a entender no sólo el descubrimiento de un virus en una especie y sus patrones, sino conocer los factores que lo favorecen”. Para lograr lo anterior también es importante mencionar a las metapoblaciones a nivel de comunidades, que se refiere a entender cómo son las diferentes especies de un sistema de vertebrados, de hospederos, de plantas, y de todas las especies de bacterias y virus, cómo migran los patógenos y cómo se generan.
“Muchas enfermedades son sensibles a la pérdida de biodiversidad, cuando ésta se pierde, los reservorios que transmiten esta enfermedad se convierten en especies dominantes y es más fácil que la infección llegue a los humanos o a otras especies”. Según el especialista, una vez que se genera un virus, se ha visto que éste no desaparece, ni el patógeno, simplemente se reducen las posibilidades de tener pandemias. “Esto nos lleva a pensar que mantener los ecosistemas diversos y funcionales es una estrategia de prevención”.
El experto en la identificación y prevención de virus y bacterias que pueden representar un riesgo para la salud pública, enfatizó que se tienen muchos elementos por los cuales empezar a reconocer que la salud humana, la salud animal y la salud ecosistémica es una sola. “Estamos descubriendo un mundo maravilloso de cómo se comportan las enfermedades, tanto en ambientes naturales, como en ambiente antropizados”.
Lo ideal para prevenir pandemias es pensar en enfoques multihospedero, multifactor y multipatógeno. Es decir, conocer cómo se comportan ecológica y evolutivamente los virus y cómo favorecen otros elementos naturales y humanos a las infecciones. “Nosotros estamos haciendo selección artificial, es decir, estamos favoreciendo especies antrópicas, que toleran la presencia humana y que traen sus virus, como los murciélagos que tienen distintos coronavirus. Una salud, propone un enfoque colaborativo, multisensorial y transdisciplinario que opera a nivel local, regional y mundial”, concluyó el experto.