El asma es un término general que se utiliza para definir una colección heterogénea de afecciones que muestran características clínicas similares de tos, sibilancias, dificultad para respirar y opresión en el pecho, generalmente asociadas con una función pulmonar variable e inflamación de las vías respiratorias.
Grandes estudios con gemelos estimaron que la heredabilidad del asma oscilaba entre el 60 % y el 90 %. Por el contrario, se ha estimado que la heredabilidad explicada por las variantes genéticas identificadas en estudios de asociación de genoma completo es solo de aproximadamente el 9 %. Se cree que las interacciones gen-ambiente (GxE) y el uso de definiciones amplias de asma probablemente contribuyen significativamente a la heredabilidad observada en los estudios de asociación del genoma completo.
Al estudiar GxE, se asume que las exposiciones ambientales deben preceder a las manifestaciones clínicas. Esto hace que GxE sea particularmente difícil de estudiar, porque el asma generalmente comienza temprano en la vida y el momento de la exposición ambiental puede ser crítico para el sistema inmunológico en maduración.
Para el asma infantil, donde muchos niños muestran signos clínicos de la enfermedad a una edad muy temprana, es probable que ocurran exposiciones relevantes en los primeros años de vida. La población ideal para el estudio de GxE en el asma infantil son las cohortes de nacimiento basadas en la población; las exposiciones ambientales se pueden registrar prospectivamente desde el nacimiento y los fenotipos se pueden definir con precisión. Debido a que tales estudios requieren mucho trabajo y son costosos, tienden a ser relativamente pequeños con cientos en lugar de miles de participantes, y pueden tener poca potencia para el análisis GxE independiente.
Para superar este desafío, cinco asociaciones del Reino Unido crearon el consorcio The Study Team for Early Life Asthma Research (STELAR), consiguiendo reunir datos de más de 15.000 participantes.
MÁS DE 9.000 NIÑOS
Gracias a ello, se ha realizado un estudio con la idea de evaluar la interacción gen-ambiente entre la variante errónea rs2305480 del locus 17q12-q21 y la propiedad de perros y gatos en la infancia en relación con las nuevas bases en las cohortes de STELAR.
Un total de 9.149 niños se utilizaron para realizar las estadísticas, ya que tenían datos disponibles sobre propiedad de mascotas y el genotipo.
El alelo rs2305480 G se asoció con un mayor riesgo de sibilancias persistentes. Asimismo, los autores encontraron evidencia significativa de una interacción GxE entre rs2305480 y la propiedad del perro en sibilancias persistentes. “Entre los dueños de perros, el alelo G ya no se asoció con un mayor riesgo de sibilancias persistentes. Para aquellos sin mascotas, el alelo G se asoció con un mayor riesgo de sibilancias persistentes”, comentan. Entre los dueños de gatos, no se observó tal atenuación del efecto genético.
Ante estos datos, los autores explican que “entre los dueños de perros, rs2305480 G no se asoció con un mayor riesgo de sibilancias persistentes (o asma)”. Por lo tanto, “las exposiciones ambientales en la vida temprana pueden atenuar la probabilidad de asma en aquellos que portan alelos de riesgo”.
PERROS Y CRECIMIENTO EMOCIONAL EN NIÑOS
La tenencia de un animal de compañía, como puede ser el perro, ha sido objeto de multitud de estudios, arrojando distintos tipos de beneficios. Aparte de la aparente protección contra el desarrollo del asma, otro estudio realizado por el Departamento de Psicología de Universidad Rovira i Virgili, en Tarragona, demostraba que convivir con perros mejora el crecimiento emocional de los niños.
Los datos se obtuvieron de un grupo de 120 niñas y niños de escuelas públicas y concertadas, de la demarcación de Tarragona con diversidad de niveles socioeconómicos. Se excluyeron quienes sólo tenían contacto ocasional con perros o que asistían a terapias con animales, para no sesgar la muestra. Los niños respondieron oralmente a unos cuestionarios que evaluaba diferentes aspectos como la interacción con los adultos, la expresión de los sentimientos, el afecto, la imagen propia, la interacción entre iguales, la cooperación y el papel social. Se realizó un análisis de los diferentes ítems para identificar las diferencias en el desarrollo socioemocional de las niñas y los niños en función del género y de su contacto con los perros.
El estudio se llevó a cabo con dos grupos de niños, los que tenían un perro en el núcleo familiar, es decir, convivían con él siempre en casa, y un segundo grupo que no tenía contacto con perros, lo que excluye posibles contactos con estos animales sea en casa los abuelos o de algún familiar, así como extraescolares donde haya contacto con animales o terapias con perros.
Así, el estudio concluyó que la presencia de estos animales en edades tempranas ayuda al desarrollo social y emocional de los niños, aunque esto no implica que la no presencia de estos signifique un desarrollo lento o un mal desarrollo. "Es la primera vez que se realiza un estudio psicológico de la relación de los niños con los perros que sigue una metodología reproducible y científica. Otras investigaciones en este mismo ámbito son de los años 80 y 90 y en ellos se detectaron problemas de metodología", apuntaban los investigadores.