La esterilización animal es una práctica sanitaria adecuada para evitar la cría sin control, que puede derivar en un aumento del abandono de animales, pero siempre después de que se haya hecho una valoración cuidadosa del riesgo/beneficio que comporta por parte del veterinario.
“Se ha demostrado estadísticamente que la esterilización aumenta la longevidad, de forma que los animales esterilizados viven más tiempo respecto al conjunto de aquellos que no han sido esterilizados. Aun así, es conveniente analizar caso por caso, dado que, para algunos animales, la esterilización es beneficiosa, e imprescindible en muchos casos, pero, para otros, puede ser contraproducente, sobre todo si tiene que ser quirúrgica y, por lo tanto, irreversible”, expone Manel Oms, presidente del Comité Asesor para la Clínica de Animales de Compañía del Colegio de Veterinarios de Barcelona.
Los datos mundiales de la tasa de esterilización en pequeños animales son muy variados. Existen países como el Reino Unido en los que, por ejemplo, las tasas de castración de perros machos pueden llegar al 70%. En estos países, la castración es recomendada por los profesionales veterinarios como una práctica de rutina, y se basa en la opinión bien establecida de que la castración es un aspecto fundamental de la tenencia responsable de mascotas.
Sin embargo, en los países del norte de Europa las tasas de castración de perros y gatos son muy bajas. Por ejemplo, en Alemania la castración de perros y gatos está prohibida, salvo algunas excepciones como indicación médica, controlar la reproducción incontrolada en la especie felina u otra razón que sea justificada por el veterinario. No obstante, en ningún país de Europa del norte existe un problema por exceso de perros abandonados.
Los datos relativos a la esterilización en España de 2019, se sitúan en torno al 40% para perros y del 74% para gatos. Y en el caso de las hembras fue del 49% para la especie canina y del 74% para la especie felina. En España, la castración de perros y gatos se considera como una cirugía de rutina dentro de la clínica veterinaria.
NOVEDADES MÉDICAS SOBRE ESTERILIZACIÓN CANINA
La decisión de castrar quirúrgicamente a un perro o a un gato debe tener en cuenta diversos factores éticos, etológicos y de salud, y debe ser específica para cada paciente. Y es responsabilidad del profesional veterinario estudiar cada caso concreto antes de recomendar de forma sistemática este procedimiento quirúrgico irreversible. Valorar la edad del animal, la existencia de posibles patologías, así como la evaluación del riesgo anestésico, son algunos de los factores a tener en cuenta para llevar a cabo la intervención.
Dentro de los animales de compañía, los que más se castran son los perros y los gatos machos. Para el gato no existe en el mercado ningún método alternativo, pero en el caso del perro macho, el veterinario cuenta con una eficaz herramienta no invasiva. Con el fin de ofrecer una solución alternativa que preserve la integridad física del animal, y a su vez pueda servir como test de los efectos que la opción quirúrgica puede provocar en el paciente canino, Virbac, primera compañía independiente dedicada exclusivamente a la salud animal a nivel mundial, ha desarrollado la esterilización médica reversible mediante un pequeño implante que contiene de acetato de deslorelina, de tamaño parecido a un microchip y que se coloca bajo la piel.
Cuando se aplica el implante, la deslorelina actúa sobre la hipófisis bloqueando toda la cascada de hormonas sexuales y reduciendo progresivamente la concentración de testosterona en el caso del macho. Esto significa que el perro se vuelve estéril (ausencia de espermatozoides en el eyaculado), y además disminuye notablemente su líbido. La actividad del implante se prolonga durante un mínimo de 6 meses.
Esta práctica es una opción ideal para aquellos perros en los que, por motivos médicos, no pueda llevarse a cabo la intervención quirúrgica. Así como para aquellos propietarios que quieren llevar a cabo una esterilización temporal, transitoria y reversible sobre sus animales. También es una alternativa muy interesante para testar ciertos problemas de conducta que pueden empeorar después de la castración, como es el caso de ciertas formas de agresividad.
Por su parte, existen muy pocos efectos adversos asociados al uso del implante. Puede ocurrir reacción local, con posible hinchazón moderada en el punto de colocación del implante en las dos semanas posteriores a su colocación. Además, en perros a los que se le ha administrado el implante de manera repetida, se puede observar una ganancia de peso parecida a la que conlleva la castración quirúrgica. En consecuencia, la alimentación de los animales debe modificarse.