Marina García ha realizado un Erasmus en la Universidad Trakia de Bulgaria y explica en declaraciones a Diario Veterinario que se decidió porque “tenía mucho interés en conocer otras culturas y mucha curiosidad en saber cómo se enseñaba y practicaba la veterinaria en otros lugares”. Relata que se sintió “motivada por temas prácticos debido a que en la facultad hay ciertas asignaturas bastante complicadas de aprobar y que se me estaban resistiendo un poco”.
Su principal interés, pese a que admite no descartar ninguna de las especialidades de la sanidad animal, son “los animales de producción y la medicina en especies silvestres”, ya que desde hace 4 años realiza “un voluntariado en mi ciudad para rehabilitar aves urbanas, como el vencejo o el avión común, y para su puesta en libertad, y el año pasado estuve de interna en el departamento de Producción Animal”, indica García.
Fabiola Almendral ha realizado su Erasmus en Rumanía, concretamente en la Universidad de Iași. Comparte que el “querer vivir experiencias y sensaciones nuevas” y su afán por “superar ciertas asignaturas” fue lo que le llevó a salir de España. Varias personas le transmitieron su satisfacción tras realizar un Erasmus, y como le “hablaron muy bien de los métodos de enseñanza, evaluación y prácticas que se realizaban en diferentes países, sentí la curiosidad de probarlo”.
Almendral no tiene claro a qué dedicarse en el futuro, pero le “llama la atención tanto el trabajo en clínica, sobre todo la medicina en animales exóticos, como la rama de inspección sanitaria. Aun así, durante toda la carrera he intentado no cerrarme a ninguna nueva oportunidad de conocer otros campos, ya que he sido alumna interna del departamento de Bioquímica y Biología Molecular y del departamento de Producción Animal”, expone.
Ambas salieron hacia Bulgaria y Rumanía desde la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Córdoba, y para elegir la facultad a la que ir, García explica que tuvo muchas dudas, aunque su “prioridad era que en el programa de las asignaturas hubiera mucha parte práctica y que fuera un país de centro Europa o Europa del Este”. El bajo coste de vida de Bulgaria, Rumanía y Polonia le llamó la atención y puso esos tres países en su solicitud.
Según cuenta a Diario Veterinario, “la facultad tiene una granja universitaria y una clínica de pequeños animales, caballos y animales de granja”, y “la universidad tiene un programa en búlgaro y otro en inglés para los estudiantes extranjeros. Solo somos 4 Erasmus en toda la ciudad (yo, dos polacas y una chica originaria de Túnez) pero en mi clase tengo compañeros de Reino Unido, Italia, Grecia… incluso de la India".
DÍA A DÍA DE UN ESTUDIANTE DE VETERINARIA ESPAÑOL
El día a día, según Almendral, fue al principio costoso para ella. “Fue un poco complicado hacerme con la dinámica del país, comunicarme con la gente (aquí en Rumanía no hay mucha gente que hable inglés), organizar las clases teóricas y las prácticas, ya que al ser una organización y programa de estudios diferente al de España estoy cursando asignaturas de diferentes cursos… Pero por suerte me he encontrado con gente muy amable y servicial y he podido organizarlo todo”, asegura.
Marina García, sobre su rutina en Bulgaria, resalta que: “la verdad es que mi día a día puede ser un poco caótico, ya que al seguir un programa distinto al de España tengo asignaturas de casi todos los cursos, sin embargo, no tengo ningún problema para poder asistir a todas las prácticas y a muchas de clases teóricas. Actualmente, debido a mis asignaturas, solo tengo clases y/o prácticas 4 días a la semana, y los viernes voy a unas prácticas en granjas que son opcionales para mí, pero que me resultan muy interesantes".
Respecto al horario, la estudiante en Rumanía afirma que tiene “clases todos los días desde las 8 de la mañana, y a veces parte de la tarde”. “Los estudiantes realizamos turnos en el hospital de día, de 8:00 a 20:00, o de noche, de 20:00 a 8:00, los días que nosotros elijamos. Las tardes y los fines de semana los suelo tener libres para estudiar y viajar”.
DIFERENCIAS CON LA EDUCACIÓN ESPAÑOLA
“Aquí se le da mucha más importancia a la práctica y casi siempre tenemos un examen teórico y otro práctico. Honestamente, creo que la formación teórica que se ofrece no es tan amplia como en mi universidad de origen, pero creo que se compensa con creces con la parte práctica”, opina García.
En este sentido, Almendral explica que en Rumanía les “dejan participar activamente en todas las actividades que realizan los veterinarios de la facultad y del hospital; realizamos cirugías; atendemos pacientes; les damos la medicación necesaria… Los profesores citan a los clientes a las horas en las que tenemos clase con ellos y nos dejan a nosotros hacer la exploración física rutinaria, tomar las constantes, realizar las pruebas pertinentes y nos animan a que intentemos hacer un diagnóstico. Además, es obligatorio que los estudiantes realicen mínimo 6 turnos de hospital al año. En mi facultad en España tienes que hacer una solicitud para ser alumno interno del hospital y mucha gente no lo consigue”.
Por otra parte, señalan que “los exámenes, bajo mi punto de vista, no se centran tanto en que hayas conseguido memorizar todo el temario, sino que quieren que les demuestres que tienes conocimiento sobre las cosas y te evalúan en base a lo que sabes; algunos exámenes son orales y en ocasiones el profesor te dirige un poco por si hay algo que se te haya olvidado decir y refrescarte la memoria”.
Respecto a las asignaturas, en Rumanía “están más divididas y lo que en España es una asignatura, aquí en Rumanía corresponde a dos o más asignaturas de diferentes cursos o semestres, lo cual lo hace mucho más fácil a la hora de estudiar y organizarte, ya que no tienes que estudiar tanto temario de golpe y jugártelo todo en un solo examen”.
Algo similar ocurre en Bulgaria. “En mi universidad de origen tenemos ‘Medicina interna’, que es anual, y en Bulgaria tengo ‘Medicina interna general’, ‘Medicina interna de animales de granja’, ‘Medicina interna de caballos’ y ‘Medicina interna de pequeños animales”, cuenta la estudiante. “Creo que muchas personas ven a Bulgaria (junto a Rumanía, Grecia, etc.) como un país pobre, menos desarrollado y que no puede ofrecer una formación de calidad, sin embargo, estoy muy satisfecha con la formación que estoy recibiendo. Aquí no tienen equipamientos tan modernos, pero aprovechan muy bien los limitados recursos que tienen y siento que los profesores son muy cercanos con el alumnado”.
Tanto Almendral como García coinciden en que lo que más les gusta de Rumanía y Bulgaria, respectivamente, es la cantidad de prácticas que ofrecen en la facultad y la libertad que los profesores otorgan a los alumnos, a quienes frecuentemente se les enseña a realizar exploraciones clínicas a los animales.
“En España igual nos enseñan 8 formas distintas de amputar una pezuña a una vaca, aquí nos enseñan 2, pero ese mismo día nos traen 7 patas de vacas para que practiquemos lo que hemos aprendido y nos vayamos siendo capaces de poder realizar, aunque sea mínimamente, esa cirugía”, comentan.
LA FORMACIÓN EN LAS UNIVERSIDADES
En España, actualmente la carrera de Veterinaria dura 5 años, sin embargo, no son pocos los que proponen ampliarla un año más con el fin de que los alumnos realicen más prácticas.
En Rumanía la carrera ya dura 6 años, y en este sentido, Fabiola Almendral expresa que da “más tiempo para aprender y hacer más prácticas, y la organización de las asignaturas es mucho más ventajosa. Por lo que se nota un cambio de actitud en los estudiantes, están menos agobiados, no hay tanta presión, se les nota más motivados y con más ganas de aprender día a día”.
Para Marina García, la solución estaría en “eliminar tantas asignaturas anuales y convertirlas en varias cuatrimestrales más cortas y especializadas. En este sentido, la organización de los contenidos búlgara me gusta mucho más. Creo que hacerlo así disminuiría el estrés en el alumnado y este se sentiría más motivado”. Asimismo, opina que “tras la carrera no salimos totalmente preparados; honestamente no siento que esté mucho más preparada para atender y tratar a un animal de lo que me sentía cuando entré en la carrera. Creo que hace falta incluir mucho más contenido práctico”.
PUNTOS NEGATIVOS
Almendral comenta que echa de menos de España la higiene. “Aquí es un poco deficiente las medidas higiénicas y sanitarias; no le prestan tanta atención a la limpieza y desinfección como en España. Tanto en lo que a la clínica se refiere (limpieza de material quirúrgico, herramientas, superficies, maquinas…) como a los animales, ya que se nota que hay un gran descuido por parte de los propietarios”.
“Quizás lo que menos me gusta de aquí es que no existe tanta conciencia por el bienestar animal y hay muchísimo abandono de mascotas. Otra cosa que echo en falta es una clínica un poco más moderna, ya que aquí no disponen de tantos recursos y materiales, así como los dueños de las mascotas no pueden afrontar muchos de los tratamientos más avanzados”, agrega García.
Por último, señala que “la teoría aquí es más escueta y siento que los profesores están menos especializados. Por ejemplo: toxicología es impartida por los profesores de medicina interna, y es común tener al mismo profesor en muchas asignaturas distintas”.
FUTURO LABORAL Y VALORACIÓN DEL PROGRAMA ERASMUS
La dificultad para los jóvenes de encontrar un puesto con buenas condiciones como veterinario en España es patente. Ahora bien, en Bulgaria, “los veterinarios no tienen tanto problema para encontrar trabajo; quizás está relacionado con que solo hay 2 facultades de Veterinaria en toda Bulgaria”. Aun así, añade que “el sector servicios y sanitario no está tan bien pagado como en España y creo que los veterinarios no tienen tanta libertad para realizar las pruebas y los tratamientos que desean”.
La estudiante les diría a sus futuros compañeros de profesión "que no piensen en el miedo ni en las dificultades que puedan surgir, que se lancen a la aventura, que al final todo lo que te llevas son aprendizajes, ser más independiente, enfrentarte a las complicaciones solo y demostrar tu capacidad de superación".
Por su lado, Fabiola Almendral expone: "mi consejo es que no se lo piensen, es una oportunidad única que no hay que dejar escapar. Recomendaría que trabajaran el verano de antes para llevar una buena cantidad de ahorros y que estudiaran lo básico del idioma antes de ir, hay muchos países donde no es habitual que la gente sepa inglés. También recomiendo no salir solo con españoles, en mi ciudad no hay ni un solo español y es lo mejor que podría haberme pasado. De ser una persona con un inglés muy mediocre y no ser capaz de llevar una conversación fluida, ahora puedo conversar de cualquier tema sin problema, al vivir con una chica de Chipre estoy hablando inglés las 24h del día".