Virbac, empresa especializada en salud animal, ha colaborado con el CAWEC (Companion Animal Welfare Education Centre), situado en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona, para la realización de un estudio con el objetivo de evaluar el efecto de la castración médica mediante un implante de Suprelorin sobre la conducta de marcaje con orina y sobre el comportamiento en general en el perro macho.
A este respecto, Cristina González, veterinaria y propietaria de Flix, uno de los perros participantes en el estudio, ha querido dar a conocer su opinión sobre el transcurso de la investigación y sus primeras impresiones.
González explica los motivos que la han llevado a participar en el estudio, entre los que se encuentran problemas de marcaje con orina “por toda la casa”. Además, también indica que “Flix era un perro con bastantes miedos”. Por esta razón, “quise entrar en el estudio para ver si la conducta de marcaje con orina la dejaba de hacer y ver un poco qué pasaba”.
El estudio constó de 29 perros que fueron separados en dos grupos. Por un lado, un grupo de tratamiento, que recibía un implante de deslorelina, fármaco inductor de la esterilización médica, y por otro lado un grupo control sobre el que se implantó un placebo.
La propietaria de Flix asegura que desconocía el grupo en el que se encontraba su compañero. “Se que había dos grupos, pero no nos dijeron en cual nos situaban”, cuenta.
A pesar de no conocer el grupo en el que se encontraba el animal, explica que “unas 6-8 semanas después de la cita en la que supuestamente le pusieron el implante, comencé a notar que orinaba menos como marcaje”. Si bien, reconoce que el miedo del perro aumentaba, y también pudo percibir que “los testículos eran más pequeños de lo que solían ser antes de la cita”.
Más tarde, la propietaria supo que Flix realmente sí había recibido el implante de deslorelina y no el placebo.
VENTAJAS DE LA CASTRACIÓN MÉDICA
Tras las primeras observaciones, “seguiría con la castración médica porque Flix, además del problema de marcaje con orina, tenía y sigue teniendo mucho miedo. Entonces, si hacemos la castración quirúrgica nunca voy a poderle revertir eso”. En cambio, “con la castración médica, en caso de que este miedo sea insostenible y no pueda revertirlo o gestionarlo con modificación de conducta, sí que puedo quitarle el implante y ver si disminuye”.
En resumen, “sí que recomendaría los implantes de deslorelina a mis pacientes, sobre todo aquellos que están dudando en si castrar de forma médica o quirúrgica”. González también lo ve aconsejable “en perros que tienen un perfil de miedo y no sabemos cómo va a afectar, recomiendo empezar por la castración médica porque es reversible y podemos ver cómo va a afectar realmente luego”, concluye.