La metritis es una enfermedad infecciosa uterina que se observa típicamente en vacas lecheras durante los primeros 21 días después del parto. La enfermedad es muy común, afecta al 5-20 % de las vacas, y es la segunda causa más común de tratamiento antimicrobiano en vacas, detrás de la mastitis. En las granjas lecheras, la metritis conduce a una reducción de la producción y calidad de la leche, un mayor número de problemas reproductivos como involución uterina tardía o tasa de preñez reducida, y un aumento de los sacrificios tempranos. Las vacas con metritis tenían tiempos de rumia y actividad física alterados y mayores tiempos de reposo. El menor bienestar de los animales afectados también se asocia con una ingesta reducida de alimentos y contribuye a un estado inmunosupresor y patologías asociadas posteriores.
Aunque existen algunas guías publicadas al respecto, uno de los desafíos actuales con la metritis en vacas lecheras es el diagnóstico erróneo y el tratamiento antimicrobiano innecesario de los animales, lo que promueve la resistencia antimicrobiana. Aunque los signos clínicos externos como posibles cambios en el olor, color o viscosidad del flujo vaginal o la presencia de fiebre son criterios importantes en el diagnóstico clínico de la metritis, no existe una definición de caso estandarizada, y algunos animales pueden presentar formas subclínicas, en las que estos signos clínicos externos no son evidentes.
SALIVA COMO MARCADOR DE ENFERMEDADES
En los últimos años, el uso de muestras no invasivas como la saliva ha recibido cada vez más atención debido a su potencial en el diagnóstico y seguimiento de una variedad de procesos fisiológicos y patológicos. La saliva se está utilizando en humanos y animales, incluidas las vacas, para la evaluación del estrés, la inflamación, el estado redox y el daño tisular o infecciones, entre otros. Existen varios estudios en los que se ha evaluado un perfil bioquímico salival que comprende analitos que generalmente se miden en suero y plasma (llamado "sialoquímica") en vacas con diferentes condiciones como mastitis, parto o cojera, mostrando diferencias en comparación con controles sanos. Todo esto viene con las principales ventajas de ser fácil de recolectar, económico de muestrear y procesar, indoloro y producir un estrés mínimo a los animales y al personal. Sin embargo, no hay informes de cambios en los analitos en la saliva de vacas con metritis ni sobre la comparación de posibles diferencias en los analitos en la saliva y el suero en esta enfermedad.
Los objetivos de una investigación realizada por Pedro J. Vallejo-Mateo, María D. Contreras-Aguilar, Alberto Muñoz Prieto, María Botia. Camila Pérez Rubio, José J. Cerón, Asta Tvarijonaviciute y Lorena Franco Martínez, de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Murcia, junto a Rasa Zelvyte, de Lituania, fueron evaluar los posibles cambios observados en un panel integral de biomarcadores salivales y séricos entre vacas sanas y vacas con metritis. Con fines comparativos, se incluyeron en este informe la hematología sanguínea completa y parámetros clínicos descriptivos seleccionados. El trabajo se ha realizado con el fin de aumentar el conocimiento sobre la fisiopatología de la enfermedad y ayudar a identificar posibles biomarcadores en la saliva y el suero para su posible uso futuro en el diagnóstico y seguimiento del tratamiento de la metritis.
Concretamente, se comparó los resultados de un panel bioquímico integral que constaba de 25 analitos salivales y 31 séricos entre vacas sanas ( n = 16) y vacas con metritis ( n = 12). También se evaluaron parámetros descriptivos como depresión, temperatura rectal, puntaje de condición corporal (BCS), frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria, color de las mucosidades, motilidad ruminal, flujo vaginal, producción de leche y análisis hematológicos completos con fines comparativos.
Los analitos bioquímicos comprendían cinco analitos relacionados con el estrés, cinco con la inflamación, cinco con el estado oxidativo y diecinueve con el metabolismo general.
El análisis realizado por los autores reveló que, en la saliva, ocho biomarcadores (lipasa, adenosina desaminasa (ADA), haptoglobina (Hp), proteínas totales, g-glutamil transferasa (gGT), aspartato aminotransferasa (AST), fosfatasa alcalina (ALP) y creatina quinasa (CK)) fueron significativamente más altos en las vacas con metritis. A su vez, en el suero, ocho biomarcadores (ADA, Hp, amiloide sérico A (SAA), fibrinógeno, ferritina, relación AOPP/albúmina, ácidos grasos no esterificados (NEFA) y bilirrubina) fueron significativamente más altos en las vacas con metritis, mientras que seis (esterasa total (TEA), albúmina, urea, lactato, fósforo y calcio) fueron más bajos.
Del total de 23 biomarcadores que se midieron tanto en saliva como en suero, se encontraron correlaciones positivas significativas entre los dos biofluidos para seis de ellos (Hp, ensayo de poder antioxidante reductor férrico (FRAP), capacidad antioxidante reductora cúprica (CUPRAC), ácido úrico y productos proteicos de oxidación avanzada (AOPP), urea y fósforo). De todos ellos, la urea mostró una correlación fuerte, mientras que las correlaciones de los otros analitos fueron débiles.
Ante estos hallazgos, los autores comentaron que las vacas con metritis exhibieron diferencias en los biomarcadores de estrés, inflamación, sistema inmunológico celular y metabolismo general en los perfiles bioquímicos salivales y séricos. “Estos cambios fueron de diferentes magnitudes en los dos biofluidos”. Además, con la excepción de ADA y Hp, los analitos que mostraron cambios en los perfiles de saliva y suero de las vacas afectadas por metritis fueron diferentes. En general, “este informe abre una nueva ventana para el uso de la saliva como fuente potencial de biomarcadores en vacas con metritis”.
En resumen, “se puede concluir que la metritis en vacas está asociada con alteraciones en los biomarcadores de saliva y suero”. Los análisis de saliva revelaron aumentos en 8 biomarcadores, mientras que el suero mostró cambios significativos en 14 biomarcadores en vacas con metritis. Estas diferencias indican alteraciones en el estrés, la inflamación, el sistema inmunológico y el metabolismo general. Además, “la saliva mostró cambios diferentes a los del suero, lo que podría tener aplicaciones en el diagnóstico y seguimiento de la enfermedad”.