Existe una creencia popular de que el estrés mental en los animales se asocia con el riesgo de cáncer. Sin embargo, debido a los desafíos de los enfoques evolutivos, epidemiológicos y fisiológicos, ha sido imposible probar de manera concluyente esta posibilidad. Por ejemplo, un rasgo ecológico compartido de las especies longevas de invertebrados y vertebrados es la reducción del riesgo de ser depredador, y se ha demostrado que la esperanza de vida se asocia negativamente con el riesgo de cáncer.
Dado que el riesgo de depredación se puede reducir a través de diversas adaptaciones, como un gran tamaño corporal, el vuelo y la vida en grupo, no es sencillo aislar los efectos cancerígenos del metabolismo, el estrés mental, etc.
Respecto a los humanos, dados los altos niveles de heterogeneidad genética y fenotípica, y las diferencias socioeconómicas, es difícil aislar y estudiar los efectos del estrés y el comportamiento que conducen al cáncer.
La gran cantidad de estudios científicos no ha arrojado evidencia consistente de que comportamientos específicos, incluido el estrés psicológico, puedan aumentar el riesgo de cáncer y su desarrollo en humanos. A pesar de la falta de evidencia clara de estudios prospectivos, se cree comúnmente que los efectos adversos del estrés psicológico sobre el riesgo y el desarrollo del cáncer son generalizados.
Dado que el método óptimo para evaluar estos factores en humanos sigue siendo difícil de alcanzar y es complicado debido a problemas de muestreo, el uso de un modelo canino para probar la asociación del estrés psicológico y el riesgo de cáncer resulta adecuado.
PERRO, MODELO DE ESTUDIO DEL ESTRÉS
Los perros son los animales de compañía más populares en todo el mundo, y comúnmente comparten entornos con sus contrapartes humanas y, por lo tanto, son modelos de estudio sobresalientes.
En este sentido, un grupo de investigadores estadounidenses ha estudiado si el temperamento canino hereditario que aumente el estrés psicológico está asociado con el riesgo de cáncer.
Los autores han considerado que el uso de esta predisposición hereditaria de ciertas razas para padecer cierto grado de estrés psicológico evita tener que inducir o medir los estímulos de estrés ambiental, como suele ser el caso en este tipo de estudios en roedores y humanos.
Si bien los efectos del cáncer podrían confundirse con los riesgos de cáncer específicos de la raza, “mitigamos ese riesgo mediante el uso de fenotipos de temperamento, mediante un diseño de estudio entre razas y controlando el tamaño corporal”.
Los datos del estudio son promedios específicos de raza en cuanto a incidencias de múltiples tipos de cáncer y de clases de temperamento. Estos últimos se derivan de un análisis de comportamiento completados por los propietarios. Por lo tanto, clasificaron a los perros según si son tranquilos o reactivos. Así, los autores modelaron el riesgo de múltiples tipos de cáncer en perros tranquilos versus perros reactivos. Asimismo, se ajustaron a los promedios de raza de masa corporal y esperanza de vida, “que son factores de confusión comunes que afectan el cáncer”.
Se generó un conjunto completo de datos mediante la combinación de múltiples datos de diferentes fuentes. Estos datos incluyeron la incidencia del cáncer, el comportamiento y los marcadores genéticos asociados, esperanza de vida y masa corporal del perro. En esta investigación se incluyeron datos de un total de siete estudios que incluyeron datos de incidencia de cáncer en diferentes razas.
TEMPERAMENTO INFLUYE EN LA INCIDENCIA DEL CÁNCER
Los datos de comportamiento, la clasificación del grupo de temperamento y las distribuciones de grupo para cada raza se obtuvieron a partir de los datos del cuestionario a los propietarios obteniendo un total de 57.454 perros de 350 razas y mestizos.
Tras el estudio y análisis de los datos, los resultados sugieren que los temperamentos que aumentan el estrés psicológico, incluidos los estados reactivos de miedo, ansiedad y agresión, se asocian positivamente con la incidencia de cáncer en perros. “Esto quiere decir que un temperamento que causa estrés psicológico está relacionado con una mayor incidencia de cáncer en perros”, recoge la investigación.
Asimismo, “el trabajo confirma que el tamaño corporal tiene un efecto significativo sobre el riesgo de múltiples tipos de cáncer en perros”. Estos hallazgos sugieren que “los modelos caninos de estrés psicológico hereditario son adecuados para estudios epidemiológicos moleculares y traslacionales sobre sus efectos en el riesgo de cáncer”.
Las conclusiones de este estudio, destacan los autores, tienen implicaciones importantes para comprender los factores genéticos y ambientales que contribuyen a la incidencia del cáncer en los perros. “Durante mucho tiempo se ha asumido que es probable que la fisiología del estrés aumente el riesgo de cáncer y su desarrollo. Estamos a favor de esa posibilidad, pero no podemos descartar otras, y los efectos podrían ser complejos, multifactoriales y variables entre los tipos de cáncer”, concluyen.