El marcaje es uno de los principales problemas de micción inadecuada en el perro. La castración es una de las principales intervenciones para controlar los problemas de marcaje con orina, sin embargo, la micción inadecuada dentro de la vivienda puede deberse a otras causas.
Qué otras causas esconden los problemas de micción en perros, cómo se puede saber que se está ante una conducta de marcaje, si sería eficaz la castración para controlar el marcaje, por qué muchas personas se resisten a la idea de castrar a su animal de compañía, y otros muchos temas han sido abordados por el veterinario Jaume Fatjó, diplomado por el Colegio Europeo de bienestar animal y medicina del comportramiento de animales de compañía, en el podcast Virbac Contigo.
En primer lugar, uno de los temas que tratan es el porqué los perros macho marcan tanto. Fatjó comenta que la micción es como “un código de barras” para los perros, en ella encuentran todo tipo de información. “Hay una información que contiene que es totalmente personal, individual, hay otra que es sobre el estado reproductor. Mira quien ha dejado esta marca es un macho y no está castrado, o es una hembra y está en celo. Es decir que, cuando un perro encuentra una de esas marcas, la cantidad de información que le da es como leer el código de barras del que la ha dejado”.
Pone el ejemplo de la comunicación a distancia que aporta el marcaje, "a distancia tiene una función parecida, aunque ya no se usan, a las tarjetas de visita". "Yo me quiero comunicar con otros que en este momento no están y dejo una marca muy personal que dice cosas de mí y en el ambiente en el que estoy. Imaginate lo que supone a un perro salir a pasear, encuentra marcas, olores... por todos los sitios, una motivación muy alta para que ellos también lo quieran hacer”, añade.
Estas marcas de orina, entre otras cosas, contienen las feromonas. El experto explica que “hay una parte de esa información olfativa, que llamamos una feromona, que viene a ser un mensaje que siempre tiene el mismo significado para todos los individuos de la especie”. Si bien, Fatjó especifica que no hay un único tipo de feromona y utiliza el ejemplo de la feromona de “apaciguamiento”, que sirve para “reducir o apaciguar la percepción de estrés”, pero de igual modo existe la “feromona de alarma”, que “abundan en las clínicas veterinarias. Cuando entra un perro y detecta una feromona en el ambiente de alarma, que la ha dejado otro perro, y le está diciendo 'oye, tú, vigila porque aquí van mal dadas'. Entonces cuando capta esa feromona, no necesita saber de quién viene ni conocer al otro individuo porque esa feromona ya tiene un significado concreto”.
Otra de las cuestiones que se tratan en este episodio del podcast de Virbac es el tema del tamaño de los perros y la relación con la altura de su marca. Fatjó comienza explicando los resultados de un estudio de hace unos años, en el que observaron "cual era la altura de la marca de orina después de levantar la pata que dejaba el perro, medir esa altura, y comparar la altura de la marca de orina con el tamaño del perro". Tal y como relata el sanitario, lo más “probable” era que los perros grandes dejasen su marca más alta que los pequeños, por el hecho de tener más envergadura, sin embargo, "lo que vieron es que no, aparentemente los pequeños levantan más la pata y fuerzan más el ángulo para que la marca quede más arriba", con el objetivo de hacer pensar al que llegue que es un perro más grande.
CASTRACIÓN, ¿EVITA ESTE COMPORTAMIENTO?
Posteriormente, Fetjó ha tratado la relación entre la testosterona, la castración y el marcado. Para ello ha especificado que, de cara a la castración, en este supuesto, hay tres tipos de pacientes, los que no responden y, dentro de los que sí responden, los que lo hacen rápido, “a los pocos días, una semana o dos semanas, ya pueden mostrar una respuesta”, y los que tardan un poco más, “seis u ocho semanas”. “Tampoco te creas que son cosas que están medidas matemáticamente, pero, desde un punto de vista práctico, lo que tenemos que transmitirle a la familia es que para poder decidir si aquel paciente ha respondido o no, debemos dar un margen”, y ha añadido que es “importante” que el profesional lo tenga en cuenta para no “sobreactuar”, y pensar que, ya que no ha funcionado, "voy a hacer más cosas".
Pero cuestionando sobre cuánto puede tardar en desaparecer la testosterona del torrente sanguíneo, el experto ha recordado que “después de una intervención, en prácticamente 24-48 horas, ya no la tendrías ahí. Lo que sí se mantiene es el efecto que tiene la testosterona en el comportamiento, y lo que en realidad es un fallo en el funcionamiento de las neuronas, en ciertas neuronas del sistema nervioso que responden a la testosterona”.
Y ha matizado que pese a que la castración es altamente “recomendada”, es un método que no cuenta con una alta probabilidad de funcionamiento, puesto que “concretamente en el marcaje de los perros, la efectividad puede estar entre el 50-60 %, y no son eficacias tan altas como las que veías en los gatos. No es una eficacia completa. Entonces esa es la idea que debemos transmitir, la castración está indicada pero debemos estar preparados para asumir que nos puede salir bien o nos puede salir mal”.
Por eso mismo, ha expresado su comprensión por las personas que sean más reticentes a utilizar este recurso, y ha explicado que hay una solución para esas reticencias, que pasa por los implantes de deslorelina, que considera "una buena opción". Aquí "sí puede resultar, de hecho se utiliza, es una buena opción siempre y entendiendo que no haya un problema de ansiedad o estrés. Si tú estás seguro de que el perro tiene un patrón de marcaje claro, identificado y consistente, aquí el implante a veces te ayuda precisamente a que la persona se arriesgue. En este caso, como decimos siempre, se arriesga a una acción que tiene corrección, que tiene vuelta atrás”.
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