Investigadores del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA-CSIC) y del Instituto Nacional de Investigación sobre Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (INRAE) de Francia han ensayado una vacuna frente a garrapatas blandas que se basa en proteínas presentes en las bacterias de su microbiota intestinal y salival, una aproximación novedosa y prometedora para controlar estas garrapatas, que representan una amenaza para la salud pública en el África Subsahariana al ser transmisoras de diversas enfermedades que afectan tanto a las personas como al ganado.
En concreto, el trabajo se ha centrado en la garrapata Ornithodoros moubata, que actúa como vector de enfermedades como la Fiebre Recurrente Humana (FRH), de origen bacteriano y que cuenta con una alta mortalidad perinatal (aquella que se produce en un estado avanzado de gestación o en recién nacidos) en las regiones de África Oriental donde se encuentra persistentemente, y la Peste Porcina Africana (PPA), una pandemia vírica que causa estragos en explotaciones porcinas de 50 países y cuatro continentes, con un índice de mortalidad que puede alcanzar el 100%.
Tal y como detalla la investigadora del IRNASA-CSIC Ana Laura Cano Argüelles, O. moubata “pasa la mayor parte de su ciclo biológico escondida en la madriguera de sus hospedadores, pero también es capaz de colonizar las residencias de las personas y los entornos donde se encuentran los animales domésticos”. Su control y erradicación es ahora mismo extremadamente complejo, ya que las estrategias tradicionales basadas en insecticidas químicos son cada vez menos eficaces, con la aparición de cepas resistentes, a lo que se suma una creciente preocupación por la contaminación del medio ambiente y de los productos animales.
“Es urgente buscar alternativas y las vacunas contra las garrapatas han surgido como una estrategia muy prometedora”, subraya. El IRNASA-CSIC trabaja en esta línea desde diferentes aproximaciones. Una de ellas es aprovechar la microbiota salival e intestinal de O. moubata para identificar cepas bacterianas que puedan utilizarse como dianas vacunales, con objeto inducir una respuesta inmunitaria frente a esas bacterias capaz de causar daños en la fisiología de la garrapata y en su capacidad para trasmitir patógenos.
ANÁLISIS COMPUTACIONALES Y ENSAYOS DE VACUNACIÓN EN CONEJOS
El equipo de investigadores ha llevado a cabo una estrategia que combina análisis ‘in silico’ (computacionales) e ‘in vivo’ (ensayos de vacunación en conejos) con el objetivo de probar que “dirigiendo la respuesta inmune contra especies clave de ese microbioma podemos generar algún efecto perjudicial en la garrapata”, señala Cano Argüelles.
Los investigadores identificaron a Pseudomonas como género bacteriano clave en el microbioma intestinal y salival de O. moubata y esto les llevó a realizar experimentos de vacunación de conejos utilizando este taxón. Junto a Pseudomonas, también han vacunado conejos frente a Lactobacillus, un taxón igualmente abundante en esta garrapata, evaluando los efectos de ambas vacunas sobre la fisiología de O. moubata y sobre la diversidad y arquitectura de sus comunidades microbianas.
Determinaron que la vacunación antimicrobiana dirigida a Pseudomonas y Lactobacillus tiene efectos distintos en la fisiología de las garrapatas: mientras que la vacunación contra Pseudomonas limita significativamente la supervivencia de las hembras, la vacunación frente a Lactobacillus reduce significativamente la puesta de huevos y la fertilidad.
“Con la disminución de la eficacia de los insecticidas, aprovechar la microbiota de la garrapata a través de enfoques innovadores como las vacunas basadas en la microbiota surge como una estrategia prometedora para un control sostenible y específico de enfermedades”, detallan los investigadores del estudio, publicado en la revista ‘Molecular Ecology’.
Este estudio forma parte de la tesis doctoral de Ana Laura Cano Argüelles dentro del Grupo de Parasitosis de la Ganadería y Zoonosis Parasitarias del IRNASA-CSIC, bajo la tutela de los investigadores Ricardo Pérez Sánchez y Ana Oleaga Pérez. Para su desarrollo el equipo cuenta con financiación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, la Agencia Estatal de Investigación (AEI), el Fondo Europeo de Desarrollo Regional – FEDER (PID2022-136644OB-I00) y el CSIC (subvención 22AEP1), así como del Proyecto “CLU-2019-05 – Unidad de Excelencia IRNASA-CSIC, cofinanciado por la Junta de Castilla y León y cofinanciado por la Unión Europea (FEDER “Europa impulsa nuestro crecimiento”).