La Academia Veterinaria Mexicana ha celebrado la sesión solemne de ingreso para la Dra. Adriana García Ruiz como académica numeraria, debido a su extensa trayectoria como investigadora titular C en el Centro Nacional de Investigación de Fisiología Animal del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap); profesora de Bioestadística en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), miembro del Sistema Nacional de Investigadores, líder nacional de investigación en bovinos de leche en el Inifap, autora de 17 artículos científicos publicados en diferentes revistas sobre genética en ganado lechero; coautora y autora de seis capítulos de libros, 23 artículos técnicos y perteneciente a ocho diferentes comités de asesoramiento académico a nivel licenciatura y maestría.
En su discurso de apertura, García Ruiz habló de sus investigaciones sobre la selección genómica en México. La doctora explicó que la teoría de la selección genómica se postuló gracias al marcador de polimorfismo de un solo nucleótido que marcó el primer paso para denominar a la selección del genoma a través de marcadores genómicos.
SELECCIÓN GENÓMICA EN BOVINOS DE LECHE EN MÉXICO
Fue a partir de 2001 que se establecieron los primeros parámetros para la selección y en 2006 se identificaron las regiones del genoma de los bovinos con características de interés económico gracias al proyecto “Atlas del genoma bovino", pero no fue hasta 2008 que se llevó a cabo oficialmente y por primera vez.
Desde entonces se han generado grandes avances en el mejoramiento del ganado lechero, debido a su trabajo en conjunto con Estados Unidos para la verificación de esta tecnología genómica. Por ejemplo, se descubrió que en poblaciones bovinas americanas el intervalo generacional disminuyó desde la publicación oficial de la información genómica en 2009, mientras que en el intervalo de 2010-2015 se pudo apreciar una duplicación en el mejoramiento genético al menos en la característica de producción de leche y un mejoramiento en las características de baja heredabilidad como vida productiva o tasa de preñez de las hijas.
Mientras que en 2012 a nivel nacional, se realizaron intentos por replicar estas investigaciones usando las ecuaciones de predicción de Estados Unidos en ganado mexicano. Sin embargo los resultados mostraron poca correlación, por lo que se trabajó en el cálculo de ecuaciones de predicción exclusivas para bovinos mexicanos; para esto se basaron en diferentes investigaciones donde se compara el ganado de Estados Unidos y Canadá con las poblaciones mexicanas de producción intensiva donde se descubrió que a pesar de tener diferentes estructuras genéticas se comparten ascendentes y, en poblaciones de crianza familiar, se encontró que a pesar de ser fenotípicamente Holstein, genómicamente hay cruzas con otras razas.
En medio de la investigación sobre verificación de paternidad y pedigrí, se encontró una tasa de error del 10 % en la Asociación Holstein de México, pese a sonar alarmante, a nivel global se encontró un rango del 8 al 15 % de error en otras poblaciones bovinas, además de conocer los efectos de las corridas de homocigosidad positiva y negativa.
Otro avance en el uso de esta tecnología fue la reducción del intervalo generacional, ya que en una evaluación genética tradicional, la evaluación del semental en función de la productividad de sus hijas puede ser hasta de cuatro años y medio, aunque a nivel población se han registrado un rango de siete a ocho años, pero gracias a la evaluación genómica con una muestra biológica de pelo, tejido o semen, se puede realizar un análisis que en dos meses arroje un resultado con la misma confiabilidad que en el tradicional equivale a la productividad de 15 hijas.
Si bien se sabe ahora que la incorporación de la información genómica mejora la predicción de valores genéticos, para los ganaderos mexicanos es más popular la adquisición de semen de sementales evaluados genéticamente, que el uso de esta tecnología en vacas. La doctora asegura que la selección genómica adoptada a nivel mundial llegó para quedarse y que México debe efectuar cambios a la población de la vía paterna similares a otras poblaciones globales; asimismo considera necesario continuar con estudios que ayuden a refinar y solucionar las diversas problemáticas que aún quedan por resolver.
Por otro lado, el médico veterinario zootecnista Felipe de Jesús Ruiz López, en su réplica al trabajo de García Ruiz, abogó por un enfoque en la investigación, ya que asegura que en las poblaciones ganaderas se ha observado una diferenciación morfológica y genética a través de los años y considera necesario aprender a utilizar esta información en la creación de soluciones genómicas para cada población, así como la necesidad de información más detallada y actual, sin embargo asegura que las predicciones genómicas se continuarán refinando y con el tiempo se irá conociendo su impacto en las bases moleculares de la herencia.
INFLUENZA AVIAR H5N1
La otra parte de la ceremonia fue una mesa redonda coordinada por la doctora Patricia Mora Medina, donde los académicos Assad Heneidi Zeckua, José Iván Sánchez Betancourt y Gary García Espinoza entablaron una enriquecedora charla sobre la influenza aviar H5N1, que recientemente generó una alarma al ser encontrada en los altos lecheros de Texas y Michigan siendo una prueba de su capacidad para traspasar la barrera de especies, ya que hay registro de tres personas infectadas de bovinos a humanos, gatos y ratones, además de algunas investigaciones de Estados Unidos que afirman la susceptibilidad al virus en más de 200 mamíferos.
La primera vez que la influenza H5N1 ingresó a México fue a finales de 1993, pero no fue hasta mayo de 1994 que se reconoce debido a la poca información conocida en ese entonces por su novedad; para diciembre de ese mismo año y principios del 95 hubo una mutación de alta patogenidad que no fue erradicada hasta junio. Los años transcurrieron hasta que a finales de marzo de 2024 se detectó en aves de traspatio una versión de alta patogenidad que causó incertidumbre, sin embargo el virus tiene en su historial una incidencia que es erradicada en aves comerciales, pero resurge año con año.
Los expertos aconsejan no pasar por alto el foco amarillo de la situación, aumentando la cultura de la notificación ante cualquier sospecha de la enfermedad en producción; estar al pendiente de síntomas como diarrea, mastitis, baja producción o problemas respiratorios, ya que el constante monitoreo es importante en la rapidez para evitar replicar los casos ocurridos en el país vecino. Ante los hatos positivos de leche con alta carga viral la alternativa es la pasteurización, mientras que la recomendación en carne es la cocción arriba de los 60° C.
Con respecto a los principales vectores, el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) cuenta con un reservorio de hasta 11 especies de aves migratorias que pueden transmitir el virus; algunas especies que resaltaron en la charla fueron el pato Mallard y el ganso Rosewood. Pero se debe tomar en cuenta que los humanos también pueden ser vectores al estar en contacto con los animales sin las medidas adecuadas de bioseguridad, lo cual recuerda el concepto de Una Salud.
Por último, cabe destacar que ante la falta de promoción de la salud, mantener en conjunto una vigilancia epidemiológica, continuar con los proyectos de investigación, facilitar el acceso a la información y no descuidar la vacunación puede ser medidas para salvar miles de vidas de las distintas especies animales, pues aunque la previsión que más preocupa se llame influenza aviar H5N1, la verdad es que no es la única variante que puede volverse pandemia como H1N1 de 2009 y, como se ha visto, tampoco infecta únicamente a las aves, por lo que la prevención, investigación e información son las herramientas recomendadas para tratar con este virus que continúa sorprendiendo a la comunidad médica humana y veterinaria.