La enfermedad relacionada con el calor (HRI, por sus siglas en inglés) ocurre cuando la temperatura corporal de un animal se eleva hasta el punto en que sus capacidades de termorregulación están saturadas y el animal no puede enfriarse efectivamente hasta un nivel estable. Este cuadro da como resultado una hipertermia dañina que provoca alteraciones bioquímicas y daños en los tejidos que pueden provocar la muerte.
Existen dos factores desencadenantes comunes de la HRI: la HRI ambiental desencadenada por una exposición inadecuada a un ambiente cálido (como un vehículo, un edificio o condiciones ambientales calientes) y la HRI por esfuerzo desencadenada por la actividad física típicamente en (pero no limitado a) condiciones de calor. Por ejemplo, en el Reino Unido, la HRI por esfuerzo representa el 74,2 % de los casos de HRI presentados para tratamiento veterinario.
En medicina humana, la enfermedad relacionada con el calor ha sido reconocida durante siglos, lo que ha dado como resultado que la inmersión en agua fría a temperaturas entre 1,7 y 15,0 °C se recomiende actualmente como el mejor método para enfriar a los atletas humanos con HRI. Se ha demostrado que la inmersión en agua fría reduce la morbilidad y la mortalidad en atletas humanos y personal militar con HRI de esfuerzo enfriado en situaciones del mundo real, pero estos estudios, por su naturaleza, generalmente incluyeron personas sanas y en buen estado físico que participaban activamente en actividad física intensa.
Por lo tanto, se han planteado preocupaciones con respecto a recomendar el uso de inmersión en agua fría como una recomendación de tratamiento universal para todos los grados de HRI si el paciente es anciano, tiene deterioro neurológico o compromiso cardiovascular. Por esta razón, el enfriamiento por evaporación, es decir, aplicar movimiento de aire mientras se rocía agua sobre el paciente, se recomienda con frecuencia en un entorno hospitalario como alternativa preferida a la inmersión en agua fría.
En contraste, se ha prestado poca atención al manejo efectivo de la enfermedad relacionada con el calor en perros en la literatura veterinaria, especialmente en comparación con la efectividad comparativa de varios métodos de enfriamiento. Han evidenciado que la inmersión en agua a 30,0 °C es eficaz para enfriar a los perros de trabajo militares hipertérmicos después del ejercicio. La temperatura del agua utilizada en ese estudio utilizó un enfoque pragmático para reflejar el agua que probablemente esté disponible cuando los perros se despliegan en condiciones de trabajo calurosas.
BAÑOS CON AGUA FRÍA
Un estudio de laboratorio más antiguo evaluó el enfriamiento canino en agua de 1,0 a 25,0 °C e informó que la inmersión en agua a 15,0–16,0 °C resultó en el enfriamiento más rápido para perros conscientes con HRI inducida experimentalmente, mientras que los perros comatosos se enfriaron más rápidamente en 1.0–3.0 °C agua. Sin embargo, ese estudio experimental también informó que algunos perros murieron inmediatamente después de sumergirlos en agua helada, y los autores sugirieron que el aumento de la resistencia vascular causado por la vasoconstricción periférica podría haber desencadenado un colapso cardiovascular.
Esta última sugerencia puede haber llevado a la recomendación de solo enfriar a los perros con agua "tibia" o "no fría" y evitar los baños de agua helada. En consecuencia, existen algunos informes anecdóticos de decisiones que se tomaron para retrasar el enfriamiento en perros con enfermedad relacionada con el calor debido a la falta de agua "tibia" disponible (incluso cuando el agua estaba disponible, pero se consideró demasiado fría).
Dado que la gravedad y los resultados negativos de la HRI en perros están determinados en gran medida por la duración y el grado de elevación de la temperatura por encima de 43,0 °C, cualquier retraso en el enfriamiento empeorará el resultado para el paciente y, de hecho, el enfriamiento antes de la presentación para el tratamiento veterinario se ha informado que mejora la supervivencia canina. Por lo tanto, se necesita con urgencia una mayor claridad con los protocolos de enfriamiento para perros con HRI para garantizar que el enfriamiento siempre se realice de manera oportuna y efectiva.
Tomando una posición clara sobre la prioridad del enfriamiento temprano, en marzo de 2016, el Comité Veterinario sobre Trauma (Vet-COT) del Colegio Americano de Emergencias Veterinarias y Cuidados Críticos publicó recomendaciones de las mejores prácticas para el cuidado prehospitalario de perros y gatos que incluían la recomendación de enfriar a los pacientes con enfermedad relacionada con el calor antes de transportar al animal para ser atendidos de urgencia. Vet-COT recomendó la inmersión en agua fría para animales jóvenes y saludables, mientras que el enfriamiento por evaporación (rociar la piel y el pelaje con agua en combinación con movimiento de aire) se recomendó para animales geriátricos o con comorbilidades.
Por todo ello, una investigación realizada en Reino Unido, tuvo como objetivo describir los métodos de enfriamiento utilizados para manejar perros del Reino Unido presentados a clínicas veterinarias con HRI durante 2016-2018 para proporcionar un punto de referencia sobre los métodos de enfriamiento canino actuales, utilizaron datos de 945.543 perros. Un objetivo adicional era determinar el grado en que se estaban siguiendo las recomendaciones de Vet-COT con respecto a priorizar el enfriamiento antes del transporte y el uso de inmersión en agua fría o enfriamiento por evaporación para brindar un enfriamiento rápido.
Se realizó un estudio de observación transversal retrospectivo actual analizó los registros electrónicos de pacientes. De los 623 eventos HRI identificados, 341 incluyeron información sobre enfriamiento en su historia clínica. De estos, solo el 21,7 % se enfriaron antes del transporte para atención veterinaria. Asimismo, “únicamente ocho de estos perros recibieron enfriamiento activo adicional por parte de profesionales veterinarios, lo que sugiere que ya habían sido enfriados adecuadamente antes de la presentación”.
En general, el 23,97 % se enfrió utilizando uno de los dos métodos de enfriamiento recomendados, mientras que el método de enfriamiento más común registrado fue la aplicación de toallas húmedas.
ALCOHOL Y ENEMAS DE AGUA FRÍA
Igualmente, “solo el 22,6 % de los perros refrigerados por profesionales veterinarios utilizaban los métodos recomendados por Vet-COT (inmersión en agua fría o refrigeración por evaporación)”.
El método de enfriamiento activo informado con mayor frecuencia utilizado para perros con HRI fue la aplicación de toallas empapadas en agua (más del 50 %). “También hubo registros de profesionales veterinarios que utilizaron la aplicación de alcohol en la piel y enemas de agua fría como métodos de enfriamiento, a pesar de las recomendaciones en contra de estos métodos en la literatura”, comentan los autores.
Ante este hallazgo, los autores explican que no fue posible determinar el razonamiento detrás de la selección de cada método de enfriamiento, pero pueden haber influido “la presentación clínica del paciente, el conocimiento de las pautas Vet-COT y la accesibilidad de los métodos de enfriamiento”, ya que “la disponibilidad de los recursos necesarios para realizar la inmersión en agua fría en la clínica veterinaria puede ser limitada, especialmente para perros grandes”.
En consecuencia, los autores consideran que las pautas y protocolos en cuanto a los métodos de enfriamiento canino "requieren una revisión urgente para garantizar que se promuevan los mecanismos más efectivos porque los retrasos en la reducción de la temperatura canina empeoran los resultados de los pacientes”.
Igualmente, destacan la necesidad de una comunicación más sólida del mensaje "enfriar primero, transportar después".