El mosquito del Japón (Aedes Japonicus) es una especie originaria de Japón y Corea que fue detectada en Europa (Normandía, Francia) en el año 2000. El primer avistamiento en España fue en la localidad de Siero (Asturias) en 2018. Este mes de septiembre Enrique Baquero, investigador del Instituto de Biodiversidad y Medioambiente -BIOMA- de la Universidad de Navarra, ha identificado un ejemplar en el interior de un edificio en Pamplona y a plena luz del día.
“El avance de este mosquito está siendo lento pero continuo hacia el este de España y hasta ahora, además de en Asturias, ya se había avistado en Cantabria y en Guipúzcoa. Y su expansión, como en el caso de otras especies invasoras de mosquito, se debe sobre todo a los movimientos de personas y mercancías”, asegura.
Según los estudios publicados consultados por el experto, el mosquito del Japón tiene una mayor resistencia que otras especies a las temperaturas invernales que se dan en las regiones templadas, y los huevos resisten la congelación y la desecación, manteniéndose inactivos durante el invierno. Además, asegura Enrique Baquero, esta especie de mosquito tiene una mayor tolerancia a la contaminación en los lugares de cría, por lo que potencialmente pueden propagarse a mayor velocidad. “En las zonas templadas como Navarra, los adultos se harán presentes desde principios del verano y permanecerán activos hasta principios de otoño”.
VIRUS DEL NILO OCCIDENTAL, DENGUE Y CHIKUNGUNYA
Para esta especie de mosquito está demostrada la competencia vectorial en la transmisión de los virus del Nilo Occidental (VNO), Dengue y Chikungunya. Al ser capaz de transmitir estos arbovirus -virus que afectan a los vertebrados-, existe la preocupación de que pueda convertirse en un problema para la salud pública, sobre todo porque coloniza fácilmente entornos urbanizados con alta densidad de personas.
“En Navarra contamos con un gran número de aves rapaces y además nos encontramos en un embudo de movimiento migratorio de aves, lo que hace que aumente la posibilidad de transmisión del VNO, pues la presencia de este nuevo vector se añade a la de una especie ya presente, el Culex pipiens, que actualmente es el vector habitual para este virus”, añade Enrique.
En una reciente revisión científica (Petersen et al. 2024), que valora los riesgos potenciales de los mosquitos para la salud humana, este mosquito se encuentra entre las especies que más hay que vigilar, y se afirma que plantea un riesgo significativo de cara a la transmisión de nuevos virus. Baquero remarca la importancia de estudiar las zoonosis –enfermedades transmitidas de animales a humanos–, y el análisis de las interacciones entre las poblaciones humanas y las comunidades animales.
“Los investigadores del Instituto BIOMA, en relación con nuestros estudios de la Biodiversidad, estamos siempre alerta observando la llegada de nuevas especies de animales, con el fin de identificarlas y evaluar a nivel científico las consecuencias que puedan tener para la salud humana (One Health) y la importancia para el equilibrio medioambiental”, concluye.