Aunque la transmisión de virus de animales a humanos se informa regularmente en la literatura científica, es raro que se identifique un nuevo virus en Europa en un paciente. Sin embargo, como parte de un nuevo estudio, han identificado el primer circovirus relacionado con la hepatitis en humanos.
“El paciente tenía una hepatitis crónica inexplicable, con pocos síntomas. Había recibido un trasplante doble de corazón y pulmón 17 años antes, con un seguimiento muy regular. Pudimos acceder a muchas muestras durante varios años, lo que nos permitió identificar este nuevo virus”, explican los autores.
En marzo de 2022 se tomaron muestras de tejido patológico de este paciente de 61 años en tratamiento inmunosupresor y cuya hepatitis no tenía una causa identificable. Las secuencias de los ARN (ácido ribonucleico) extraídos de estos tejidos han sido analizadas y comparadas con las de patógenos ya conocidos.
El análisis de estos miles de ARN en paralelo fue posible gracias al uso de técnicas de secuenciación de alto rendimiento mNGS (metagenomic Next Generation Sequencing) y algoritmos informáticos de alto rendimiento. Después de descartar etiologías comunes, el análisis identificó una especie aún desconocida de circovirus, denominada tentativamente Circovirus humano 1 (HCirV-1). No se encontraron otras secuencias virales o bacterianas.
A continuación, se demostró la implicación del HCirV-1 en la hepatitis gracias al análisis de muestras de la paciente tomadas durante años anteriores para su seguimiento en el contexto de sus trasplantes. Los resultados mostraron que el genoma viral de HCirV-1 fue indetectable en muestras de sangre de 2017 a 2019, luego su concentración alcanzó su punto máximo en septiembre de 2021. Se reveló la multiplicación del virus en las células hepáticas (2 a 3 % de las células hepáticas estaban infectadas), demostrando el papel del HCirV-1 en el daño hepático: de hecho, una vez que este virus ha utilizado los recursos de la célula hepática para multiplicarse, la destruye.
A partir de noviembre de 2021, después del tratamiento antiviral, las enzimas hepáticas volvieron a los niveles normales en el paciente, lo que indica un cese de la citólisis hepática.
El diagnóstico de hepatitis inexplicable sigue siendo un gran desafío, y los casos de hepatitis aguda notificados en niños en el Reino Unido e Irlanda el pasado mes de abril y notificados por la OMS son un claro recordatorio de ello. “Para adecuar el tratamiento y seguimiento de los pacientes es fundamental que conozcamos la causa de la hepatitis, y en especial saber si es viral. La identificación de este nuevo virus patógeno para humanos y el desarrollo de una prueba que puede ser realizada por cualquier laboratorio hospitalario proporciona una nueva herramienta de diagnóstico y seguimiento para los pacientes que padecen hepatitis”, destacan los expertos.
Mientras que algunos circovirus son patógenos para animales y pueden vacunarse, particularmente en cerdos, este es el primer circovirus patógeno para humanos.
Los síntomas de la paciente se mantuvieron leves, y la identificación de este virus está ligada al hecho de que fue monitoreada de cerca debido a su doble trasplante. Los autores indican que queda por identificar el origen del virus, virus circulante en humanos o virus de origen animal, así como la propia fuente de infección (contacto, alimentos, etc.). Gracias a este descubrimiento, los científicos pudieron desarrollar una prueba de PCR específica, ahora disponible para el diagnóstico etiológico de la hepatitis de origen desconocido. También se está desarrollando una prueba serológica.
“Estos resultados muestran el valor de este tipo de análisis de secuenciación para identificar patógenos nuevos o inesperados. Siempre es importante para los clínicos saber si se trata de una infección viral o no, para poder adaptar el tratamiento. También es fundamental tener la capacidad de identificar un nuevo patógeno cuando una infección es inexplicable y desarrollar una prueba diagnóstica, porque potencialmente cualquier caso nuevo de infección por un patógeno emergente en humanos puede ser testigo del 'principio de una epidemia ', concluyen.