Responsable de alrededor de cinco millones de casos de enfermedad grave y de 290.000 a 650.000 muertes humanas por año, la gripe estacional continúa siendo una de las principales preocupaciones en materia de salud pública. Hace ya 80 años, la investigación médica puso a disposición de la población una medida eficaz para combatir la gripe: una vacuna anual y en la actualidad la vacunación sigue siendo una de principales recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya que ayuda a mitigar la propagación de la enfermedad y a alcanzar la inmunidad de la población.
Dos veces al año, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y sus socios contribuyen a la vigilancia de los virus de la influenza en los animales, incluidos aquellos con potencial pandémico para los seres humanos, recogiendo y analizando datos sobre estos virus, como los de la influenza aviar. "Desde la OIE ayudamos a garantizar que, en caso de que estos virus con potencial zoonótico den el salto de los animales al hombre y provoquen una pandemia, se elabore rápidamente una vacuna adecuada, con la mejor protección posible".
Una vacunación eficaz "requiere que se lleve a cabo una vigilancia importante en el hombre y en los animales y que se vigilen los virus animales con potencial zoonótico que, posiblemente, no coincidan con las cepas utilizadas en las vacunas antigripales actuales", señala la OIE. Cuando se detectan dichos virus, es fundamental tenerlos en cuenta a la hora de elaborar vacunas prepandémicas. En este sentido, la OMS difunde recomendaciones cada dos años sobre la composición actualizada de las vacunas antigripales, teniendo en cuenta los conocimientos de la OIE sobre la circulación de los virus de la influenza en los animales.
Las influenzas animales, como la influenza aviar, comparten similitudes genéticas con los virus de la gripe humana. Debido a su potencial de evolución genética y a su capacidad de transmisión a los seres humanos, los virus de la influenza aviar se consideran un problema de salud pública. La influenza aviar, comúnmente conocida como gripe de las aves, y la gripe humana están vinculadas dentro de un sistema complejo. Su constante evolución exige una importante vigilancia a efectos de reunir los datos necesarios para desarrollar las vacunas. La OIE, que establece normas internacionales de vigilancia, trabaja con socios internacionales como la OMS y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), así como con sus Laboratorios de Referencia, con el objetivo de reunir información científica sobre los virus de la influenza animal. Además, la OIE insta a los países a notificar los brotes de influenza aviar y a compartir sus datos a través de su Sistema Mundial de Información Zoosanitaria (WAHIS).
EL PAPEL DE LOS VETERINARIOS
En el proceso de desarrollo de las vacunas para los seres humanos, los conocimientos veterinarios son fundamentales. Como parte de su mandato inicial, la OIE garantiza la difusión de la información científica sobre sanidad animal. Estos datos se recopilan a través de la plataforma WAHIS y se complementan con datos genéticos y antigénicos transmitidos por los laboratorios de referencia de la OIE y los laboratorios nacionales de sanidad animal de todo el mundo. Esta contribución internacional permite que la OMS utilice esta información crucial del sector de la sanidad animal para determinar y actualizar sus recomendaciones sobre las vacunas humanas contra los virus de la gripe.
Sin embargo, "la labor de los veterinarios no termina aquí". Todos los años, la Red OFFLU, a través del Sistema Mundial de Vigilancia y Respuesta a la Gripe (GISRS) de la OMS (encargados de recomendar las cepas a utilizar en las vacunas contra la gripe humana), brinda datos moleculares y epidemiológicos que representan la base de la selección de la composición de la próxima vacuna para seres humanos capaz de prevenir una pandemia.
“La influenza aviar es el claro ejemplo de una enfermedad que puede afectar tanto a los humanos como a los animales. Considerar un enfoque conjunto de la epidemiología y las características de los virus que circulan en animales y seres humanos y analizar la influencia del entorno sobre los patrones de transmisión, es clave para abordar la enfermedad de forma eficiente y constituye la base del enfoque ‘One health” afirma Dra. Lina Awada, epidemióloga veterinaria de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE).