Desde 2005, la influenza aviar ha tenido un coste asombroso, con más de 500 millones de aves perdidas a causa de la enfermedad en todo el mundo. Su impacto devastador se extiende más allá de las aves domésticas y silvestres y amenaza los medios de vida, la seguridad alimentaria y la salud pública. El reciente cambio en la ecología y epidemiología de la enfermedad ha aumentado la preocupación mundial a medida que se ha extendido a nuevas regiones geográficas. Esta circulación intensificada aumenta la probabilidad de que el virus evolucione y se propague a nuevas especies, incluidos los mamíferos, lo que representa un riesgo para la salud humana.
Así, desde la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) explican que la naturaleza en rápida evolución de la influenza aviar y los cambios en sus patrones de propagación "requieren una revisión de las estrategias de prevención y control existentes. Para contener eficazmente la enfermedad, proteger la sostenibilidad económica del sector avícola y reducir los riesgos potenciales de pandemia", por ello abogan por "reconsiderar todas las herramientas disponibles, incluida la vacunación".
"Dados los recientes avances en su epidemiología y la creciente circulación de influenza aviar de alta patogenicidad (HPAI) en animales salvajes, es posible que medidas de bioseguridad más estrictas y el sacrificio masivo de aves de corral ya no sean suficientes para controlar la enfermedad. Con la migración estacional de aves silvestres de norte a sur, los países deben estar preparados para un aumento de los brotes y considerar enfoques complementarios, como la vacunación, en consonancia con las normas internacionales vigentes en materia de salud y bienestar animal", agregan.
VACUNACIÓN COMO MEDIDA DE CONTROL
La OMSA asegura que, "si se implementa adecuadamente, la vacunación no debería ser una barrera para el comercio seguro".
Tradicionalmente, la IAAP ha sido motivo de preocupación principalmente entre las aves domésticas y su control se ha previsto a nivel de granja. Los patrones de transmisión actuales muestran que ahora está circulando en poblaciones de aves silvestres, lo que impulsa su propagación no solo entre diferentes granjas, sino también dentro de las granjas. En la práctica, esto ha hecho que sea cada vez más difícil proteger una granja de la introducción de enfermedades, debido a la mayor exposición, tanto de las granjas avícolas vecinas como de las aves silvestres.
Medidas como la vigilancia para la detección temprana y el seguimiento de los virus de la influenza aviar, las medidas sanitarias preventivas (bioseguridad) y las medidas de control de enfermedades (sacrificio selectivo, controles de movimiento, cuarentena) siguen siendo el núcleo de cualquier estrategia de control de la influenza aviar.
Sin embargo, inciden en que "la vacunación de las aves de corral ya no puede excluirse de las alternativas disponibles y debe considerarse una herramienta complementaria".
En este sentido, explican que ofrece varias ventajas cuando está científicamente justificado. Una de ellas es la prevención y control de brotes en poblaciones de aves domésticas vacunadas, "lo que resulta en una reducción de la circulación del virus dentro y entre las bandadas y un menor riesgo de contagio a la vida silvestre".
Otra de ellas es la reducción de las pérdidas económicas, tanto directas (por ejemplo, muertes de aves) como indirectas (por ejemplo, sacrificio masivo e interrupción del comercio). "Cuando se implementa adecuadamente, la vacunación contra la influenza aviar es compatible con el comercio seguro, según los estándares internacionales de la OMSA", aseguran.
También existe menor riesgo de exposición humana a los virus de la gripe aviar "y, por tanto, de una posible pandemia, en consonancia con el enfoque Una Salud"; impacto ambiental minimizado al reducir el riesgo de contagio a los animales salvajes; o incentivos a la investigación innovadora para mantener la eficacia de las vacunas en el tiempo, gracias a la experiencia adquirida. Esto anima a los fabricantes a desarrollar y mejorar el acceso a vacunas eficaces y actualizadas.
"En determinados contextos socioeconómicos, la vacunación contra la influenza aviar puede contribuir a la sostenibilidad general de la industria avícola y a la preservación de los sistemas de producción al aire libre. A menudo se trata de un patrimonio cultural, aunque dichos sistemas no sean óptimos en cuanto a su bioseguridad. Ayuda a mantener la salud de las aves domésticas y silvestres, garantizando un suministro estable de productos avícolas para los consumidores y preservando la biodiversidad. Además, los programas de vacunación con protocolos preestablecidos basados en el riesgo mejoran la preparación de un país ante brotes, tanto en la velocidad de respuesta como en la preparación para el mayor riesgo", exponen.
RESPONSABILIDADES DE LOS PAÍSES
La OMSA señala que la vacunación contra la influenza aviar debe considerarse como parte de una estrategia más amplia de prevención y control de la enfermedad. Esto debe incluir otras disposiciones, como medidas de bioseguridad, vigilancia de enfermedades para la detección temprana, respuesta rápida a los brotes y una estrategia de salida bien planificada. "La vacunación puede ser una medida temporal para controlar mejor la situación de la enfermedad".
De este modo, recuerdan que las autoridades veterinarias nacionales tienen a su cargo la decisión de vacunar basándose en una evaluación de riesgos, que depende de varios factores e implica diversas responsabilidades, entre ellas: vacunas registradas confiables y de alta calidad; capacidad de vigilancia; compromiso de los productores avícolas; recopilación de datos de productores y veterinarios; y la trazabilidad de todo el proceso.
PREOCUPACIÓN POR LAS RESTRICCIONES AL COMERCIO
La Organización Mundial de Sanidad Animal afirma que la vacunación es compatible con la búsqueda de un comercio seguro de aves y productos avícolas.
"Hasta la fecha, a pesar de la crisis mundial, la vacunación se ha utilizado sólo en un número limitado de países como medida preventiva, de emergencia o sistemática para proteger a las aves de corral u otras poblaciones de aves cautivas de la IAAP. Las preocupaciones sobre las restricciones al comercio internacional obstaculizan su uso, aunque la inclusión de la vacunación como herramienta de control ha sido respaldada por estándares internacionales adoptados por la Asamblea Mundial de Delegados nacionales de la WOAH".
Las restricciones comerciales injustificadas a las aves de corral y los productos avícolas provenientes de rebaños vacunados tienen un enorme impacto en un sector que contribuye significativamente a la seguridad alimentaria y la economía mundial. Por ello es vital mantener su comercio internacional garantizando al mismo tiempo la seguridad de estos intercambios.
La OMSA explica que esto se puede garantizar de dos maneras. Por un lado, los países que vacunan deberán proporcionar la certificación adecuada a sus socios comerciales para garantizar que sus medidas cumplan con los estándares internacionales con base científica de la OMSAN. También deben demostrar sus planes para llevar a cabo la vigilancia necesaria de las cepas circulantes una vez que se haya implementado la vacunación, y su capacidad para demostrar la ausencia de circulación del virus.
Por su parte, los países importadores deben tomar decisiones basadas en el riesgo e implementar medidas con base científica que permitan un comercio seguro y al mismo tiempo prevengan la propagación de la influenza aviar. Esto es fundamental para evitar el cierre de fronteras comerciales y las consiguientes consecuencias económicas para la industria avícola, los agricultores y los consumidores.
De acuerdo con los estándares internacionales de la WOAH, "el uso de la vacunación no afecta el estatus de un país o zona libre de IAAP si la vigilancia respalda la ausencia de infección. El comercio de aves y productos avícolas puede realizarse de forma segura junto con la vacunación".