El virus Zika (ZIKV), un virus de ARN transmitido por mosquitos, se identificó por primera vez en 1947. La primera infección humana documentada se descubrió en 1954 y se asoció con infecciones en su mayoría leves y asintomáticas. Sin embargo, la epidemia internacional más reciente en 2015-2018 reveló evidencia de asociación de la infección por ZIKV con las patologías congénitas del neurodesarrollo actualmente denominadas síndrome congénito de ZIKV.
Aunque la consecuencia negativa más obvia del virus del Zika es la microcefalia en los bebés nacidos de madres infectadas por primera vez durante el embarazo, con frecuencia se presentan otros defectos neurológicos, todos los cuales tienen consecuencias graves para la salud y el bienestar.
La microcefalia es el resultado de la pérdida de células progenitoras neuronales en el momento en que se desarrolla el cerebro fetal, lo que conduce a menos neuronas en el cerebro del recién nacido y del adulto. La mayoría de los casos de microcefalia son esporádicos y tienen causas desconocidas, pero los defectos genéticos son la causa de microcefalia identificada con mayor frecuencia. Un subconjunto de estos defectos genéticos se encuentra en una enzima reparadora del ADN, PNKP. Esto no es sorprendente, ya que el daño en el ADN en sí mismo da como resultado patologías neuronales y las mutaciones en PNKP afectan la capacidad de reparar el daño en el ADN.
En este aspecto, un grupo de investigadores han demostrado que la infección por el virus Zika de las células progenitoras neuronales induce daño en el ADN y el agotamiento funcional de la PNKP nuclear, lo que impide la reparación del daño.
Además, también estimula a las células progenitoras neuronales para que se dividan incluso en presencia de daños en el ADN no reparados. El resultado del estudio es que los progenitores neuronales que intentan dividirse terminan sufriendo una catástrofe mitótica, un intento fallido de dividirse finalmente letal. Por lo tanto, el artículo presenta un modelo unificador para describir los mecanismos tras la microcefalia inducidos por el virus Zika, las mutaciones de PNKP o el daño en el ADN, lo que sugiere la posibilidad de un enfoque común para manejarlos centrándose en el evento final común, el daño en el ADN no reparado.