En los últimos años hemos experimentado importantes avances tecnológicos para combatir enfermedades. El enfoque principal ha sido la salud humana; sin embargo, las pandemias recientes han evidenciado la necesidad urgente de monitorear y controlar las enfermedades en el sector animal, como en las granjas porcinas, porque dichas granjas desempeñan un papel vital en la salud y la nutrición humanas, además de promover la reducción de la pobreza rural. Además, los cerdos son propensos a desarrollar reservorios de patógenos potenciales que podrían provocar pandemias en humanos a través de la transmisión entre especies.
En el sector porcino destaca un desarrollo basado en vacunas y pruebas de diagnóstico para el control de enfermedades. Se estima que la población mundial de cerdos superará los 784 millones en 2022; Solo China contiene más de la mitad de la población mundial de cerdos. Sin embargo, como los esfuerzos de prevención de enfermedades no han sido suficientes, los virus porcinos siguen siendo una amenaza global. Además, el manejo inadecuado de las enfermedades en la industria porcina afecta no sólo a cuestiones de salud humana y animal sino también a aspectos socioeconómicos. Por ejemplo, la enfermedad causada por el virus del síndrome respiratorio y reproductivo porcino (PRRSV) provoca pérdidas de más de 500 millones de dólares al año y se considera la enfermedad más cara a la que se enfrentan los productores de cerdos.
En este contexto, la producción porcina se ve gravemente afectada por un manejo inadecuado de las enfermedades. Si bien algunos virus tienen un potencial zoonótico bajo o nulo, es importante utilizar herramientas de diagnóstico molecular para prevenir zoonosis y el desarrollo de pandemias.
Las pruebas de diagnóstico molecular han evolucionado muy rápidamente en el ámbito de la salud humana, especialmente con la llegada de la reciente pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2. Sin embargo, el sector animal se descuida constantemente, aunque la detección precisa mediante herramientas moleculares podría representar ventajas económicas al prevenir la propagación de virus.
En una revisión realizada en México, en colaboración con EE UU, los autores han descrito los principales virus que afectan a la industria porcina, incluidos el virus de la peste porcina africana (PPA), el virus del síndrome respiratorio y reproductivo porcino (PRRSV), el virus de la diarrea epidémica porcina (PEDV) y el circovirus porcino (PCV), profundizando en el fundamento de las técnicas moleculares como la PCR múltiple, los métodos isotérmicos (LAMP, NASBA, RPA, y PSR) y métodos novedosos como CRISPR-Cas y plataformas de microfluidos.
PCR Y OTRAS TÉCNICAS MÁS NOVEDOSAS
La técnica PCR, creada hace casi cuatro décadas (en el año 1983), es una herramienta de biología molecular que ha revolucionado la historia de la humanidad y ha sido ampliamente utilizada en el diagnóstico de enfermedades. Cabe señalar que existen diferentes variantes de PCR. Entre ellos, la PCR cuantitativa (qPCR) y la PCR cuantitativa con transcripción inversa (RT-qPCR) son los métodos más utilizados.
Actualmente, grupos de investigación y empresas “están desarrollando varios ensayos de PCR múltiple para identificar virus que afectan a los cerdos”. Por lo tanto, la PCR múltiple tiene un gran potencial para el diagnóstico de enfermedades porque, “en una reacción en la que tradicionalmente se identifica un solo objetivo, ahora se pueden identificar hasta cinco objetivos”.
Algunos de los virus que se han detectado mediante este enfoque son: el virus de la peste porcina africana (PPA), el virus de la peste porcina clásica (PPC), el virus del síndrome respiratorio y reproductivo porcino (PRRSV).
En contraposición con la PCR; la técnica CRISPR se considera uno de los métodos más modernos y versátiles. Se han desarrollado numerosas variantes de CRISPR, pero “los principios fundamentales de la técnica aún implican el uso de secuencias de ARN complejas, diseñadas para detectar el objetivo, y la nucleasa Cas, que consta de una amplia gama de variantes de nucleasa como Cas9, Cas13a, Cas12a, Cas12b, y Cas14”.
Basados en CRISPR-Cas, “los grupos de investigación crean constantemente nuevas técnicas y combinan las existentes”, indican, gracias a las cuales se han podido identificar virus como el de la PPA o el de la diarrea epidémica porcina.
Otra técnica novedosa comentada por los autores es la microfluídica, que se ha desarrollado enormemente y “tiene un gran potencial en el diagnóstico molecular, principalmente debido a la considerable reducción de reactivos, ahorro de costes y tiempos de procesamiento más rápidos para los resultados de las pruebas”. Actualmente, se ha desarrollado una amplia variedad de pruebas de microfluidos para abordar cuestiones de salud humana, salud animal y seguridad alimentaria.
DESARROLLO DE PRUEBAS RÁPIDAS Y ECONÓMICAS
En resumen, la industria porcina juega un papel crucial en la nutrición de la población mundial; también es un componente esencial para la salud humana ya que los cerdos son un modelo de estudio ideal debido a sus notables similitudes genéticas y fisiológicas con los humanos.
La similitud con los humanos “justifica los riesgos zoonóticos asociados, ya que los cerdos son reservorios potenciales de patógenos como el virus de la hepatitis E y el virus de la influenza porcina”. Por tanto, los programas de seguimiento de enfermedades en cerdos “son vitales para evitar pandemias o brotes infecciosos en humanos”.
Los autores de la revisión han querido cubrir los principales virus que afectan a la industria porcina, sus vías de transmisión, sus síntomas y las principales pruebas de diagnóstico utilizadas. Así, han concluido que los desarrollos futuros “deben permitir pruebas económicas, rápidas y de diagnóstico temprano (tiempos inferiores a una hora) de uso diario que ayuden a tomar decisiones instantáneas para evitar pérdidas económicas importantes o el desarrollo de futuras pandemias que afecten a la humanidad”.
Las pruebas de diagnóstico son las herramientas principales para detectar y prevenir enfermedades, determinar el estado de salud, rastrear la seroprevalencia, la vigilancia epidemiológica y comprender la dinámica de los patógenos dentro y fuera de las granjas. Por lo tanto, “detectar el flujo viral y los anticuerpos dentro de la granja o identificar las cepas que afectan al rebaño podría ayudar a comprender y evaluar la eficacia de las intervenciones de gestión para reducir los impactos de las enfermedades”.