El aumento de la resistencia a los antimicrobianos (RAM) presenta una gran amenaza para la salud mundial. Se estima que en 2019 se produjeron en todo el mundo 1,27 millones de muertes atribuibles a la RAM bacteriana. La RAM contribuye a un mayor número de muertes, complicaciones de salud y un mayor gasto en salud en todos los países, independientemente del nivel socioeconómico.
La RAM bacteriana es un fenómeno natural que puede surgir a través de mutaciones “de novo” o la transferencia de material genético que codifica fenotipos resistentes a través de procesos, como la transferencia horizontal de genes.
Se sabe que la exposición de los patógenos a los antimicrobianos fomenta la proliferación selectiva de bacterias resistentes. Por lo tanto, el uso indiscriminado de antimicrobianos es uno de los principales impulsores de la propagación mundial de la resistencia a los antimicrobianos.
Así, el uso indebido y excesivo de antimicrobianos no es exclusivo del consumo humano. En 2017, se vendieron alrededor de 93.309 toneladas de antibióticos para su uso en animales destinados a la producción de alimentos en todo el mundo. Se prevé que esta cifra alcance las 104.079 toneladas para 2030. Este aumento en el uso de antibióticos es una consecuencia de la creciente demanda de productos cárnicos y ventas sin receta, particularmente en los países de bajos y medianos ingresos, en los que las poblaciones continúan creciendo y se están desarrollando económicamente.
En este sentido, un grupo de científicos ha demostrado “por primera vez” que, a nivel mundial, la asociación entre el consumo de antibióticos y la resistencia a los antimicrobianos entre humanos y animales “va en ambos sentidos”.
Los hallazgos revelan que el uso de antibióticos en animales está asociado con RAM en humanos y el uso de antibióticos en humanos está asociado con RAM en animales.
El estudio, realizado a nivel internacional, destaca la necesidad urgente de una estrategia integrada e interdisciplinar para hacer frente a la propagación de la RAM, centrándose en el desarrollo social, la reducción de la pobreza y la aplicación de normas más estrictas sobre el uso de antibióticos.
“Los gobiernos deben adoptar un enfoque sólido para la vigilancia y el control de la RAM, que no se limite a una perspectiva centrada en el ser humano, para mejorar la salud del planeta”, comentan los autores.
El uso incorrecto de antibióticos (que incluyen antibióticos, antivirales y antifúngicos), es un factor clave de la propagación de la RAM. La creciente demanda de alimentos y productos de origen animal, así como factores socioeconómicos y ambientales “también son muy influyentes”.
El trabajo investigó los vínculos entre el consumo global de antibióticos y las tasas de RAM en humanos y animales productores de alimentos alrededor de 2018. También consideraron la influencia de los factores de riesgo socioeconómicos, de salud y del medio ambiente.
De este modo, los científicos demostraron que “un mayor consumo de antibióticos en animales se asocia con una mayor tasa de RAM en animales productores de alimentos, con tasas más altas de consumo humano de antibióticos que aumentan el riesgo de RAM en humanos”.
RAM EN PAÍSES EN VÍAS DE DESARROLLO
Sin embargo, el estudio reveló “de manera única una relación bidireccional global entre humanos y animales”. Es decir, “un mayor consumo de antibióticos por parte de los animales se asocia con un mayor riesgo de RAM en patógenos humanos, mientras que un mayor consumo humano de antibióticos aumenta el riesgo de RAM en animales”.
A pesar de registrar bajos niveles de consumo de antibióticos, los países de ingresos bajos y medianos, especialmente en Asia (como Bangladesh, China e India), presentaron las tasas más altas de RAM en animales destinados a la producción de alimentos, lo que sugiere que “el consumo de antibióticos podría ser un factor de riesgo secundario para la propagación de la RAM en ciertas áreas del mundo”
Los factores socioeconómicos, como la desigualdad de ingresos o las tasas de mortalidad debido a prácticas de higiene deficiente, también aumentaron las tasas de RAM en humanos.
Estos hallazgos destacan que los factores que típicamente reflejan un nivel socioeconómico más bajo están asociados con una mayor probabilidad de RAM en humanos.
El equipo concluye que reducir el consumo de antibióticos por sí solo no será suficiente para combatir la propagación global de la RAM. En cambio, afirman que “se necesitarán métodos de control integrado centrados en reducir la pobreza y apoyar el desarrollo social para prevenir la transmisión de resistencia entre humanos y animales”.
También enfatizan la importancia de fortalecer los esfuerzos de vigilancia, especialmente en los países de bajos y medianos ingresos, y garantizar la vigilancia del ganado para la RAM.
“Esta bidireccionalidad en el consumo de antibióticos y la resistencia entre humanos y ganado descubierta por nuestro análisis ofrece nuevas oportunidades para mitigar la resistencia. Diseñar intervenciones en torno a esta imagen holística de resistencia será esencial para abordar una de las mayores amenazas para la salud mundial”, comentan en el trabajo.
En resumen, recomiendan políticas y regulaciones nacionales “más estrictas sobre el uso y la prescripción de antibióticos entre animales y humanos, así como una mejor transparencia y responsabilidad, particularmente entre los países con la mayor carga de enfermedades”.