Especialistas del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) señalaron, en un reciente informe, que 10 millones de personas podrían morir anualmente de aquí a 2050 debido a la resistencia a los medicamentos que han desarrollado algunas bacterias y otros microbios.
La aparición y propagación de la resistencia a los antimicrobianos (RAM) ocurre cuando los medicamentos antimicrobianos que se utilizan para prevenir y tratar infecciones en humanos, animales y plantas pierden su eficacia, ante lo cual la medicina moderna correría el riesgo de no poder tratar siquiera las infecciones leves.
Para reducir esas alarmantes cifras, el documento destaca la necesidad de reducir la contaminación relacionadas al saneamiento deficiente, el alcantarillado y los desechos comunitarios y municipales.
La resistencia a los antimicrobianos figura en la lista de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre las 10 principales amenazas mundiales para la salud humana. En 2019 se atribuyó un vínculo de causa directa entre 1.27 millones de muertes en todo el mundo y 4.95 millones de muertes por patógenos resistentes a los medicamentos.
“La contaminación del aire, el suelo y los recursos hídricos vulnera el derecho humano a un medio ambiente limpio y saludable. Las mismas causas de la degradación del medio ambiente están empeorando el problema de la resistencia a los antimicrobianos. Las consecuencias de la resistencia a los antimicrobianos podrían destruir nuestros sistemas alimentarios y de salud”, informó Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA.
¿QUÉ HACER?
Los especialistas de PNUMA agregan que para hacer frente a los antimicrobianos se requiere una respuesta multisectorial que reconozca que la salud de las personas, los animales, las plantas y el medio ambiente están estrechamente relacionados y son interdependientes.
Por ello, el informe destaca un conjunto integral de medidas para reducir tales contaminantes: crear marcos sólidos y coherentes de gobernanza, planificación, regulación y legislación a nivel nacional, y elaborar mecanismos de coordinación y cooperación; multiplicar los esfuerzos mundiales dirigidos tanto a mejorar la gestión integrada de los recursos hídricos como a promover el abastecimiento de agua, el saneamiento; establecer estándares internacionales relativos a los indicadores microbiológicos adecuados de resistencia a los antimicrobianos a partir de un muestreo ambiental; explorar opciones para atraer inversiones, establecer incentivos y sistemas financieros para garantizar una financiación sostenible, incluida la asignación de recursos nacionales suficientes para hacer frente a la resistencia a los antimicrobianos; y reforzar el monitoreo y vigilancia ambiental, así como dar prioridad a la investigación científica.