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Todo lo que los veterinarios pueden aportar al nuevo campo emergente de los insectos como alimento y pienso

Todo lo que los veterinarios pueden aportar al nuevo campo emergente de los insectos como alimento y pienso

Un artículo busca compartir cómo los veterinarios encargados de gestionar y controlar las enfermedades en las poblaciones de ganado, pueden desempeñar el mismo papel en la producción de insectos
Nuevo campo emergente de los insectos como alimento y pienso
Los insectos pueden albergar varios patógenos de interés.

La población mundial actualmente es de ocho mil millones de personas, y las proyecciones actuales esperan que aumente a 10 mil millones para 2050. A medida que esta crece, también lo hace la necesidad de más alimentos, agua y otros recursos naturales. Sin embargo, la pregunta sigue siendo si el planeta es capaz de soportar esta cantidad de crecimiento. Incluso con las cifras actuales, existen deficiencias importantes que resultan en un acceso insuficiente a alimentos saludables.

 

De acuerdo con las últimas estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el 9,2 % de la población mundial está desnutrida, lo que representa un aumento del 1,3% con respecto a 2019 y 100 millones de personas desnutridas adicionales en un periodo de cuatro años.

 

Amenazas como la inseguridad alimentaria mundial y la malnutrición involucran a la salud pública y deben abordarse. La malnutrición es la principal causa de enfermedad y de muerte en niños menores de cinco años. Si se continúa produciendo y distribuyendo alimentos utilizando los sistemas tradicionales actuales, esas cifras seguirán aumentando.

 

La malnutrición y la falta de alimentos no son las únicas preocupaciones asociadas con una población humana en constante aumento. Incluso sin la carga alimentaria adicional de dos mil millones de personas, los sistemas actuales y las operaciones ganaderas tradicionales son insostenibles y perjudiciales para el medio ambiente.

 

El 45 % por ciento de la superficie del mundo ya está dedicada a sostener la producción agrícola, con un tercio utilizado como tierras de cultivo para consumo humano y animal, y dos tercios utilizados para el pastoreo de ganado. La industria ganadera es responsable del 15 % de todas las emisiones globales de gases de efecto invernadero, sólo superada por el sector energético. 

 

La producción ganadera también contribuye enormemente a la deforestación, la erosión y degradación del suelo, la pérdida de biodiversidad y la contaminación del agua. Sin embargo, en los países desarrollados, la demanda de proteína animal ha seguido aumentando.

 

Estimaciones actuales han demostrado que se proyecta que la demanda de carne de rumiantes por sí sola aumentará un 88 % entre 2010 y 2050. Incluso si los rendimientos de los cultivos siguen aumentando a sus tasas actuales, se estima que se necesitarían 593 millones de hectáreas adicionales de tierras agrícolas, lo que equivale a casi el doble del tamaño de la India.

 

La demanda de proteína animal no se limita al ganado. En los últimos 50 años, la producción mundial de pescado y mariscos se ha cuadriplicado, lo que ejerce una presión sin precedentes sobre las poblaciones de peces mundiales y los ecosistemas oceánicos. Se necesitan cambios drásticos en la producción y el consumo de proteína animal para limitar los efectos negativos de los sistemas alimentarios actuales.

 

Nuevo campo emergente de los insectos como alimento y pienso

 

Una solución propuesta para la inseguridad alimentaria y los problemas ambientales del mundo es la entomofagia, o el consumo de insectos. La entomofagia no es un concepto nuevo. Los humanos han estado comiendo insectos durante siglos, y muchas personas en todo el mundo incorporan insectos a su dieta diaria. Sin embargo, los científicos y las culturas occidentales solo recientemente han comenzado a evaluar esta práctica para apoyar el crecimiento de las poblaciones de una manera más sostenible, ya sea incluyéndolos en alimentos para animales como una forma de reducir la dependencia a los ingredientes de la harina de soja y pescado, o criándolos exclusivamente para el consumo humano.

 

La cría de insectos, también conocida como minicría de ganado, tiene varias ventajas clave sobre las operaciones ganaderas tradicionales. Dependiendo de la escala de la operación, los insectos pueden ser muy fáciles de criar en cautiverio y requieren una inversión económica mínima para comenzar. Además, los insectos pueden criarse prácticamente en cualquier parte del mundo, incluso en áreas urbanas densas, y necesitan muy poco espacio de tierra para crecer porque pueden cultivarse en espacios verticales. La localización de la producción de alimentos en los centros urbanos tiene el potencial de reducir la necesidad de transporte y podría disminuir las emisiones de gases.

 

Por último, y lo más importante, los insectos requieren menos aporte de alimento y agua que el ganado tradicional debido a su alta eficiencia de conversión alimenticia. Por ejemplo, los insectos necesitan una media de 2,1 kilos de alimento para producir un kilo de carne, frente a los 4,5 de las aves de corral, los 9,1 de los cerdos y a los 25 de la carne de vacuno. 

 

Es decir, cada una de las especies de ganado tradicional requiere de dos a doce veces más alimento debido a su naturaleza endotérmica y al requisito de un mayor aporte de energía, y sucede que no se consume todo el animal (por ejemplo, los huesos y ciertas vísceras). Además, ciertos insectos incluso pueden criarse en materiales de desecho, incluido el estiércol, cuando no se utilizan para el consumo humano. Estos hechos son la fuerza impulsora detrás del uso de mini-ganado para reemplazar algunas de las fuentes de proteínas más tradicionales en alimentos animales y humanos.

 

La industria actual de los insectos se divide en dos partes: los insectos que se utilizan en o como alimentos para animales (insectos como pienso), y los insectos que se utilizan para el consumo humano (insectos como alimento). Los insectos son una fuente de nutrición de alta calidad que tiene un alto contenido de proteínas y varias vitaminas y minerales diferentes.

 

Con el fin de arrojar información sobre esta nueva tendencia, un artículo publicado en los Estados Unidos de América (EE.UU.) ha analizado todo lo que los veterinarios, como profesionales de la seguridad alimentaria, deben saber para poder adaptarse a la entrada en el mercado de los insectos como fuente de alimentación.

 

En este sentido, la industria de los insectos como alimento y pienso es relativamente nueva y, por lo tanto, todavía hay algunas áreas de preocupación que deben abordarse en los próximos años para garantizar su éxito y supervivencia. Estas incluyen, entre otras, más investigaciones para combatir las enfermedades de los insectos y las pérdidas de producción, los escapes de insectos, las preocupaciones sobre la seguridad alimentaria y la mejor manera de regular la industria para garantizar que se produzca un producto seguro de manera constante.

 

Preocupaciones relacionadas con la seguridad alimentaria

 

Los insectos suelen promocionarse como un alimento de baja patogenicidad, sin embargo, se necesita realizar más investigaciones basadas en evidencia para abordar las preocupaciones sobre la seguridad alimentaria. La literatura anterior ha demostrado que los insectos pueden albergar varios patógenos de interés, incluidos Clostridium spp., Campylobacter spp., miembros potencialmente patógenos de la familia Enterobacteriaceae y Pseudomonas spp. Además, se ha analizado la presencia de genes de resistencia a los antibióticos en los insectos, y se ha descubierto que albergan genes importantes para la resistencia a la tetraciclina y los macrólidos. 

 

Métodos de procesamiento como el secado en horno y la ebullición pueden ayudar a reducir la carga bacteriana y pueden dañar el ADN asociado con los genes de resistencia a los antibióticos, pero la preocupación sigue estando en las bacterias que producen esporas resistentes al calor o procesos de calentamiento ineficientes.

 

Otra preocupación es la liofilización de insectos. Este es un método común para preparar insectos enteros para el consumo humano y animal, y aunque reduce el contenido de agua de los alimentos y, por lo tanto, la capacidad de las bacterias para crecer en los alimentos, no mata las bacterias que ya están presentes, especialmente las que residen en el tracto gastrointestinal del insecto.

 

También preocupa, en materia de seguridad alimentaria, la exposición a toxinas y otras sustancias químicas que los insectos pueden bioacumular a lo largo de su vida o producir como parte de un mecanismo de defensa. 

 

En función de todos estos aspectos importantes de la seguridad alimentaria, los autores consideran necesario que “haya más regulación y supervisión gubernamentales, especialmente porque la industria necesita más investigación para comprender plenamente todos los riesgos asociados a ella”.

 

Tratamiento de enfermedades en la ganadería en miniatura

 

Los autores dedican un apartado a las posibles formas de tratar o prevenir las enfermedades durante la cría de los insectos. Una de las herramientas claves para su prevención ha sido el uso de las vacunas, pero comentan que la creación de una vacuna para proteger contra los patógenos a los insectos no es tan sencilla como lo es para los animales vertebrados. “Los insectos carecen de anticuerpos, por lo que las vacunas tradicionales son ineficaces. Sin embargo, tienen otros métodos para protegerse contra los patógenos”. 

 

Si bien no existe un conocimiento completo del sistema inmunológico de los invertebrados, “sí entendemos varios de sus componentes y cómo ciertas vías funcionan juntas para combatir diferentes tipos de patógenos”.

 

También recalan en la importancia del estudio del microbioma intestinal de los insectos como forma de prevenir diversas enfermedades. “Múltiples estudios han concluido que la disbiosis en insectos a menudo se asocia con una mayor incidencia de enfermedades y una esperanza de vida más corta”, han comentado. Por lo tanto, “aprender cómo apoyar mejor la homeostasis microbiana debería ser una prioridad para la industria de insectos”.

 

Imvestigación epidemiológica rigurosa

 

A medida que la industria crezca, se seguirán enfrentando problemas relacionados con virus y otros procesos patológicos que reducen las cifras de producción y aumentan el coste de producción de estos insectos. Para tomar mejores decisiones de gestión, “los veterinarios y entomólogos deberán definir mejor los problemas mediante una investigación epidemiológica rigurosa”. Esto se puede hacer desarrollando estimaciones de prevalencia, identificando modos de transmisión y determinando la patogenicidad de cada uno de los patógenos de preocupación. 

 

También “tendremos que estar atentos a las amenazas nuevas y emergentes para la industria, lo que se puede hacer mediante el análisis de rutina de las poblaciones de insectos”. 

 

Afortunadamente, celebran que la miniganadería “está alcanzando la mayoría de edad en una era con un crecimiento significativo de nuevas tecnologías y avances científicos”. Asimismo, indican, “podremos utilizar las lecciones aprendidas de la medicina ganadera tradicional para tomar mejores decisiones de gestión para mejorar la salud del rebaño”. 

 

En resumen, los autores del trabajo explican que, si bien la medicina para la alimentación de insectos puede parecer desalentadora y desconocida, “los profesionales veterinarios están bien capacitados para abordar los problemas presentados aquí, y deberían ser un recurso valioso para ayudar a desarrollar esta industria y elevarla a su máximo potencial”.

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