La pigmentación corneal es una respuesta biológica que se produce en la córnea debido a diversos estímulos irritantes, incluidos trastornos mecánicos, inmunomediados y de la película lagrimal, como la queratoconjuntivitis seca. Se ha observado que las razas braquicéfalas, incluidas el Pug, Shih Tzu, Lhasa Apso, Pekinés y Boston Terrier, son particularmente susceptibles a una pigmentación corneal rápida y pronunciada. Además, la pigmentación corneal se ha asociado con trastornos inmunológicos como la queratitis superficial crónica (CSK) o pannus pigmentario, queratoconjuntivitis seca (KCS), queratitis ulcerosa crónica y síndrome de queratitis pigmentaria en razas braquicéfalas.
La queratitis pigmentaria (PK) es una afección clínica que se observa comúnmente en perros braquicéfalos, principalmente debido a la irritación crónica de la córnea. El desarrollo de pigmentación corneal localizada generalmente se inicia en la córnea nasal y se expande por toda la superficie ocular.
Se supone que esta pigmentación surge de la infiltración de una lesión epitelial corneal pigmentada, que supera la capacidad regenerativa de las células epiteliales corneales. Más recientemente, se ha documentado evidencia microscópica de melanina corneal acompañada de patología inflamatoria, lo que respalda aún más la adopción del término "queratitis pigmentaria" para describir esta afección. La presencia de pigmento en la córnea puede provocar discapacidad visual y, en casos graves, ceguera.
Estudios recientes han informado de una alta prevalencia de PK en perros Pug o carlinos. Sin embargo, aún no se comprende completamente la causa exacta de esta afección y faltan estrategias de tratamiento definidas. Además, la gravedad de la enfermedad parece estar relacionada con la presencia de melanosis en el limbo corneal y la densidad de la melanosis corneal, lo que sugiere una predisposición en esta raza.
94,5 % DE LOS PERROS ESTUDIADOS ESTABAN AFECTADOS
Los objetivos de una investigación realizada en las Islas Canarias fueron evaluar la prevalencia de PK en perros de raza Pug dentro de dicho entorno geográfico, examinar los factores predisponentes que contribuyen a la PK en esta cohorte e investigar la evaluación cuantitativa y cualitativa de la película lagrimal en perros de raza Pug.
Se examinaron un total de 219 ojos de 110 perros, y el 94,5 % de ellos estaban afectados por PK. La edad, las enfermedades oculares previas, la vascularización corneal y la sensibilidad corneal se asociaron significativamente con la presencia de la enfermedad y la gravedad de la pigmentación corneal.
El estudio también encontró que la baja producción de lágrimas y los parpadeos incompletos, así como una sensibilidad corneal reducida, estaban relacionados con formas más graves de pigmentación corneal.
La prueba Tear Ferning (TFT) se identificó como una herramienta valiosa para evaluar la calidad de las lágrimas en perros, y los peores resultados de la prueba indican un mayor riesgo de PK grave. Se observó además una prueba de tiempo medio de ruptura de la lágrima (TBUT) más baja en perros con PK.
Asimismo, el estudio reveló una diferencia estadísticamente significativa en el grosor de la córnea entre las zonas nasal y temporal, siendo la zona nasal más gruesa. También se sugirió que el sexo y el estado de fertilidad pueden influir en la incidencia de PK y la gravedad de la pigmentación corneal.
“Nuestro estudio encontró una alta prevalencia de PK en perros de raza Pug en las Islas Canarias, lo que sugiere una posible base genética para la enfermedad”, han comentado los autores.
La gravedad de la pigmentación corneal se asoció con la edad, y los perros mayores tenían un mayor riesgo. Por otro lado, según explican, las hembras Pug, particularmente aquellas que fueron esterilizadas, tenían una menor probabilidad de desarrollar PK. También se descubrió que las enfermedades oculares previas y las alteraciones en la conformación del párpado eran factores de riesgo potenciales para la PK.
En general, “estos hallazgos brindan información sobre las causas subyacentes de la PK en los Pugs y pueden informar estrategias de tratamiento futuras para esta raza”. No obstante, “se necesitan más investigaciones para comprender mejor la etiología y los mecanismos subyacentes de la PK en perros de raza Pug”.