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El hallazgo de dos nuevos patógenos zoonóticos en conejos alerta sobre las medidas de seguridad alimentaria
EDICIÓN

El hallazgo de dos nuevos patógenos zoonóticos en conejos alerta sobre las medidas de seguridad alimentaria

Los conejos salvajes europeos cazados están parcialmente destinados al consumo "y generalmente ingresan a la cadena alimentaria humana sin un control de higiene"
Conejos
Los conejos salvajes deben considerarse un reservorio de ambos patógenos.

Encephalitozoon cuniculi y Encephalitozoon hellem son patógenos intracelulares obligados, formadores de esporas, que pertenecen al grupo de los microsporidios. E. cuniculi fue descrito por primera vez en 1922. Lo descubrieron por casualidad durante una investigación experimental como el agente causante de la parálisis motora en conejos jóvenes. El patógeno se asocia principalmente con los conejos, pero tiene un rango de hospedadores muy amplio y puede presentarse en muchos otros mamíferos, incluidos los humanos, así como en las aves.

 

Las infecciones horizontales por E. cuniculi se producen principalmente a través de la ingestión oral de esporas, que son excretadas de forma intermitente por animales o humanos infectados, principalmente a través de la orina pero también con las heces. La vía oral con ingestión de alimentos y agua contaminados es la vía más probable de transmisión de esporas de microsporidios a humanos.

 

En conejos, las infecciones por E. cuniculi suelen ser clínicamente asintomáticas, pero la inmunosupresión puede provocar signos clínicos e incluso la muerte. Después de la ingestión, las esporas entran en el intestino, donde infectan el epitelio y luego llegan al torrente sanguíneo a través del tejido linfoide asociado al intestino. 

La manifestación clínica en humanos generalmente ocurre solo en individuos inmunodeprimidos. Se han descrito diarrea y dolor abdominal, hepatitis, peritonitis, insuficiencia hepática, insuficiencia renal, enfermedad diseminada con fiebre, tos persistente y endocarditis.

 

ENCEPHALITOZOON HELLEM

 

Por otro lado, E. hellem fue descrita por primera vez en humanos en 1990 como causa de queratoconjuntivitis en pacientes con SIDA. En animales, E. hellem está más extendido entre las aves, tanto salvajes como de compañía, pero el patógeno también se ha detectado ocasionalmente en mamíferos, incluidos roedores, carnívoros y monos. En conejos, la infección natural con E. hellem solo se ha detectado hasta ahora en el tejido renal de una única liebre parda europea, que fue infectada simultáneamente con E. intestinalis.

 

Dado que los conejos salvajes europeos cazados están parcialmente destinados al consumo "y generalmente ingresan a la cadena alimentaria humana sin un control de higiene previo de acuerdo con la legislación específica del país, existe la necesidad de identificar posibles agentes zoonóticos como E. cuniculi y E. hellem"

 

Por ello, el objetivo de un estudio realizado en Alemania ha sido obtener información actualizada sobre la prevalencia de E. cuniculi mediante ensayos serológicos y moleculares e investigar la aparición de E. hellem en conejos para evaluar si los conejos representan un reservorio de ambos patógenos y, por tanto, una fuente potencial de infección. Este estudio se llevó a cabo entre 2021 y 2023. Se muestrearon un total de 158 conejos silvestres europeos. 

 

MUESTRAS DE 158 CONEJOS 

 

Las muestras de suero obtenidas de 24 de los 158 conejos silvestres (15,2 %) fueron positivas para anticuerpos contra E. cuniculi. No se encontró asociación entre la seropositividad y la edad. Asimismo, la PCR reveló E. cuniculi en 10 de los 158 (6,3 %) y para E. hellem en 4 de los 158 (2,5 %) conejos salvajes.

 

Los resultados muestran que el patógeno está circulando en varias áreas de Alemania e indican la presencia endémica de E. cuniculi en la población de conejos salvajes, al menos en el sur del país. Así, “hasta donde sabemos, se presenta la primera detección exitosa de E. hellem en conejos”. 

 

En el presente estudio, los autores explican que “se detectó ADN genómico de E. cuniculi en los animales examinados, además de la presencia de anticuerpos. Por lo tanto, la presente investigación representa la primera detección molecular exitosa de genomas de E. cuniculi a partir de material orgánico de conejos salvajes en libertad en todo el mundo y demuestra que los conejos salvajes examinados no solo estuvieron expuestos al patógeno, sino que en realidad estaban infectados”.

 

Además, la detección en el material renal, en particular, indica que los conejos salvajes no solo son un reservorio del patógeno, sino que “es muy probable que también sean una fuente de infección debido a la posible excreción de esporas a través de la orina”.

 

CONEJOS, RESERVORIOS DE AMBOS PATÓGENOS

 

Los hallazgos muestran que tanto E. cuniculi como E. hellem están presentes en conejos salvajes en el sur de Alemania. Además, comentan que el trabajo “proporciona la primera determinación del genotipo de E. cuniculi en conejos salvajes en libertad en todo el mundo y, además, la primera evidencia de E. hellem en conejos en todo el mundo”

 

Así, apuntan que los conejos salvajes deben considerarse un reservorio de ambos patógenos y, sobre la base de la evidencia molecular del tejido renal y la presunta excreción urinaria, también como una fuente de infección de E. cuniculi para animales y humanos. “En el caso de los conejos domésticos, surge la posibilidad de infección a través de conejos salvajes por alojamiento al aire libre o alimento fresco contaminado de prados”. 

 

Por otra parte, aclaran que para las personas inmunodeprimidas, “se deben considerar precauciones de seguridad higiénicas cuando se está en contacto con conejos salvajes, sus productos alimenticios y excreciones”. Del mismo modo, añaden que “sería deseable realizar más estudios que cubrieran áreas más amplias para obtener conocimientos más profundos sobre la circulación de los patógenos en la población de conejos salvajes”.

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