Las visitas a la clínica veterinaria son una parte importante del bienestar de un gato. Sin embargo, el simple hecho de poner a un felino en su transportín, puede ser estresante hasta para el propietario. Por suerte, existen maneras de lograr que la experiencia sea amena para ambos.
ESTRESORES POTENCIALES PARA LOS GATOS QUE VISITAN AL VETERINARIO
De acuerdo con International Cat Care, los factores estresantes son cosas que molestan a un gato. Hay muchas razones por las que puede estresarse al visitar una clínica veterinaria, y éstas pueden acumularse, lo que hace que el felino sienta miedo:
Malestar, dolor o enfermedad: por ejemplo, osteoartritis, náuseas u otra enfermedad.
Falta de control: no poder salir de la casa/habitación, no poder decidir si ingresar al transportín o no.
Cambio de rutina: retención de alimentos, acceso al exterior impedido.
Viajar: imágenes y sonidos desconocidos, movimiento del vehículo.
Incapacidad de escapar: del transportín, de la sala de consulta/examen.
Experiencia negativa previa: se sintió asustado la última vez que acudió a la clínica veterinaria.
Ruidos fuertes, repentinos o aterradores: perros que ladran, teléfonos, voces humanas fuertes.
Nuevas y estresantes experiencias sociales: ver, oír u oler perros u otros gatos en la sala de espera.
Manejo desconocido o doloroso: manipulación para exámenes o pruebas, movimiento de extremidades doloroso.
Sensaciones desagradables o extrañas: olor de productos de limpieza, sensación del estetoscopio en el pecho.
GENERAR EXPERIENCIAS POSITIVAS
Para prevenir o aminorar el estrés al visitar al veterinario, una buena estrategia es ayudar al gato a asociar su transportín con experiencias positivas. Para lograrlo, se recomienda:
Colocar algo cálido, suave y familiar en su transportín para que el gato pueda acurrucarse, como una manta sobre la que él haya estado durmiendo.
Se puede rociar feromonas felinas sintéticas en el transportín 15 minutos antes del viaje.
También, colocar una toalla o manta de olor familiar sobre el transportín cuando el gato esté dentro, para ayudar a que se sienta seguro y protegido.
Si es posible, proporcionar una golosina pequeña y sabrosa, o algunos juguetes en el transportín.
Cuando se deba mover el transportín, no sujetarlo sólo por el asa, ya que esto podría hacer que el gato se sienta inestable. La forma correcta de hacerlo es sostenerlo por debajo, para mantenerlo nivelado y minimizar el movimiento.
PREPARACIÓN PARA UNA VISITA VETERINARIA
Es muy importante acostumbrar al gato a visitar la clínica y convertir la situación en una experiencia positiva. Lo ideal es que esta preparación se inicie a una edad temprana. Sin embargo, los gatos adultos y mayores también pueden llegar a sentirse cómodos al ser transportados.
Se debe elegir un transportín que sea seguro para evitar que el gato escape. Aquellos con soporte de tela suave o estilo mochila pueden causar un movimiento excesivo, y su falta de tapas removibles o aberturas superiores hacen que sea más difícil para el equipo veterinario examinar al gato en la clínica.
Es difícil mantener limpios los transportines de tela y éstos además pueden colapsar, mientras que los de estilo mochila no tienen buena ventilación, cuentan con poco espacio para el gato y el campo visual del animal queda expuesto. Y por supuesto, el arnés atado tampoco es una opción para transportar a un felino.
Es preferible un soporte de plástico resistente que pueda limpiarse fácilmente. La mitad superior del transportín se puede quitar, lo que permite examinar al gato mientras él permanece en la mitad inferior, sintiéndose seguro.
Hay que asegurarse de tener suficientes transportines para asignar uno por gato, ya que, incluso los felinos que se llevan bien, deben viajar en transportines separados (cuando están estresados y confinados pueden comportarse de manera diferente).
Lo ideal es que el gato entre en la jaula voluntariamente, quizás alentado por una golosina o un juguete, o habiendo sido entrenado para entrar. Sin embargo, cuando es necesario colocar a un gato en una jaula, siempre debe hacerse con cuidado y calma.
Con demasiada frecuencia, el transportín se suele guardar en un garaje, sótano o cobertizo hasta que se necesita. Es mucho mejor incorporarlo en una parte de la casa en la que al gato le guste pasar tiempo y dormir, y animarle a que lo utilice como lugar de descanso. Esto significará que el transportín tendrá olores familiares y resultará cómodo para el felino. Esto también ayudará a que el transportín esté disponible inmediatamente en caso de una emergencia. Asimismo, añadir una manta cómoda y ofrecer golosinas regularmente en el transportín, hará que sea un lugar agradable en el cual estar.
ENTRENAR A UN GATO PARA QUE ENTRE AL TRANSPORTÍN
A menudo, se piensa que los gatos no pueden ser entrenados de la misma manera que un perro. Sin embargo, esta especie es inteligente y capaz de aprender a entrar en su jaula, si se le enseña que puede ser una experiencia positiva. El adiestramiento puede requerir tiempo y paciencia, pero vale la pena, ya que el felino necesitará visitar al veterinario o posiblemente viajar a otros lugares muchas veces durante su vida.
Existe una técnica de seis simples pasos, la cual consiste en:
Animar al gato a instalarse sobre una manta que le dé seguridad.
Colocar la manta de seguridad en el fondo del transportín.
Añadir la tapa al transportín y animar al gato a acomodarse dentro.
Animar al gato a permanecer tranquilo con la puerta cerrada.
Aumentar la cantidad de tiempo que el gato pasa en el transportín cerrado.
Finalmente, viajar en un transportín en movimiento.
¿CUÁNDO LA MEDICACIÓN PUEDE SER NECESARIA?
Para algunos gatos, viajar al veterinario es extremadamente estresante a pesar de los esfuerzos por mejorar su experiencia. Esto podría deberse a experiencias negativas previas o al temperamento de cada gato. En tales situaciones, puede resultar muy útil administrarle algún medicamento recetado por su veterinario antes de la visita a la clínica. La gabapentina es el medicamento más utilizado para este fin y se ha demostrado que es eficaz para reducir la ansiedad de los gatos, y ayudarles a sentirse tranquilos durante los viajes y en la clínica. Es una buena idea probar el medicamento antes de la cita para asegurarse de que sea eficaz y no tenga efectos secundarios.
Al igual que las personas, los gatos pueden sufrir mareos y vómito al viajar en su transportín, o babear y tragar mucho sin estar realmente enfermos. Si sospecha que el gato se siente mal durante el trayecto, se sugiere hablar con el veterinario sobre la medicación adecuada para su uso antes de la travesía.
VIAJE EN COCHE, TREN, AUTOBÚS O A PIE
Si se viaja en alguna de estas formas, hay que asegurarse de que el transportín esté seguro, idealmente en el espacio para los pies detrás de los asientos delanteros. Se puede utilizar una silla de paseo o un carrito como transportador para reducir el movimiento de balanceo al avanzar.
Se debe colocar el transportín sobre láminas/bolsas de plástico en caso de que se ensucie, y llevar mantas y pañuelos absorbentes de repuesto si se realiza un viaje largo.
Es importante discutir con el veterinario si el gato orina o defeca en el transportín, ya que puede indicar que se siente enfermo o asustado. Por último, hay que asegurarse de que el coche esté bien ventilado y a una temperatura adecuada para el felino.
Nunca se debe caer en la tentación de abrir el transportín de un gato, incluso si está maullando, ya que esto no es seguro para el propietario ni para el felino. Es mejor utilizar una voz tranquila para transmitir calma al animal.
VOLVER A CASA
Al regresar al hogar, en particular después de pasar la noche o pasar un tiempo prolongado en la clínica veterinaria, el gato olerá muy diferente a los otros felinos en casa. Además, puede tener una venda, el pelo cortado o un collar, todo lo cual le hará lucir diferente. Esto puede provocar que gatos que antes se llevaban bien, se peleen o se eviten entre sí. Por lo tanto, siempre es mejor reintroducir al gato con consideración, bajo las siguientes recomendaciones:
Tratar de no abrumar al gato que regresa con la atención de humanos o animales en casa.
Mantener al gato que regresa en una habitación separada con todo lo que necesita para estar cómodo (comida, agua, bandeja sanitaria y cama cómoda), especialmente si ha sido operado y podría seguir sintiendo los efectos de la medicación anestésica.
El gato que regresa comenzará a sentir un olor familiar nuevamente al acicalarse y al entrar en contacto con el ambiente del hogar.
Colocar la ropa de cama de las zonas donde descansan los gatos, en sus habitaciones separadas, ayudará a restablecer los olores familiares del "hogar".
Después de unas horas, o posiblemente un día después de una estadía hospitalaria más larga, permitir gradualmente el contacto supervisado.
Observar las respuestas de los gatos. Si hay alguna agresión o huida el uno del otro, es posible que necesiten más tiempo por separado antes de volver a intentarlo.
Puede ser útil el uso de complementos y aerosoles de feromonas felinas sintéticas donde los gatos pasan la mayor parte del tiempo.