Una encuesta revela que el 41 % de los veterinarios sufren trastornos psicológicos graves

Los profesionales veterinarios tienen un mayor riesgo de problemas de salud mental y tendencias suicidas. De hecho, los datos sobre tendencias suicidas de los profesionales veterinarios abarcan décadas: se mencionaron por primera vez en una revisión de las causas de muerte de los veterinarios de EE. UU. de 1947 a 1977. Este estudio mostró que los veterinarios tenían un riesgo 1,7 veces mayor de muerte por suicidio en comparación con el público en general. 

El riesgo elevado de muerte por suicidio se amplió para incluir a las veterinarias en una revisión de las causas de muerte de los veterinarios de California, que abarcó desde 1960 hasta 1992. En esta se demostró que los veterinarios masculinos y femeninos tenían 2.5 y 5.9 veces más riesgo que el público general de cometer un suicidio. Este nivel de riesgo elevado se refleja en la literatura de varios países, incluidos Noruega, el Reino Unido, Bélgica y Australia. 

Cabe destacar que la literatura sobre el comportamiento suicida y la profesión veterinaria se ha centrado principalmente en los veterinarios. Sin embargo, un estudio de 2019 mostró que los técnicos veterinarios también tenían un riesgo significativamente mayor de fallecer por suicidio en comparación con el público en general, y los técnicos masculinos y femeninos tenían un riesgo de 5 y 2,3 veces, respectivamente.

La causa de este aumento del riesgo es multifactorial, y la literatura refleja una variedad de factores estresantes, tanto ocupacionales como de personalidad. Los veterinarios reportan una variedad de problemas de salud mental. En términos generales, las preocupaciones incluyen factores de personalidad, preocupaciones financieras, conflictos interpersonales y dinámicas de compañeros de trabajo, interacciones con los clientes, preocupaciones sobre el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, la exposición a la eutanasia y el acceso a los medios y los medicamentos eutanásicos. 

Otro aspecto que puede contribuir al aumento de la angustia psicológica y los pensamientos suicidas es la condición social y la identidad de un individuo. En este sentido, se ha ejercido más presión sobre los investigadores para que actualicen y amplíen las preguntas demográficas en las encuestas con dos propósitos. Primero, aumentar la integridad de la investigación al describir con precisión una muestra, e incluir los múltiples identidades y factores sociales y culturales que un participante de la investigación puede estar experimentando.

A este respecto, un estudio realizado por investigadores de EE UU tuvo como objetivo determinar la relación entre la diversidad demográfica y los profesionales veterinarios con respecto al estrés psicológico y experiencias suicidas. El estudio también tuvo como objetivo determinar qué factores demográficos estaban asociados con la angustia y la depresión.

41 % DE LOS ENCUESTADOS CON TRASTORNOS PSICOLÓGICOS GRAVES
 

El estudio utilizó un cuestionario transversal basado en la web para evaluar la prevalencia de diversidad, angustia psicológica y tendencias suicidas en personas mayores de 18 años que trabajan en el campo veterinario dentro de los Estados Unidos. El estudio recibió 2482 respuestas que dieron como resultado 2208 documentos válidos que se incluyeron en el análisis. Se realizaron estadísticas descriptivas para identificar las categorías con las tasas más altas de angustia psicológica (escala Kessler-6-K6), pensamientos suicidas y conductas suicidas.

De los 2.208 encuestados incluidos en el análisis, 888 (41 %) sufrían trastornos psicológicos graves y 381 (17,3 %) habían considerado suicidarse en los últimos 12 meses. Los resultados de los análisis indicaron que el género, la clase social, la edad y el estado de discapacidad fueron los predictores más fuertes de angustia psicológica. Al estudiar la angustia psicológica, los predictores más fuertes de pensamientos suicidas fueron la orientación sexual, el estado civil y el rol profesional.

En la categoría demográfica de ingresos anuales, aquellos que se clasificaron entre 25.000 y 50.000 dólares tuvieron las puntuaciones K6 más altas. En general, “a medida que aumentaba el nivel de ingresos, disminuían las tasas de trastornos psicológicos graves”. Esta misma tendencia fue igual para el nivel de clase social. Para aquellos que seleccionaron la clase social "baja", el 69,5 % tenía puntajes altos en K6. Para aquellos que seleccionaron una clase social "adinerada", el 19,3 % tenía puntuaciones altas en K6. Y para aquellos que consideraron el suicidio en los últimos 12 meses, los porcentajes más altos estaban en el rango de ingresos de menos de 25.000 dólares.

Los resultados de esta investigación indican que “cuanto menor es la clase social, mayor es el porcentaje de encuestados que cumplían los criterios de malestar psicológico grave. Aquellos que se identificaron en la clase baja tenían estadísticamente más probabilidades de experimentar una angustia psicológica grave”.

INFLUJO DEL ROL PROFESIONAL, LA EDAD Y EL ESTADO CIVIL
 

En cuanto a los roles profesionales, los asistentes veterinarios tuvieron las tasas más altas de puntuaciones K6 graves. Le siguieron atención al cliente y estudiantes. Los propietarios de consultorios y clínicas tuvieron el porcentaje más bajo de malestar psicológico grave, seguidos de los veterinarios asociados. Esta tendencia es similar para aquellos que consideraron el suicidio en los últimos 12 meses. Aquellos que se identificaron con un rol de servicio al cliente o asistente veterinario tuvieron los porcentajes más altos de considerar el suicidio.

Ante este hallazgo, los autores consideran que los problemas financieros tienen una alta asociación con la angustia psicológica y el bienestar mental. Asimismo, debido a que el rol a menudo se asocia con la clase social, “las personas que parecen desempeñar roles más profesionales y tienen un estatus socioeconómico más alto tienen una mejor salud mental que aquellos que desempeñan roles más bajos”.

Para la categoría de edad, cuanto más joven era el participante, más probabilidades tenía de sufrir problemas psicológicos graves. Por ejemplo, en el rango de edad de 45 a 54 años, el 25,4 % tenía puntuaciones altas en K6, mientras que, en la categoría de 18 a 24 años, fue del 62,1 %. Aquellos en el grupo de edad más joven también tuvieron el porcentaje más alto de encuestados que habían considerado el suicidio en el último año.

La edad se encuentra consistentemente como protectora para problemas de salud mental en poblaciones veterinarias. Entre los hallazgos, cabe recalcar que “la edad también influyó significativamente la angustia psicológica grave, específicamente a medida que aumentaba la edad, la angustia disminuía”.

En la categoría de estado civil, aquellos que seleccionaron la respuesta de separado tuvieron las puntuaciones más altas en K6, seguidos de nunca casados. La tasa más baja de puntuaciones K6 para el estado civil fue la de viudo y en una relación, bien casado o comprometido. En cuanto al número de niños, aquellos que seleccionaron “0” niños obtuvieron las puntuaciones más altas en K6. La tasa más baja de malestar psicológico grave en la categoría de niños fue para aquellos que tienen tenían hijos.

En resumen, “los resultados de las analíticas estadísticas indican que el género, la clase social, y la edad fueron los predictores más fuertes de malestar psicológico”. Asimismo, “los predictores más fuertes del pensamiento suicida fueron la orientación sexual, el estado civil y el rol profesional”.

Se han realizado investigaciones limitadas para explorar la relación entre la diversidad demográfica de los profesionales veterinarios y la angustia psicológica, y los pensamientos y las conductas suicidas específicamente. Estos resultados, explican, “arrojan luz sobre múltiples factores demográficos que promueven y atenúan la salud mental, así como sobre la importancia de preguntar a los encuestados sus identidades demográficas en la investigación en medicina veterinaria”.