Una labradora retriever llamada Ava ha vuelto a correr y jugar con su familia después de su segundo reemplazo doble de cadera, procedimiento realizado por veterinarios de la Universidad Texas A&M a partir de una tomografía computarizada (CT) y tecnología de impresión 3D.
Cuando las dos caderas de reemplazo que Ava recibió siendo cachorra se desgastaron en 2020, los veterinarios de la Universidad de Texas pudieron extraer las articulaciones viejas y reemplazarlas por otras nuevas mediante el uso de planificación guiada por tomografía computarizada, modelos óseos impresos en 3D y cirugías de ensayo para garantizar que los procedimientos tendrían éxito.
No muchos perros pasan por cuatro reemplazos totales de cadera (THR). "Ava vino a nosotros alrededor de los 6 meses de edad, cuando éramos cuidadores de perros y vivíamos en Illinois", cuenta la propietaria, Janet Dieter. "Después de cuidar a más de 40 perros, ella fue nuestro primer 'fracaso de acogida' que terminamos adoptando. En ese momento, teníamos otro labrador negro llamado Roscoe que normalmente era distante con los cachorros de acogida, pero inmediatamente se enamoró de Ava y supimos que tenía que quedarse".
Janet y su esposo, Ken, siempre llevan a los perros bajo su cuidado a la escuela de educación, y Ava no fue la excepción. Fue allí donde la pareja empezó a notar algo diferente en ella.
"Surgió el tema de cómo evitar que tu perro salte sobre ti y nos dimos cuenta de que Ava nunca saltaba sobre nosotros", explica Janet. "La llevamos a nuestro veterinario de confianza y le realizaron una radiografía, que mostró que las caderas de Ava estaban básicamente fuera de sus órbitas". Fueron remitidos a un cirujano que realizó THR en las caderas de Ava en 2013 y 2014.
"Era increíblemente resistente", destaca la propietaria. "Ella salió del hospital como si nada hubiera pasado". En 2020, sin embargo, Ava enfrentó nuevos desafíos cuando una de sus caderas de reemplazo se desgastó. "Durante muchos años, la bola artificial había desgastado el revestimiento de plástico que protegía la pared metálica de la articulación artificial", señala Brian Saunders, profesor de ortopedia de pequeños animales y jefe del Servicio de Ortopedia de Pequeños Animales del Hospital Universitario de Medicina Veterinaria de Texas. "La bola artificial luego desgastó el soporte metálico, provocando una dislocación completa".
Si bien los THR desgastados no son comunes en los perros, pueden ocurrir en reemplazos de articulaciones que se han realizado hace muchos años.
"Cuando se colocaron las caderas originales de Ava, los revestimientos de las articulaciones de reemplazo no estaban tan avanzados como lo están hoy", detalla Saunders. "La tecnología ha mejorado ahora hasta el punto de que es menos probable que ocurra ese problema. Las complicaciones como la de Ava no son muy comunes, pero cuando ocurren, requieren técnicas avanzadas para lograr un resultado exitoso".
Además de la dislocación, la erosión de la pared metálica de la cadera de Ava había provocado que se acumularan pequeñas partículas metálicas alrededor de la articulación y en el canal pélvico, formando un granuloma.
"Un granuloma es básicamente un saco de tejido blando que intenta contener los restos de metal", señala Saunders. "Ava tenía un gran granuloma metálico de gran tamaño que bloqueaba el acceso a la articulación de la cadera y afectaba sus órganos internos. También existía la posibilidad de que su cuerpo rechazara cualquier implante de revisión THR".
"La metalosis, el proceso de erosión que hace que los restos de metal se acumulen en un granuloma, puede desencadenar cambios celulares, lo que lleva a la resorción o disolución del hueso alrededor de la nueva cadera. Es como poner el cuerpo en un modo defensivo contra los objetos externos", añade.
LLEVANDO LA CIRUGÍA A UNA NUEVA DIMENSIÓN
Debido a la complejidad de la cirugía necesaria para extirpar el granuloma y reparar la cadera de Ava, el veterinario de confianza de los Dieter recomendó que visitaran a los especialistas ortopédicos de Texas.
Para asegurarse de que la compleja cirugía fuera exitosa, Saunders utilizó una planificación quirúrgica avanzada guiada por tomografía computarizada y tecnología de impresión 3D.
"Utilizamos modelos 3D asistidos por computadora para determinar el tamaño y la posición del implante de revisión", recuerda Saunders. "Básicamente imprimimos una réplica de la articulación de la cadera dislocada de Ava y planificamos exactamente cómo realizar la operación de revisión utilizando los modelos óseos en 3D. De hecho, esterilizamos los modelos de plástico y los utilizamos en el quirófano para ayudar a guiar la cirugía de revisión" .
La tecnología de impresión 3D es una gran ventaja para los equipos quirúrgicos. "Si no tienes tu propio programa de impresión 3D, tienes que enviar una tomografía computarizada a una empresa externa mediante pago por el servicio. Esto puede ser un desafío en cuanto al tiempo de respuesta y, a menudo, se pierde la capacidad de participar en el proceso de planificación", agrega el profesional.
Tener una réplica de la cadera de Ava fue especialmente útil considerando que tenía un granuloma que complicaba las cosas. "Para evitar un rechazo de THR, utilizamos la tomografía computarizada y trabajamos con el grupo de cirugía de tejidos blandos para eliminar la mayor cantidad de granuloma metálico del canal pélvico antes de regresar y realizar la revisión de THR. Luego, cuando hicimos la revisión, pudimos terminar de eliminar el resto del granuloma del otro lado", explica el experto.
Aunque la primera revisión de cadera de Ava salió bien, sus desafíos aún no habían terminado. Unas semanas después de la primera cirugía, el otro revestimiento THR de Ava también se desgastó y se dislocó. Tuvo que regresar al centro veterinario para una segunda revisión de cadera.
"Afortunadamente la segunda cadera no estuvo tan afectada como la primera y ya teníamos sus modelos óseos en 3D de la cirugía reciente, por lo que la segunda cirugía de revisión de cadera fue más sencilla", celebra Saunders.