Quitarles las garras a los gatos domésticos para evitar que puedan arañar a las personas y los muebles es un tratamiento controvertido, e incluso está prohibido en algunos países, como España. Pero esta práctica no se limita a los gatos domésticos. En un nuevo estudio, los investigadores observaron los efectos de la desungulación en las especies de felinos más grandes y descubrieron que esta afecta de manera directa a sus capacidades musculares en comparación con los gatos.
En EE UU es ilegal quitar las uñas a los gatos, pero está permitido modificar quirúrgicamente a un animal exótico, y todavía se les quitan las garras a los felinos grandes como leones y tigres, a menudo en un esfuerzo por permitir que los cachorros sean manipulados de manera más segura con fines de entretenimiento.
"Lo que la gente quizás no se dé cuenta es que quitarle las garras a un gato no es como cortarnos las uñas; más bien, es quitar parte o todo el último hueso de cada dedo", comenta Adam Hartstone-Rose, profesor de ciencias biológicas en la Universidad Estatal de Carolina del Norte, y autor de la investigación. "Al igual que nosotros, cada dedo de gato tiene tres huesos, y desungular es literalmente cortar ese tercer hueso en la articulación".
Los investigadores observaron la anatomía muscular de más de una docena de felinos exóticos, desde especies más pequeñas, incluidos gatos monteses, servales y ocelotes, hasta leones y tigres, para determinar el efecto de la desungulación en la musculatura de sus extremidades anteriores.
Midieron la densidad y la masa muscular, y también examinaron las fibras musculares de felinos exóticos con y sin garras. Encontraron que, para las especies más grandes, la desungulación resultó en una musculatura 73 % más ligera en los flexores digitales del antebrazo. Estos músculos están involucrados en desenvainar las garras. También encontraron que, en general, la fuerza de las extremidades anteriores disminuyó entre un 46 % y un 66 %, según el tamaño del animal, y que otros músculos de las extremidades anteriores no compensaron estas reducciones.
PATAS MÁS PEQUEÑAS EN RELACIÓN A SU PESO
"Cuando piensas en lo que la desungulación le hace funcionalmente a un gato doméstico, suceden cambios al caminar o usar la caja de arena", indica Lara Martens, estudiante de postgrado y coautora de la investigación. "Pero con los grandes felinos, se aplica más fuerza a través de las patas. Entonces, si las altera, es probable que los efectos sean más extremos".
Esto se debe a que el tamaño de la pata y la masa corporal no aumentan en una proporción de 1:1. El área de la pata aumenta a un ritmo más lento que la masa corporal (que es proporcional al volumen), por lo que los gatos más grandes tienen patas más pequeñas en relación con el tamaño de su cuerpo y sus patas deben soportar más presión.
"Además, los grandes felinos dependen más de sus extremidades anteriores: soportan la mayor parte del peso, y estos felinos más grandes usan sus extremidades anteriores para agarrarse porque cazan presas mucho más grandes", describe Martens. "Entonces, biomecánicamente hablando, la desungulación tiene un efecto anatómicamente más devastador en especies más grandes".
"Como científicos, es nuestro trabajo documentar objetivamente los efectos de esta cirugía en los animales", comenta Hartstone-Rose, "pero es difícil ignorar la crueldad de esta práctica. Estos son animales asombrosos y no se nos debería permitir lesionarles, ni tampoco a cualquier animal, de esta manera".