El 6 de julio se conmemora el Día Mundial de las Zoonosis. Una jornada señalada para visibilizar la importancia de la prevención de enfermedades en animales para proteger no solo su salud y bienestar, sino también la de las personas. Esta fecha no fue elegida al azar. Fue un 6 de julio, de 1885, cuando Pasteur inoculó por primera vez la vacuna antirrábica a un niño que había sido mordido por un perro rabioso.
Una enfermedad zoonótica, o zoonosis, es una enfermedad o infección que se transmite de forma natural entre animales vertebrados y humanos, tal como indica la Organzación Mundial de la Salud (OMS). Los patógenos pueden ser virus, bacterias, parásitos o agentes no convencionales. Algunas de estas enfermedades son leves, pero otras pueden llegar a ser graves e, incluso, mortales, como es el caso de la rabia.
Algunas de las enfermedades más notorias en la historia reciente son zoonóticas: el VIH se originó en primates, por ejemplo. Otras enfermedades zoonóticas han sido parte de la experiencia humana que se remonta a la Antigüedad: los primeros casos de rabia tienen casi 4.000 años.
Según la OMS, en la actualidad surgen cada año 5 nuevas enfermedades en personas y 3 de ellas son de origen animal. Además, el 75 % de las enfermedades infecciosas emergentes en personas son de origen animal.
APUESTA POR LA PREVENCIÓN Y LA DETECCIÓN TEMPRANA
Elena Gratacós, directora gerente de Boehringer Ingelheim Animal Health España, recuerda “la importancia de fechas como esta para poner en valor la interconexión entre la salud humana y la animal, destacando la posibilidad de transmisión de enfermedades entre ambos. En este sentido, somos conscientes de que las zoonosis representan uno de los principales retos para la salud pública a nivel global”.
Ante esta situación, subraya que “es fundamental consolidar nuestra apuesta por la prevención y la detección temprana de enfermedades animales, así como ser conscientes de la importancia de reforzar la vigilancia de enfermedades emergentes en animales”.
PROPAGACIÓN DE ENFERMEDADES
En cuanto a la propagación de las zoonosis, la vía de diseminación más común es a través del contacto directo, es decir, a través de mordeduras y arañazos, de la saliva, la sangre e, incluso, la orina de un animal infectado. Sin embargo, hay otros mecanismos de transmisión como, por ejemplo, el contagio indirecto a través de los espacios contaminados o los hábitats de animales infectados. También es importante la tramisión a través de vectores como mosquitos, pulgas o garrapatas.
Además, factores como la globalización y el cambio climático suponen que las enfermedades zoonóticas se propaguen más rápidamente, alcancen nuevas regiones y causen más daño.
Actualmente no existe una solución definitiva para la erradicación de las zoonosis. No obstante, la vacunación es una solución extremadamente eficaz, ya que protege a los seres humanos y los animales, y también evita la propagación de enfermedades, permitiendo su control. La rabia, por ejemplo, es 100 % prevenible con la vacunación.