La rotura del ligamento cruzado sin contacto (CR) es una enfermedad degenerativa de la rodilla canina que se diagnostica con frecuencia y es responsable de aproximadamente el 20 % de las cojeras caninas y que genera una carga financiera sustancial para los dueños. La rotura del ligamento cruzado es una enfermedad compleja que está controlada por factores de riesgo ambientales y genéticos. Se reconoce que la raza es el factor de riesgo más impactante para el desarrollo de la enfermedad. Otros factores de riesgo ambientales informados previamente incluyen el peso corporal, la condición corporal, el estado de castración y la actividad, aunque los resultados entre los estudios son inconsistentes.
Los labradores retriever son una raza sobrerrepresentada en cuanto a CR, con una prevalencia del 5,79 %. En los labradores retriever, la rotura del ligamento cruzado sin contacto es una enfermedad genética compleja altamente poligénica con factores de riesgo genéticos y ambientales que contribuyen al riesgo de enfermedad. Las estimaciones de heredabilidad de la CR en los labradores retriever varían de 0,54 a 0,89, lo que indica que la enfermedad tiene una alta heredabilidad.
Como un rasgo poligénico complejo, las pruebas de riesgo genético no alcanzarán una precisión del 100 % debido a las influencias ambientales en el riesgo de enfermedad. La influencia de los factores ambientales es particularmente impactante en aquellos perros para los cuales la puntuación de riesgo genético predice incorrectamente el estado de enfermedad y puede ayudar a obtener información sobre factores ambientales significativos que podrían modificarse para perros considerados de alto riesgo debido a la predisposición genética.
CASTRACIÓN, EDAD, PESO, Y EJERCICIO
El objetivo de un estudio realizado en EE UU fue identificar los factores de riesgo ambientales que contribuyen al desarrollo de CR en los Labrador Retrievers. Investigaron la influencia del estado de castración, la edad de castración, la altura de la cruz en la cresta más dorsal entre las escápulas, el peso, el índice de masa corporal (IMC) y la actividad atlética en perros con hallazgos discordantes entre el fenotipo y el riesgo genético. Plantearon la hipótesis de que, en los Labrador Retrievers, la castración general, la castración antes de los 12 meses de edad, el aumento del IMC y la mayor actividad atlética afectarían a la rotura del ligamento cruzado sin contacto.
Entre enero de 2013 y diciembre de 2022, el Laboratorio de Investigación Ortopédica y Genética Comparativa de la Universidad de Wisconsin (UW)-Madison reclutó prospectivamente perros labradores retriever de raza pura. Se recogieron datos demográficos, incluidos peso, altura a la cruz, sexo y estado de castración; también se obtuvo la edad de la castración e información sobre la actividad atlética mediante un cuestionario para propietarios. La edad de la castración se clasificó en 3 categorías: < 6 meses, 6 a 12 meses y > 12 meses. Los perros se clasificaron como atléticos o no atléticos según los informes del propietario; para ser considerados atléticos, los perros tenían que participar en actividades como caza, agility, carreras por el campo o rastreo con una frecuencia mínima de una vez a la semana.
Los autores descubrieron que la castración antes de los 12 meses de edad fue un factor de riesgo ambiental significativo para CR en los Labrador Retriever. Sin embargo, “el estado de castración general y la castración antes de los 6 meses de edad no fueron factores significativos que influyeran en el riesgo de rotura del ligamento cruzado sin contacto”.
Por otro lado, en cuanto al sexo, “nuestro estudio no encontró que fuera un factor influyente en el riesgo de enfermedad en los perros labradores retriever”. Los estudios que investigan el riesgo de rotura del ligamento cruzado sin contacto en razas individuales “indican que el impacto del sexo en el riesgo de enfermedad depende de la raza”. Es por esta razón que los resultados de los estudios que utilizan poblaciones mixtas de perros “son inconsistentes con respecto al efecto del sexo en el riesgo de enfermedad”, comentan.
Del mismo modo, tampoco encontraron una asociación entre la participación en actividad atlética y CR, ni que la altura, el peso o el IMC contribuyan al riesgo de rotura del ligamento cruzado sin contacto en el Labrador Retriever.
En conclusión, de las variables ambientales evaluadas, “la castración antes de los 12 meses de edad aumentó significativamente el riesgo de desarrollo de la enfermedad en los Labrador Retriever, pero la condición corporal y la actividad atlética no lo hicieron”. En este sentido, explican que la castración es un factor de riesgo importante y modificable que ha sido implicado provisionalmente como un factor de riesgo ambiental. Los resultados de este trabajo afirman además que la rotura del ligamento cruzado sin contacto en la raza Labrador está altamente influenciada por la genética. “Estos resultados ayudan a los veterinarios y propietarios preocupados por el manejo del riesgo de la enfermedad en sus pacientes, particularmente aquellos que tienen un mayor riesgo genético de sufrirla”.