La colegiación es un mecanismo “para procurar que la profesión veterinaria se realice bajo unos parámetros acordes al interés público que supone el ejercicio de nuestra profesión”, señala Ignacio Oroquieta, presidente del Colegio de Veterinarios de Sevilla, en declaraciones a Diario Veterinario.
Estos parámetros son los que hacen a los veterinarios “más fuertes y nos dota de mejores mecanismos para combatir los casos de intrusismo que, en una profesión sanitaria, se trata de un problema grave en el que todos los agentes debemos prestar colaboración, desde el ciudadano de a pie hasta los poderes públicos”, señala Oroquieta.
Además, el presidente del Colegio de Sevilla hace hincapié en que “la colegiación es un deber legal, y lo es, porque las funciones que desarrolla un veterinario inciden en la salud y la seguridad de nuestra sociedad, con la que todo veterinario, como profesión sanitaria que supone, tiene un compromiso adquirido”.
Por su parte, Antonio Arenas, presidente del Colegio de Veterinarios de Córdoba, destaca que “el hecho de que cada colectivo esté más o menos estructurado y unido en base a distintos aspectos, le ofrece en este caso a los profesionales de la veterinaria protección con el seguro de responsabilidad civil”. El presidente también resalta los beneficios de estar colegiados para que no exista “competencia desleal”.
Por último, otra de las ventajas que se añaden a la lista de las que ofrece la colegiación, tiene que ver con un punto de vista relacionado con el asociacionismo profesional, pues “la colegiación es fundamental, ya que el veterinario formará parte de un grupo que tiene las mismas necesidades e inquietudes que él”.
CASOS DE INTRUSISMO
Por desgracia, la profesión veterinaria sufre casos de intrusismo más a menudo de lo que deberían.
Algunos de los casos más sonados en los últimos tiempos han sido el hombre que fue sorprendido "in fraganti" en la sala quirúrgica de un consultorio veterinario de Badajoz cuando procedía al corte de orejas y rabo de un perro de raza american bully. En esta ocasión, el Colegio de Veterinarios de Badajoz se personó como acusación particular.
Por otra parte, también sonado fue la condena de un naturópata que tenía abierto un establecimiento sanitario en Las Palmas de Gran Canaria, donde ejercía con ánimo de lucro y sin poseer la titulación necesaria para actividades reservadas a los veterinarios.
En la sentencia, dictada por el Juzgado de lo Penal número 2 de Las Palmas, se declaró probado que esta persona ejerció como veterinario sin título “colocando chips, inyectando vacunas, y realizando intervenciones quirúrgicas propias de un veterinario, a animales como perros y gatos”, según las informaciones del propio Colegio.