La infección por dengue es causada por el virus del dengue (DENV, por sus siglas en inglés), que es un virus de ARN monocatenario. El virus comprende cuatro serotipos distintos, DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4, que se transmiten a los individuos principalmente a través de la picadura de una hembra de Aedes aegypti infectada o, en menor medida, de una hembra de A. albopictus.
La infección por cualquiera de los cuatro serotipos produce principalmente dengue clásico, que suele ser leve y autolimitado. Sin embargo, en algunos casos, la enfermedad puede progresar a formas más graves y potencialmente mortales, como el dengue hemorrágico (DHF) y el síndrome de shock por dengue (DSS).
El dengue está actualmente ampliamente distribuido en más de 100 países de las regiones tropicales y subtropicales del mundo, donde supone una importante carga socioeconómica para estas zonas. En América Latina y el Caribe, se estima que el impacto económico del dengue supera los 3 mil millones de dólares anuales, principalmente debido a la pérdida de productividad, los gastos médicos y el coste de los programas de control de vectores.
La infección por dengue sigue siendo la enfermedad viral transmitida por artrópodos más importante que afecta a la humanidad, con una incidencia anual estimada de 100 a 400 millones de infecciones en todo el mundo.
El dengue se transmite predominantemente en un ciclo humano-mosquito-humano denominado transmisión horizontal (HT). Cuando un individuo se infecta por primera vez con virus del dengue, se produce una respuesta inmunitaria que produce anticuerpos específicos para ese serotipo de DENV, proporcionando así inmunidad específica para el serotipo de por vida. Sin embargo, la infección secundaria por otro serotipo de DENV da como resultado una infección mejorada a través de un fenómeno conocido como mejora dependiente de anticuerpos.
Un mosquito hembra generalmente se infecta con el virus cuando se alimenta de sangre de un individuo virémico. El virus primero infecta el intestino medio del mosquito y luego se propaga a otros tejidos, como las glándulas salivales y el tracto reproductivo, durante un período de incubación extrínseco de 8 a 12 días, después del cual puede transmitirse horizontalmente a otros individuos tras la picadura del mosquito.
El virus del dengue también puede transmitirse verticalmente desde una hembra de mosquito infectada a su descendencia. La transmisión vertical puede ocurrir por transmisión transovárica, en la que el virus infecta los tejidos germinales de la hembra, incluidos los ovocitos, o por transmisión transovárica, que ocurre durante la fertilización o por infección viral de los óvulos maduros completamente intactos durante la oviposición.
Si bien se ha demostrado que la transmisión vertical del dengue ocurre en la naturaleza, no se comprende completamente la frecuencia con la que ocurre y su posible importancia para el estado epidemiológico del dengue, particularmente en el Caribe.
Por lo tanto, un trabajo reciente ha buscado resaltar posibles brechas en la detección de transmisión vertical y su posible importancia en la epidemiologia de la enfermedad.
Los autores realizaron búsquedas en las bases de datos PubMed, Lilacs y Google Scholar utilizando una combinación de las palabras clave: “transmisión vertical”, “transmisión transovárica”, “dengue”, “Ae. aegypti ”, “ Ae. albopictus”, “Caribe” y “América Latina”.
ESTUDIOS EN BRASIL Y MÉXICO
La transmisión vertical del virus del dengue se ha investigado exhaustivamente en varios países de la región del Caribe, pero “la mayoría de los estudios se realizaron en Brasil y México, donde los investigadores han empleado numerosas técnicas en su búsqueda para demostrar la aparición o ausencia de transmisión vertical en la naturaleza”, indicaron los investigadores.
Los datos recogidos en los estudios revisados por los autores han confirmado la existencia de transmisión vertical por virus del dengue en la naturaleza. Sin embargo, en la actualidad, “su importancia epidemiológica en la transmisión de enfermedades sigue siendo muy controvertida”.
Esto se debe principalmente a las muchas lagunas de conocimiento que persisten en la región sobre las poblaciones de mosquitos y las cepas de virus, “además de la falta de estandarización en la presentación de informes”, han explicado.
Por lo tanto, la importancia epidemiológica de la transmisión vertical “no debe descartarse únicamente basándose en las bajas tasas de infección filial reportadas en la naturaleza. En cambio, es necesario desarrollar e implementar métodos estandarizados para garantizar que los ensayos utilizados para la detección de transmisión vertical sean consistentes en cuanto a la recolección de muestras, el número de muestras analizadas y la metodología de prueba empleada, permitiendo así una mejor comparación entre los estudios”.
Dada la limitada documentación sobre este fenómeno en el Caribe, “es difícil sacar conclusiones, lo que subraya la necesidad de realizar mayores investigaciones en esta área”, añaden. En general, “el descubrimiento de VT del virus del dengue en la zona del Caribe enfatiza la importancia de investigar su aparición natural y sugiere que su detección puede servir como una señal de alerta temprana para futuros brotes”.