El pasado 21 de junio de 2023, se publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) el Real Decreto 524/2023, de 20 de junio, por el que se aprueba la Norma Básica de Protección Civil, que regula las bases para la mejora de la coordinación y eficacia de las actuaciones de las diferentes Administraciones Públicas en la gestión del ciclo de las emergencias, que abarca las fases de análisis de riesgos, prevención, planificación, respuesta, recuperación, y evaluación.
El Real Decreto aprobado por el Ministerio de Interior contempla en su artículo 2 que el Catálogo de riesgos objeto de planificación “contiene los que deban ser objeto de planes de protección civil, por su frecuencia, duración, ámbito territorial e impacto en la población y en sus bienes, en los animales, en el medio ambiente o en el patrimonio histórico artístico y cultural”.
El Catálogo de riesgos de protección civil donde ahora se hace referencia a los animales incluye, entre otros, inundaciones, incendios forestales, fenómenos meteorológicos adversos y terremotos, así como accidentes en el transporte de mercancías peligrosas o en instalaciones donde se utilicen o almacenen sustancias químicas. Para todos estos riesgos y demás recogidos, el Real Decreto añade a los animales en todas las medidas de protección, tanto en las Directrices Básicas de Planificación como en la estructura y contenido de los Planes de Protección Civil.
UNA INCLUSIÓN NECESARIA
En las aportaciones trasladadas por INTERcids al Ministerio en julio de 2022, la entidad señaló que la Norma de Protección Civil debía adaptarse a la reforma del Código Civil operada por la Ley 17/2021, de 15 de diciembre, por la cual los animales dejaron de ser considerados bienes o cosas para ser reconocidos como seres vivos dotados de sensibilidad o seres sintientes. También se apeló a la necesaria coordinación entre las Administraciones para evitar niveles de protección dispares o contradicciones entre los planes de protección civil de las diferentes autonomías.
Pero sobre todo, desde INTERcids se insistió en el hecho de que, especialmente con los animales denominados de compañía, el cuidado de estos animales en estas situaciones es garantizado por el trabajo de personas voluntarias y ONG. La ausencia de protocolos implica una situación de peligro tanto para los animales afectados como para las personas: “Ante una situación de rescate, las personas llegan incluso a poner en riesgo sus vidas, intentando recuperar a sus animales o evitando dejarlos atrás. Por ello, debe garantizarse que las familias con animales no sean separadas y puedan acceder a los establecimientos y centros de evacuación habilitados sin restricciones”, explicaban en sus aportaciones.
REGRESAN PARA TRATAR DE RECUPERAR A SUS ANIMALES
Precisamente en relación con lo anterior, la Coordinadora de Profesionales por la Prevención de Abusos (CoPPA) emitió en 2016 un informe en el que se presentan numerosos estudios que confirman la importancia y la influencia que tiene entender cómo los lazos afectivos con los animales pueden influir en las decisiones de las personas que se encuentran en situaciones de emergencia: “La inclusión de los animales en la gestión de emergencias puede favorecer la seguridad pública de las personas afectadas”.
El informe muestra asimismo cómo en el desastre provocado por el huracán Katrina un 44 % de las personas que se negaron a evacuar la zona del desastre lo hicieron por no querer dejar atrás a sus animales. "Otro estudio centrado en un desastre en California halló que el 82% de las personas que volvieron a la zona de peligro, en contra de las órdenes de las autoridades, lo hicieron para intentar recuperar a sus animales", señalan desde CoPPA.
La recuperación tras la experiencia traumática también se ve favorecida por la presencia de los animales de familia: "Proporcionar atención y cuidados a los animales en todas las etapas de la gestión del desastre facilita la recuperación psicosocial de las personas que conviven ellos, y favorece la resiliencia”, añaden.
NO SÓLO ANIMALES DE COMPAÑÍA
Asimismo, INTERcids señala que en estos planes no deben considerarse únicamente animales de compañía. Animales silvestres, que viven libres en su medio natural, pueden encontrar en su huida barreras geográficas insalvables, o ver impedida la posibilidad de escapar según las características de la situación de emergencia.
Igualmente deben ser considerados los animales explotados con fines de producción, ya que los riesgos en situaciones de emergencia se agravan, por ejemplo, en instalaciones de ganadería intensiva, donde las circunstancias de los animales dificultan el diseño de planes de evacuación eficaces. Y también otros animales mantenidos en centros general, incluidos los parques zoológicos, en los que su evacuación tampoco está contemplada.
INTERcids celebra que en la revisión de la Norma Básica de Protección Civil, como instrumento fundamental para garantizar la seguridad de las personas ante emergencias y catástrofes, se haya tenido en cuenta también la situación de los animales. “Esta norma es ahora más coherente con el ordenamiento jurídico y la realidad social actual, al tiempo que será más eficaz en el cumplimiento de sus objetivos” aseguran.