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Elaboran una guía con los principios a seguir para tener una clínica veterinaria Cat Friendly
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Elaboran una guía con los principios a seguir para tener una clínica veterinaria Cat Friendly

El objetivo es guiar e inspirar a todos aquellos que trabajan para mejorar la vida de los gatos en todo el mundo
Gato veterinaria (3)
La organización explica estrategias que los veterinarios pueden adoptar para respetar a los gatos en su práctica diaria.

La organización benéfica en bienestar de gatos International Cat Care (iCatCare) y su división veterinaria, la Sociedad Internacional de Medicina Felina (ISFM), han desarrollado los "Principios Cat Friendly", una serie de pensamientos y comportamientos que sustentan el trabajo de la organización benéfica y los cimientos de su innovador programa Cat Friendly Clinic, cuyo objetivo es guiar e inspirar a todos aquellos que trabajan para mejorar la vida de los gatos en todo el mundo. Hay siete principios en total: tres dedicados al gato y cuatro a las personas que trabajan con gatos para defender su bienestar.

 

Un artículo realizado por la International Cat Care explorará los primeros tres principios “centrados en los gatos” y su importancia para los profesionales veterinarios.

 

RESPETAR A LOS GATOS


 

El primer principio se centra en comprender la fisiología y la naturaleza únicas de los gatos como especie, así como su diversidad individual en términos de temperamento y comportamiento. Es esencial que los profesionales veterinarios adapten su enfoque, de manera pequeña pero significativa, a cada gato individual tal como se presenta en la clínica.

 

Más allá de las necesidades comunes que comparten todos los gatos (acceso a comida y agua, lugares seguros para dormir y descansar, un lugar para ir al baño, oportunidades para comunicarse rascándose y frotándose la cara, y oportunidades para jugar y expresar comportamientos depredadores), las necesidades de un gato individual pueden variar significativamente dependiendo varios factores, explican. Algunos de ellos son la genética (padres y linaje racial), la salud física y el bienestar mental de la reina durante el embarazo, la experiencia del gato, especialmente durante los dos primeros meses de vida, la etapa de la vida o el estado reproductivo.

 

Considerar el estilo de vida del gato en un espectro, ya sea que sea capaz de vivir felizmente como mascota o como un gato salvaje adaptado a la libertad, “también puede ayudar a proporcionar una mejor comprensión y adaptar la atención veterinaria a las necesidades de cada individuo”.

 

Asimismo, la organización explica distintas estrategias que los profesionales veterinarios pueden adoptar para respetar a los gatos en su práctica diaria.

 

Así, aconsejan adoptar un enfoque personalizado al trabajar con gatos en la clínica en función de los antecedentes del gato, la presentación de comportamientos y el lenguaje corporal (lo que permite hacer deducciones sobre el estado emocional del gato) y cualquier historial médico o conductual significativo previo.

 

También consideran útil reconocer y reducir las emociones negativas, como el miedo-ansiedad, el dolor y la frustración. Esto, indican, “es esencial para poder intervenir para mejorar el bienestar mental de sus pacientes felinos y también reducirá las lesiones tanto de los gatos como de los miembros del equipo (por ejemplo, registrar en el historial hospitalario de un paciente ansioso que requiere un manejo mínimo)”.

 

Registrar el comportamiento del gato, sus preferencias individuales y cómo respondió a cualquier intervención Cat Friendly en su historial médico para ayudar a reducir el estrés en futuras visitas es otro punto recomendado.

 

Igualmente, consideran necesario “respetar la tolerancia individual del gato para la interacción física con las personas para influir en la mejor manera de interactuar con ese gato”. Si bien muchos gatos tendrán una alta tolerancia al manejo por parte de las personas, “muchos no la tendrán y requerirán un enfoque de manejo mínimo”.

 

Garantizar que el personal tenga el conocimiento y las habilidades para llevar a cabo un manejo mínimo y seguro de los gatos (incluido saber cuándo no manipularlos) es igual de importante. “Las herramientas esenciales, como toallas, jaulas de sujeción (para gatos salvajes) y métodos de sedación y anestesia, deben estar disponibles en la clínica en todo momento”.

 

La organización también insta a crear oportunidades para que los gatos expresen comportamientos positivos cuando sea posible y apropiado (por ejemplo, ofreciéndoles una golosina o brindándoles la oportunidad de jugar).

 

“Respetar a los gatos no solo es esencial para proteger su bienestar mental, sino que también facilitará su examen clínico, mejorará la precisión de los diagnósticos realizados y permitirá que su equipo brinde la mejor atención posible al paciente”, concluyen.

 

CONSIDERAR POR IGUAL LA SALUD FÍSICA Y EL BIENESTAR MENTAL DEL GATO


 

La medicina veterinaria se ha centrado tradicionalmente en la salud física de los pacientes, desde el tratamiento de enfermedades hasta la atención médica preventiva. Pero a menudo “se pasa por alto la influencia del bienestar mental y el impacto que la biología del comportamiento, el medio ambiente y la interacción humana pueden tener en el estado de salud general de un gato”.

 

La salud física y el bienestar mental influyen directamente entre sí y ambos se ven afectados cuando los gatos experimentan dolor, malestar, lesiones, enfermedades o angustia (aguda o crónica). Comprender esta relación significa que los profesionales veterinarios “pueden desarrollar un enfoque de tratamiento más holístico para mejorar la salud y el bienestar del paciente”.

 

Las consideraciones aportadas por la organización para los profesionales veterinarios a la hora de mantener bien a los gatos incluyen identificar y abordar las causas subyacentes de los problemas de comportamiento que pueden provocar lesiones físicas o enfermedades (por ejemplo, conflictos en un hogar con varios gatos), o reconocer el papel que puede desempeñar el estrés en enfermedades clínicas, como la cistitis idiopática felina, y las consideraciones que esto puede tener para un plan de tratamiento eficaz (p. ej., buen manejo de la bandeja sanitaria).

 

Por otro lado, sugieren incorporar estrategias para mejorar el bienestar mental en todas las etapas de la vida (p. ej., adaptaciones ambientales para que los gatos con movilidad reducida accedan a recursos, como rampas o escaleras para llegar a lugares de descanso).

 

Igualmente, importante es comprender el impacto que un plan de tratamiento podría tener en el cumplimiento y el vínculo humano-animal. Las citas frecuentes, la administración de medicamentos y el confinamiento después de un procedimiento quirúrgico pueden afectar el resultado exitoso, así como la confianza del cuidador en el equipo veterinario. “Considere si el beneficio a largo plazo para la salud física del gato supera el impacto negativo a corto plazo en su bienestar mental y en la relación con su cuidador”, y lanzan la siguiente pregunta ¿Puede adaptar el plan a sus necesidades individuales (por ejemplo, considerar una ruta alternativa para la medicación o enseñarle a un propietario a medir la presión arterial en casa)?

 

Por último, recomiendan practicar cuidados cooperativos para ayudar a los gatos a sentirse más cómodos en la clínica. A los gatos, comentan, se les puede enseñar a aceptar que los toquen como parte de un examen físico o a cooperar voluntariamente en los procedimientos utilizando refuerzo positivo e interacciones amigables con los gatos. “La relación entre salud física y bienestar mental también debe tenerse en cuenta a la hora de trabajar para prevenir un bienestar deficiente”.

 

NO HACER DAÑO A LOS GATOS


 

Todos los profesionales veterinarios están familiarizados con el juramento "primero no hacer daño" y están dedicados a defenderlo en los pacientes. Para llevar esto a cabo lo mejor posible, “debemos considerar todas las formas de daño y su impacto potencial en el bienestar de los gatos”.

 

El daño puede afectar tanto la salud física como el bienestar mental (a corto o largo plazo) y puede surgir, indican, de un exceso de algo considerado positivo (por ejemplo, alimentos) o negativo (por ejemplo, manipulación con fuerza).

 

Sobre este punto, la organización recomienda formas en que los profesionales veterinarios pueden comprometerse a prevenir daños en los gatos.

 

El primer punto es evitar el manejo inadecuado y educar a los cuidadores sobre cómo manipular e interactuar con los gatos en el hogar (p. ej., educar a los dueños para que sean guiados por sus gatos en sus interacciones con los dueños).

 

En cuanto a trabajar para prevenir la cría irresponsable de gatos, comentan que esto incluye el “reconocimiento de los rasgos heredados que comprometen la salud y el bienestar de los gatos (por ejemplo, la osteocondrodisplasia en Scottish Fold), el fomento de la detección de enfermedades hereditarias como parte de la cría responsable y el papel de la castración (preferiblemente en cuatro meses de edad) para prevenir camadas no deseadas”.

 

Reconocer e intervenir tanto en problemas de salud física como en estados emocionales negativos es otro matiz destacado. “Educar a los dueños de gatos sobre el comportamiento de los gatos y cómo identificar signos de angustia, lo que también incluye la capacidad de evaluar la mala calidad de vida e intervenir adecuadamente (p. ej., cuidados paliativos o eutanasia)”.

 

En cuanto a realizar intervenciones como cirugía o procedimientos dentales, instan a que solo tengan lugar con el equipo adecuado, instalaciones de atención clínica y acceso a medicamentos analgésicos/ansiolíticos adecuados, y a “adoptar principios Cat Friendly para evitar angustia en las citas veterinarias”.

 

Por último, consideran “trabajar con gatos sin dueño como parte de organizaciones de realojamiento o programas de captura, castración y retorno”. En este punto, remarcan lo esencial que resulta “reconocer que las intervenciones adecuadas para gatos domésticos con dueño (como la hospitalización para recibir tratamiento médico) pueden ser completamente inapropiadas para un gato salvaje o callejero, donde el impacto negativo del confinamiento o la medicación en el bienestar mental puede superar con creces cualquier impacto positivo en la salud física”.

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