El principal acuerdo que regula el comercio internacional de vida silvestre no lograría disuadir adecuadamente la extracción y el comercio ilegal de muchas especies, según exponen las conclusiones de un reciente estudio.
El año 2025 se cumplen 50 años desde que entró en vigor la CITES, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres. Sin embargo, el equipo de investigación de este estudio advierte que se necesiten reformas para garantizar que el comercio no dañe el estado de las poblaciones silvestres de plantas y animales. Es por ello que han publicado una propuesta de un nuevo marco para la CITES.
Miles de millones de personas en todo el mundo dependen de especies silvestres para su seguridad alimentaria, sustento, generación de ingresos y bienestar. En este punto, lograr la sostenibilidada largo plazo en el comercio y uso de especies silvestres es una prioridad global clave, no solo para la conservación sino también para apoyar a los miles de millones de personas que dependen de estas especies.
En este marco, la CITES es la base de la acción internacional para apoyar el comercio sostenible. Actualmente brinda protección legal a más de 40.000 especies animales y vegetales, desempeñando un papel crucial en la salvaguardia de la biodiversidad.
Sin embargo, los investigadores de este estudio se formulan esta pregunta: "¿Está la Convención resolviendo el problema para el cual fue diseñada?". Según su análisis, se han revelado fallas críticas en el enfoque de la CITES, incluido un enfoque predominante en cuanto a la aplicación de la ley dirigida por los Estados para prevenir el comercio y la extracción ilegal de especies, así como la exclusión de análisis socioeconómicos matizados en la toma de decisiones.
Si bien la Convención ha llamado la atención sobre la sobreexplotación, no está disuadiendo las actividades ilegales generalizadas en los sistemas de comercio de vida silvestre en muchas partes del mundo. La evidencia indica que en los últimos años el comercio ilegal de vida silvestre ha involucrado a miles de especies incluidas en la CITES y se ha producido en al menos 162 países.
Ahora bien, con la información de esta evaluación, los investigadores han desarrollado una nueva herramienta de apoyo a la toma de decisiones para la CITES. Esta se basa en una comprensión profunda de los sistemas de comercio de vida silvestre y el uso de procesos de gobernanza inclusivos y consultivos para revisar o rediseñar las reglas y regulaciones en torno al uso y comercio de especies.
El doctor y autor principal del estudio Dan Challender comenta que “los procesos actuales de toma de decisiones en la CITES suponen que la mejor solución es centrarse predominantemente en la aplicación de la ley por parte de los Estados, cuando, de hecho, este enfoque está resultando inadecuado para muchas especies en la mayor parte del mundo. Ha llegado el momento de que la CITES cambie. Debería centrarse mucho más en explorar modelos de conservación institucionalmente diversos para que haya menos dependencia de agencias públicas con recursos insuficientes”.
Por su parte, el coautor y profesor E.J. Milner-Gulland añade: “Necesitamos alejarnos de los debates sobre si simplemente prohibir el comercio internacional de especies y avanzar hacia una comprensión profunda de los sistemas de comercio de vida silvestre para que las intervenciones estén basadas en evidencia, adaptadas a especies y sistemas de comercio particulares, y legítimas para las personas involucradas. Esto puede implicar endurecer o relajar las medidas comerciales para las especies y, lo que es más importante, situar las medidas comerciales de la CITES dentro del panorama institucional más amplio”.
A diferencia del enfoque actual, donde muchas especies en la CITES reciben un enfoque único para la regulación comercial, el marco propuesto adapta las intervenciones a sistemas comerciales específicos, los sitúa dentro de entornos institucionales más amplios y alinea las instituciones a lo largo de las cadenas de suministro internacionales.
Respaldadas por una sólida base de evidencia, estas intervenciones podrían incluir: delegar derechos de tierra y/o uso de especies a los pueblos indígenas y comunidades locales; gestión y/o propiedad de especies por parte de actores privados; programas para reducir la demanda de los consumidores; y desarrollo de mercados responsables para productos de vida silvestre en circunstancias en las que esto probablemente beneficiaría a las especies.
Como ejemplo, la Universidad de Oxford (a la que ambos investigadores pertenecen) recoge el caso de los pangolines, un grupo de especies amenazadas por la sobreexplotación, incluido el comercio internacional ilícito. Según señalan, el uso del enfoque propuesto podría sugerir que garantizar derechos de tenencia y/o derechos formales para utilizar y, potencialmente, comercializar pangolines por parte de los pueblos indígenas y comunidades locales en África occidental y central –donde se pueda demostrar que esto es sostenible– podría contribuir mejor a la conservación de la especie a largo plazo.
En contra, las medidas comerciales actuales y las recomendaciones asociadas en la CITES desaconsejan cualquier comercio y promueven el uso no consuntivo de estas especies. Esto a pesar de que la extracción y el consumo de pangolines son socialmente legítimos en muchas partes de estas regiones.
"Adaptar las intervenciones a sistemas comerciales específicos y adoptar una gobernanza colaborativa puede ayudar a garantizar que las leyes y normas nuevas o revisadas sean legítimas para los actores a lo largo de las cadenas de suministro, lo que significa que hay una mayor probabilidad de que estos actores cumplan dichas reglas", explica Challender. Y añade que “seguiría siendo necesaria una aplicación de la ley dirigida por el Estado en algún nivel, pero el monitoreo comunitario y los derechos de propiedad claramente definidos podrían significar una menor dependencia del Estado”.
El profesor Milner-Gulland añade además que "este enfoque más matizado requiere recopilar y analizar evidencia relevante en colaboración con la población local y los funcionarios regionales y nacionales, pero esta evidencia es necesaria de todos modos para tomar decisiones informadas”. Es en este punto que el nuevo marco proporcionaría “una manera de integrar evidencia social, económica y ecológica para mejorar la comprensión de lo que podría funcionar y evitar consecuencias no deseadas de las decisiones internacionales".
Utilizando este enfoque, los investigadores creen que la CITES podría cumplir su promesa de salvaguardar la biodiversidad y apoyar a las personas que dependen de estos recursos vitales, asegurando que el comercio internacional de vida silvestre sea legal y sostenible a medida que la Convención entra en su 51º año.
Cabe destacar que los investigadores están en estrecha colaboración con colegas de diferentes países signatarios de la CITES y con la Secretaría para garantizar que este nuevo marco se desarrolle de manera que satisfaga sus necesidades y pueda complementar y mejorar los enfoques e iniciativas existentes tanto a nivel nacional como internacional.