Una universidad de Colombia permitirá el acceso a perros de apoyo emocional
En la Universidad de Antioquia, en Colombia, se permite desde hace décadas el ingreso de perros de asistencia médica que acompañan a personas con alguna condición de discapacidad o con ciertos problemas de salud. Sin embargo, a partir de ahora, también podrán entrar los perros de apoyo emocional, gracias al nuevo protocolo que adapta los espacios de la universidad a las nuevas realidades sociales.
El vicerrector general de la Universidad, Élmer Gaviria Rivera, señaló que para realizar este protocolo integraron a “todos los actores que podían hacer aportes desde diferentes puntos de vista para resolver y viabilizar el ingreso de los perros de soporte emocional a la Universidad”.
En este sentido, la Escuela de Medicina Veterinaria fue una de las entidades participantes en la concepción de este protocolo. “Estuvimos acompañando al equipo en todo lo que tiene que ver con nuestra experiencia, como las condiciones de bienestar que se deben garantizar a los animales, su salud, el aspecto etológico —comportamiento—, porque no todos son aptos para el acompañamiento emocional”, destacó el director de la escuela, Jorge Arturo Fernández.
Conviene recordar que los perros de asistencia médica son aquellos que asisten a personas con discapacidad visual, sordo-señantes, personas con diabetes, epilepsia o trastorno del espectro autista, entre otros. Por tanto, son animales entrenados en centros especializados, desde temprana edad, para realizar actividades específicas de apoyo a estas personas.
Sin embargo, los perros de apoyo emocional no requieren un entrenamiento especializado, ya que su sola compañía sirve de ayuda a personas con cuadros de ansiedad, depresión y otros trastornos, sean permanentes o pasajeros.
Cynthia Olivares Ochoa, de la Dirección Jurídica de la universidad, explicó que “en la legislación ya se han abordado suficientemente los perros de asistencia médica, pero en años recientes se ha incrementado la necesidad de los de apoyo emocional, mediante un proceso terapéutico en el que el profesional de la salud mental considera que una persona requiere el soporte de un animal que le puede ayudar en su tratamiento, que no tenía una regulación, y con base en esto empezamos a elaborar el protocolo”.
Por otra parte, el profesor Jorge Arturo Fernández recalcó que el protocolo busca que “tanto el animal como la persona puedan beneficiarse de este procedimiento y que los perros no se pongan en riesgo en ningún momento al ingresar a la Universidad”.
Juliana Barbieri, coordinadora del Programa Sociojurídico de Protección Jurídica a los Animales, afirmó que “fue de gran importancia sentar las bases para que el protocolo no se limitara simplemente al permiso de ingreso de los perros, sino también a la educación de las personas, para que se piense sobre la pertinencia de tener un animal en un campus universitario, si es verdaderamente necesario llevar al perro o si solo se está satisfaciendo un deseo personal; o si al perro le gusta estar en este espacio, donde hay mucha gente”.
Una de las primeras beneficiadas del protocolo es Cristal Violeta Morillo Enríquez, coordinadora en la Facultad de Artes, quien comentó que esta nueva medida “no solo beneficia mi estabilidad emocional, sino también mi rendimiento laboral, porque aunque hay veces que la realidad se torna pesada, compleja, no hay momento en que su mirada de amor no pueda salvarme”.
Recomendados
