La obesidad y las complicaciones asociadas, como el síndrome metabólico, son un problema creciente en caballos. Esta patología equina incluye obesidad, resistencia a la insulina, hipertensión arterial, alteraciones reproductivas en yeguas y un aumento en los marcadores inflamatorios, así como laminitis, inflamación de las láminas de los cascos del caballo que produce dolor y cojera. Por ello, es necesario establecer una técnica diagnóstica para determinar el síndrome metabólico en caballos, ya que en la actualidad las pruebas de diagnóstico disponibles no son ni fáciles de realizar ni los resultados sencillos de interpretar.
Desde el grupo de investigación Medicina y Cirugía Animal de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Extremadura (UEx) se está estudiando los distintos parámetros que hay que tener en cuenta a la hora de establecer una técnica para precisar el síndrome metabólico equino.
María Martín, investigadora de este estudio que lidera Beatriz Fuentes de la UEx, residente del European College of Equine Internal Medicine (ECEIM), explica que “uno de los parámetros de los que se dispone de muy poca información es la resistina, aunque se ha demostrado que participa en el control de la glucosa en sangre o en procesos inflamatorios como la sepsis o la artritis reumatoide en otras especies. Consideramos que es necesario cuantificar las concentraciones de resistina en plasma para evaluar la utilidad de esta proteína como valor diagnóstico en el síndrome metabólico equino”.
Los resultados del estudio evidencian que “desde un punto de vista diagnóstico, la resistina puede ser un parámetro a tener en cuenta en la determinación de enfermedades inflamatorias equinas, pero tiene poco valor para el diagnóstico de desregulación de la insulina”, afirma la profesora de la UEx. De hecho, a la vista de los resultados, no se ha observado correlación entre la resistina y la insulina, y que “el aumento de resistina en caballos con desregulación severa de insulina puede estar relacionado con los cambios inflamatorios asociados con el síndrome metabólico”, señala María Martín.
Los investigadores han estudiado tres categorías de equinos: sanos, caballos con condiciones inflamatorias y caballos con síndrome metabólico. Dado que el síndrome metabólico también se asocia con algún grado de inflamación, este último grupo se dividió en dos subcategorías: moderado y desregulación severa de la insulina.
Tras realizar un test de absorción oral de glucosa a caballos sanos y a caballos con síndrome metabólico y un análisis de sangre a los caballos con condiciones inflamatorias, se ha podido comprobar como las concentraciones de resistina en plasma se elevaron sustancialmente en caballos con afecciones inflamatorias.
Por ello, la investigadora considera que, “la resistina puede ser útil para explorar más a fondo la conexión entre los trastornos vasculares y la laminitis. En este sentido, sería particularmente útil para determinar si el aumento de los valores de resistina en un caballo con síndrome metabólico puede tener algún valor predictivo para detectar el riesgo de laminitis”.