Un reciente estudio, con científicos de distintos países, ha descubierto que es probable que las aves silvestres, como los patos y los cuervos, que viven cerca de los humanos, sean portadoras de bacterias con resistencia a los antimicrobianos (RAM). Este hecho, que afectaría a las aves que viven en las ciudades, crea una necesidad urgente de que los responsables políticos y los servicios de salud consideren las diferentes formas en que las bacterias resistentes a los antibióticos pueden propagarse fuera de los entornos hospitalarios.
La RAM ocurre cuando los microbios que causan enfermedades, como las bacterias, se vuelven resistentes a los antibióticos. A nivel mundial, la RAM fue directamente responsable de aproximadamente 1,27 millones de muertes en 2019, por lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha descrito como una de las principales amenazas mundiales para la salud pública y el desarrollo.
En este nuevo estudio internacional (con científicos provenientes de Canadá, Finlandia, Italia, Lituania, Japón, Suecia, Reino Unido y Estados Unidos), los investigadores analizaron 700 muestras de bacterias tomadas de los intestinos de 30 especies de aves silvestres en 8 países. Examinaron Campylobactor jejuni, una bacteria zoonótica común que causa diarrea y que se encuentra en los microbiomas intestinales de las aves.
Mediante análisis genómico, estudiaron la diversidad de cepas de C. jejuni, así como la presencia de genes asociados con la RAM. Se desarrolló un nuevo modelo estadístico para estudiar la relación entre estos y varios factores, incluido el comportamiento y la ubicación de las aves.
Cabe destacar que se encontraron marcadores genéticos asociados con la resistencia a los antimicrobianos en todas las especies de aves estudiadas. Se descubrió asimismo que las aves silvestres que viven cerca de los humanos, como los cuervos y los patos, contenían una gama más amplia de cepas bacterianas y hasta tres veces más genes RAM que las aves que viven en entornos más aislados. Esto incluía genes asociados con la resistencia contra muchos antibióticos humanos de uso común, incluidas las fluoroquinolonas y los betalactámicos.
El profesor Samuel Sheppard, autor principal del estudio, ha afirmado que "la resistencia a los antimicrobianos es un problema complejo que afecta no sólo a la salud humana sino también a animales y el medio ambiente. Las aves silvestres tienen potencial para transferir RAM a largas distancias al ganado criado para el consumo de carne y a animales de compañía, como las mascotas. Esto puede tener implicaciones económicas para la agricultura, el bienestar animal y la seguridad alimentaria”.
Los animales que viven en áreas urbanas están expuestos a diversas fuentes de bacterias resistentes a los antimicrobianos, como ríos contaminados con aguas residuales, y podrían desempeñar un papel en su propagación a los humanos. A medida que las poblaciones humanas siguen creciendo, la urbanización altera el entorno existente, así como los animales que viven allí. Esto conduce a un mayor contacto entre humanos y animales salvajes, lo que brinda nuevas oportunidades para la propagación de patógenos zoonóticos.
A pesar de esta amenaza a la salud global, ha habido poca investigación sobre cómo la alteración del hábitat afecta a las bacterias transportadas por los animales que viven cerca de los humanos. En este sentido, este nuevo estudio proporciona evidencia cuantitativa importante de la transmisión de la RAM a través de los ecosistemas y destaca los roles interconectados de los humanos, los animales y el medio ambiente en la contribución a la propagación de la resistencia a los antimicrobianos.
Asimismo, las aves pueden viajar grandes distancias y, además, muchas especies identificadas en este estudio, como los cuervos y los zorzales, prevalecen en ambientes urbanos, en estrecho contacto con los humanos. Los datos proporcionados por esta investigación serán invaluables para futuros estudios destinados a comprender el impacto total de la expansión humana en la propagación de patógenos zoonóticos y la RAM.