Mientras las agencias mundiales de salud pública se centran en cómo reaccionar ante la próxima pandemia una vez que haya comenzado, un nuevo plan propone utilizar perspectivas ecológicas para prevenir brotes de enfermedades antes de que ocurran, según un artículo publicado en Nature.
Las pandemias comienzan cuando animales portadores de enfermedades, como los murciélagos, se acercan a personas, ganado u otros animales y transmiten nuevos patógenos. Virus como el SARS-CoV-2, el SARS-CoV-1, el Nipah, el Hendra y posiblemente el Ébola se han propagado fatalmente de los murciélagos a los humanos, a veces a través de un huésped intermediario.
Un equipo internacional de 25 científicos ha propuesto una hoja de ruta sobre cómo prevenir la próxima pandemia conservando las áreas naturales y promoviendo la biodiversidad, proporcionando así a los animales suficiente alimento, refugios seguros y distancia para limitar el contacto y la transferencia de patógenos a los humanos.
"El mundo se centra en cómo podemos detectar y luego contener un nuevo patógeno una vez que está circulando en humanos, en lugar de como podemos evitar que ese patógeno entre en la población humana en primer lugar", explicaba Raina Plowright, profesora del Departamento. de Salud Pública y de Ecosistemas de la Facultad de Medicina Veterinaria.
"La prevención promueve la equidad en salud al reducir el riesgo de que ocurra una pandemia, lo que reduce el riesgo de enfermedad para todos", añadía Charley Willison, profesor asistente de salud pública y de los ecosistemas y coautor del artículo.
La estrategia de prevención de pandemias se basa en conocimientos de un par de artículos de 2022 que sirven como estudio de caso aplicable a todos los animales que potencialmente portan enfermedades zoonóticas. Esos artículos –sobre cómo los murciélagos pueden transmitir el mortal virus Hendra a los caballos y a las personas– explicaban que cuando los murciélagos pierden sus hábitats naturales y sus fuentes de alimento durante el invierno, sus grandes poblaciones se fragmentan y migran en pequeños grupos a áreas agrícolas y urbanas. También se estresan, en parte debido a fuentes inadecuadas de alimentos, y eliminan más virus en la orina. El virus cae al suelo donde los caballos que pastan se infectan, y los caballos, a su vez, pueden infectar a las personas. Pero cuando los hábitats naturales pueden proporcionar alimentos adecuados, especialmente en los meses de invierno, los murciélagos regresan a estos hábitats, se agregan en grandes cantidades y dejan de esparcir virus.
IMPORTANCIA DE LA CONSERVACIÓN DE LOS ECOSISTEMAS
La hoja de ruta utiliza este y otros estudios de caso para explicar los mecanismos que vinculan el cambio ambiental y la propagación de patógenos de los animales a los humanos, e identifica intervenciones ecológicas para alterar estos vínculos y marcos de políticas para implementarlas.
Los cambios en el uso de la tierra son un factor importante para la propagación de patógenos provenientes de la vida silvestre a las personas, a través de comportamientos humanos que ponen a las personas en contacto más cercano con los animales. Por ejemplo, cuando los humanos construyen caminos hacia áreas naturales previamente intactas, aumentan las oportunidades de exposición humana a especies de vida silvestre. Con un acceso más profundo a las áreas naturales, aumenta el comercio de vida silvestre, se abren nuevas industrias como la extracción de guano de murciélago en cuevas y nuevas comunidades pueden cazar más, a menudo para subsistir. Así, “las personas han contraído enfermedades al matar murciélagos o al comer fruta contaminada con saliva de murciélago”.
Además, como reveló el estudio de caso del virus Hendra, sin un hábitat intacto, los animales se estresan y eliminan más virus, y se desplazan en busca de alimento hacia áreas agrícolas y urbanas, superponiéndose más con las personas. Muchos expertos creen que la próxima pandemia provendrá de un nuevo patógeno que aún no ha infectado a las personas, afirmó Plowright.
DISPONIBILIDAD DE ALIMENTOS PARA EVITAR LAS MIGRACIONES
Las intervenciones ecológicas que interrumpen estos mecanismos de desbordamiento comienzan por proteger los lugares donde comen los animales. "Necesitamos asegurarnos de que siempre haya un suministro abundante de alimentos disponible en todas las épocas del año, especialmente cuando los animales se encuentran en etapas estresantes de vida, como la reproducción y la migración", comentaba Plowright.
A continuación, es importante proteger los lugares donde los animales pueden descansar o agregarse, ya que decenas de miles de murciélagos pueden dormir en las marquesinas y cuevas, de modo que cuando estas áreas son perturbadas, estas poblaciones pueden fragmentarse, moverse y esparcir más virus. Además, “es posible que los murciélagos que viven en cavernas no tengan otras cuevas a las que trasladarse, en cuyo caso se quedan dónde están, se estresan más y probablemente eliminan más virus. También es clave proteger las tierras que actúan como barreras entre las personas y la vida silvestre”.
"Hay billones de microbios en la naturaleza, pero rara vez nos enfermamos, porque hay muchas, muchas barreras entre nosotros y los nuevos patógenos", explica Plowright.
Por último, para las comunidades que entran en contacto con animales, “es importante garantizar que las personas tengan la protección que necesitan para evitar la exposición a patógenos, añadía.
LUCHA CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO
Los investigadores proponen soluciones que no sólo protejan a la humanidad de la próxima pandemia, sino que también conserven la biodiversidad y mitiguen el cambio climático; Sostienen que los marcos de políticas deberían intentar reflejar estas sinergias. Si bien los funcionarios de salud pública se han centrado en la investigación biomédica, que es necesaria, “sólo existen unos pocos estudios ecológicos que exploran los factores que impulsan el desbordamiento y lo que lo detiene”.
Los autores del estudio enfatizan la necesidad de una agencia o panel internacional que pueda evaluar y sintetizar datos sobre prevención, preparación y respuesta a pandemias y recopilar métricas sobre la integridad de los ecosistemas, la integridad ecológica y la biodiversidad.
"La capacidad política limitada, unida al mayor riesgo de pandemias debido al cambio climático, requiere acción", alertaba Willison. "Una mayor inversión en políticas pandémicas en general, con énfasis en la prevención de pandemias, promoverá estrategias de mitigación de pandemias más efectivas y equitativas".