El papel de las especies silvestres y domésticas en la epidemiología de enfermedades emergentes zoonóticas

Las enfermedades zoonóticas o zoonósicas se definen como aquellas que pueden transmitirse entre animales y seres humanos. Suelen ser provocadas por virus, bacterias, parásitos y hongos, y entre ellas destacan la Covid-19, la gripe aviar, la tuberculosis o las transmitidas por vectores (mosquitos y garrapatas fundamentalmente), como la fiebre del Nilo Occidental, la leishmaniasis o la fiebre hemorrágica del Crimea-Congo, entre otras.

Se estima que aproximadamente el 60 % de todos los patógenos humanos son zoonóticos, y que el 75 % de todas las enfermedades infecciosas emergentes que afectan a los humanos son de origen animal, y que provienen con mayor frecuencia de la fauna silvestre.

Ignacio García Bocanegra, catedrático de Sanidad Animal de la Universidad de Córdoba y responsable del Grupo de Investigación en Sanidad Animal y Zoonosis, explica a Diario Veterinario que existe una relación “muy importante y directa” entre las especies silvestres y domésticas con las enfermedades emergentes zoonóticas. Añade que existen un elevado número de enfermedades transmisibles emergentes zoonóticas que afectan a diferentes especies (enfermedades multi-hospedador) y que, con frecuencia, la fauna silvestre desempeña un papel importante en el mantenimiento. 

La transmisión de estos patógenos compartidos puede ser “bidireccional”, pues los animales domésticos pueden transmitirse de las especies domésticas a la fauna silvestre y viceversa, comenta el profesor.

ENFERMEDADES ZOONÓTICAS MÁS COMUNES Y PREOCUPANTES

García Bocanegra comenta que, aunque existe un elevado número de enfermedades zoonóticas, los patógenos transmitidos por vectores y los de transmisión alimentaria son, en general, los que están teniendo mayor repercusión en la salud pública en las últimas décadas. Así, enfermedades como la gripe aviar, la hepatitis E, la enfermedad del Nilo Occidental, la leishmaniasis, o diferentes enfermedades transmitidas por garrapatas, como la enfermedad de Lyme, entre otras, se consideran enfermedades emergentes o reemergentes en diferentes países de Europa, incluido España.

En el caso de la leishmaniasis, el profesor relata que el principal brote que ha tenido lugar en Europa hasta la fecha se detectó en Fuenlabrada (Madrid) en 2009 y tuvo como principales reservorios a los conejos silvestres.

En 2022, la prevalencia de la leishmaniasis en perros en España oscilaba entre el 2 % y el 57,7 % dependiendo de la región geográfica, siendo Ourense, Lleida, Girona, Cáceres, Valencia, Murcia y casi toda Andalucía las zonas de mayor seroprevalencia, llegando a superar en muchos casos el 17 % de perros positivos.

Por otra parte, el experto destaca la emergencia de la resistencia a antibióticos a nivel global: "Es fundamental poner el foco en el estudio de bacterias multirresistentes y en el control del uso de antibióticos en animales para prevenir o controlar futuras pandemias en personas", subraya García Bocanegra.

La resistencia a los antimicrobianos (RAM) y el aumento de bacterias multirresistentes se encuentran entre las amenazas más importantes para la salud pública en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En este sentido, un estudio subrayaba que, de los 1,27 millones de muertes directamente atribuibles a la resistencia a los antimicrobianos en 2019, el 73 % fueron causados por solo seis patógenos: Escherichia coli, Staphylococcus aureus, Klebsiella pneumonia, Streptococcus pneumonia, Acinetobacter baumannii y Pseudomonas aeruginosa.

REAPARICIÓN Y TRANSMISIÓN DE ENFERMEDADES TRANSMISIBLES

La aparición de enfermedades emergentes como la Covid-19, la viruela del mono, la enfermedad hemorrágica epizoótica o la viruela ovina y caprina, entre otras, se debe a una “concatenación de factores”. El experto comenta que los principales motivos son antropogénicos, es decir, relativos al ser humano, y entre ellos destaca el incremento de las poblaciones humanas y animales, las migraciones humanas, el transporte-globalización, los cambios en actividad humana, los cambios en los usos del suelo, el cambio climático, el comercio de animales y productos, y la evolución de los propios patógenos.

En este sentido, la globalización ha contribuido a la expansión de enfermedades zoonóticas. Pone el ejemplo de que hoy día el transporte mundial ha favorecido que un patógeno o un vector infectado que están presentes en un lugar del mundo, se desplace cientos o miles de kilómetros en cuestión de horas. 

Por otro lado, "el aumento de la práctica de deportes de naturaleza como el senderismo o montañismo han ocasionado que los seres humanos interaccionen de forma directa o indirecta con las especies silvestres, incrementándose el riesgo de exposición a patógenos zoonóticos".

García Bocanegra manifiesta que se estima que las especies silvestres actúan como reservorios del 25 % de los patógenos considerados como emergentes, y que, con frecuencia, enfermedades zoonóticas como la fiebre del Nilo Occidental, la leishmaniasis o la tuberculosis se mantienen en un ciclo natural en nuestros ecosistemas.

MEDIDAS DE PREVENCIÓN

El profesor tiene claro que la manera de prevenir estas enfermedades es a través de la vigilancia sanitaria integrada.

Un aspecto clave para prevenir las enfermedades emergentes zoonóticas es la implicación de los diferentes sectores, "la lucha frente a este tipo de patógenos debe abordarse de forma multidisciplinar y multi-colaborativa, es decir, desde una perspectiva de Una Sola Salud o “One Health”.

La atención de las instituciones a las enfermedades zoonóticas y su colaboración con los profesionales médicos y veterinarios está avanzando en los últimos años, asegura García Bocanegra, quien recuerda que, como garantes de la salud, los veterinarios desempeñamos un papel fundamental en la lucha frente a este tipo de enfermedades.