Fuera de los mataderos, los animales pueden ser sacrificados con fines distintos del consumo humano si, por ejemplo, son improductivos, lesionados o enfermos terminales. También pueden ser sacrificados a gran escala para el control de enfermedades o la gestión de catástrofes. En la primera fase del proceso, los animales son manipulados y trasladados al lugar de sacrificio y, en la segunda fase, son sujetados y sacrificados.
Expertos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) señalaron que ambos pasos pueden dar lugar a problemas de bienestar y subrayaron la necesidad de aturdir adecuadamente a los animales para que no recuperen la conciencia antes de sacrificarlos. También formularon una serie de recomendaciones sobre el uso correcto de los métodos de sacrificio para minimizar el dolor y el miedo.
El nuevo dictamen de la EFSA sigue las recomendaciones anteriores sobre el sacrificio de pequeños rumiantes para el consumo humano publicadas en 2021. Se espera disponer de nuevos consejos sobre el bienestar de los equinos en el momento del sacrificio para finales de 2024. El trabajo “servirá de base para la revisión en curso del Reglamento de la UE sobre la protección de los animales en el momento del sacrificio”, añaden.