Las charcas ganaderas son sistemas acuáticos artificiales lénticos, más o menos temporales y someros (generalmente con una profundidad inferior a un metro), que en España se encuentran principalmente en zonas de clima mediterráneo árido y semiárido.
Su objetivo principal es abastecer de agua al ganado, aunque estos sistemas también contribuyen de forma significativa a la conservación de la biodiversidad. Sin embargo, representan una conexión ambiental crítica entre los microorganismos y sus hospedadores vertebrados, pudiendo facilitar la persistencia y transmisión de patógenos, explican desde el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC).
Identificar las características clave de las charcas ganaderas es fundamental para diseñar medidas de bioseguridad inspiradas en el concepto One Health, de modo que consideren tanto la biodiversidad como los aspectos sanitarios asociados a su existencia y uso. Por ello, investigadores del Grupo de Investigación en Sanidad y Biotecnología (SaBio) del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC – CSIC, UCLM, JCCM) estudiaron 298 charcas y puntos de agua en 120 explotaciones ganaderas del centro de España, tanto en explotaciones con historial reciente de tuberculosis como en explotaciones libres de tuberculosis.
Tal y como comunican desde IREC, “los resultados mostraron que las charcas ganaderas situadas en explotaciones con tuberculosis estaban un 42% más cerca de la vegetación que los situados en explotaciones libres de esta enfermedad infecciosa. Por otro lado, las explotaciones con charcas artificiales mostraron un mayor riesgo de infección por tuberculosis que las que tenían charcas naturales. Además, la densidad de charcas ganaderas por unidad de superficie se asoció negativamente con el riesgo de infección por tuberculosis en las explotaciones”.
Asimismo, el mejor modelo explicaba la positividad de las explotaciones a la tuberculosis como una función de la distancia entre los puntos de agua y la cubierta vegetal más cercana, la riqueza de la vegetación acuática encontrada en estos puntos, la intensidad del uso por el ganado (pisoteo; las charcas situadas en explotaciones con tuberculosis fueron pisoteadas más intensamente por el ganado), la densidad de charcas circundantes y la interacción entre el perímetro del punto de agua y el número total de signos de hospedadores potenciales de la tuberculosis por charca.
Finalmente, “de forma general, este trabajo de investigación sugiere que medidas como el aumento del número de charcas en las explotaciones ganaderas, la colocación de nuevas charcas más alejadas de la cubierta vegetal leñosa o cercar al ganado en charcas muy usadas por la fauna silvestre potencialmente transmisora de tuberculosis, podría contribuir a mitigar la transmisión de la tuberculosis entre la fauna silvestre y el ganado y a equilibrar la conservación de la biodiversidad y las necesidades de sanidad animal en los sistemas de pastoreo extensivo”, señalan.